¡Viva la devolución! es una respuesta visceral a los tiempos que corren. El segundo disco solista de Benito Cerati es una obra catártica nacida del hartazgo frente a todos los aspectos de la modernidad que nos perjudican como sociedad. En estas siete canciones, el artista argentino reflexiona sobre el individualismo, los “malos tratos disfrazados de empoderamiento” y la necesidad de volver a lo esencial.
Benito no deja nada al azar. Desde el título del disco, hasta la agresiva y minuciosa producción musical de cada canción -uniendo influencias del trip hop, el drum & bass, la música clásica y la electrónica industrial-, todo en su obra responde a una visión clara.
“El título me vino así, de repente. Un día estábamos escuchando el orden final de los temas y me apareció la idea”, cuenta Cerati en conversación con Indie Hoy. La frase encierra una sátira sobre la revolución tecnológica y sus consecuencias. “Lo que Internet nos prometía en los 2000 hoy juega en nuestra contra. Se usa como herramienta política para moldear opiniones, dividir y generar conflictos, cuando en un momento parecía que iba a unir a la humanidad“.
Con su característico ingenio, Benito sentencia el concepto del disco en una sola frase: “Che, esta revolución ya pasó, quiero devolverla”. Sin embargo, no es una incitación al rechazo absoluto de la tecnología, sino una invitación a la reflexión. “No es un disco que diga ‘Váyanse a vivir al Amazonas’. Yo también soy un bicho de ciudad, uso el teléfono todo el día. Solo quería que fuese un recordatorio de que hay cosas que debemos limitar y controlar, porque es un mal moderno con el que todavía no sabemos lidiar del todo”.
Según adelanta su autor, ¡Viva la devolución! es solo la primera entrega de una trilogía en la que cada parte abordará un mal moderno distinto. “En este caso, es sobre la tecnología y las redes. La segunda parte va a tratar sobre el hedonismo, el escapismo y la falta de profundidad en las relaciones. Y la tercera… bueno, no quiero spoilear demasiado, pero ya está casi lista”.
Entre los singles del álbum, la aparición de Blair en “La paz de los cementerios” destaca con su magnetismo y su videoclip de estética ciberpunk. “Dentro del pop, siento que ella tiene una garra y una actitud rockera -cuenta Benito sobre la colaboración con la joven cantautora-. Quería que el tema fuera popero, pero con una carga punk, sucia. Y ella tenía el potencial para llevarlo a ese lugar. Su música suele ser más cuidada, así que me interesaba llevarla a un registro diferente“.
El álbum también encuentra a Benito uniendo fuerzas con Gurise -a quien conoce desde la adolescencia-, China Roldán -quien también es tecladista en su banda-, y la dupla Plastilina. Cada pieza del disco encaja en una narrativa mayor, aunque sin rigidizarse en un concepto cerrado. “No quería hacer un disco conceptual, pero sí tener una línea -aclara el músico-. Hablo de una advertencia sobre el mundo de hoy, pero también quiero que funcione como un disco de canciones, que puedas escucharlas por separado y que se sostengan”.
En su reflexión sobre la música y las relaciones humanas, Benito revela su mayor motivación en la creación del disco: “Lo que sí quería conceptualizar es esa cuestión de volver a los afectos, de hablar de las cosas importantes, de los abrazos, de la compañía y de tener en cuenta al otro”, cuenta. En una época de sobrecarga de información, siente que “nos volvemos muy individuales, muy narcisistas, muy egocéntricos”, perdiendo nuestras conexión genuina con los demás. En ese contexto, apunta que hay que “volver a las cosas importantes, a mirar a los ojos”.
¡Viva la devolución! busca transmitir esa urgencia por recuperar lo humano, lo cercano, lo real. “Las canciones en sí son orgánicas en ese sentido. Hay mucho del amor, de la compañía y del estar ahí a pesar de,” explica Benito. Muchas de las composiciones le sirvieron a él mismo como parte de un diálogo interno: “A veces me sirve hablarme a mí mismo desde este lugar”.

Sin embargo, no todo en el disco es un llamado a la calma. Benito también da lugar a temas que, aunque cargados de advertencias, no dejan de ser parte de una misma reflexión. “La paz de los cementerios”, por ejemplo, es mucho más que una simple frase. “Es como: cuidado, no te hagas el canchero que te vas a estrellar contra la pared”, advierte. Esta frase, que le quedó grabada de una conversación escuchada en la era del macrismo, lo hizo pensar en “una paz que al final uno no quiere en realidad, la paz que vamos a vivir cuando ya no estemos vivos”.
Más allá de las temáticas que inspiraron el disco, Benito también estableció un enfoque sonoro preciso de menos es más. La decisión de limitar los recursos fue clave para encontrar una identidad clara. “Mientras más te limites, más hacés trabajar el cerebro y también la emocionalidad -asegura-. Es como decir: ‘¿Cómo cuento esto que quiero contar con estas dos o tres cosas que tengo?’”.
Como una respuesta a la sobreabundancia de opciones y distracciones que encontraba en el mundo de la música, su objetivo fue “desactivar un montón de datas” y “24 mil plugins que hacen lo mismo 50 veces”. En lugar de seguir con esa excesiva variedad de herramientas, optó por un enfoque más minimalista: “Me voy a quedar con dos cosas y con esto voy a hacer el disco”. De este modo, el álbum fue creado con un mismo enfoque, usando los mismos elementos para cada tema. “El disco está todo hecho con el mismo tinte, el mismo plugin, el mismo compresor para todos”, comenta, tomando inspiración de otros artistas minimalistas como Mark Hollis de Talk Talk.
El proceso de producción también diferenció a ¡Viva la devolución! del disco anterior, Shasei (2022). “Ahí trabajé con Estanislao López en la producción, aunque igual los temas los llevaba con los demos bastante terminados -recuerda-. Pero algo crucial de ese disco es que todas las canciones son prepandemia, compuestas en 2019 y 2020. Yo tuve una especie de revelación post-pandemia, un cambio zarpado en lo profesional. Antes de eso, era más un fanático de la música haciendo música, sin una pretensión clara. Pero después de la cuarentena, salí con ganas de perfeccionarme, de descubrir que quiero cantar, que quiero romperla. Y eso me cambió hasta la garganta, me amplió el registro”.
El proceso de ¡Viva la devolución! comenzó en 2022, cuando Benito ya se sentía mucho más cómodo y, si bien Shasei había tenido una buena repercusión, él sentía que aún estaba promocionando un trabajo que correspondía a una etapa previa de su carrera. Este nuevo disco, en cambio, refleja el momento en el que se encuentra ahora: son canciones que lo representan hoy y que siente que lo representarán siempre.
Otro hito en ese proceso fue abandonar su proyecto como Zero Kill para comenzar a publicar música con su nombre. “Ese primer disco todavía estaba en otra cabeza, en un momento de transición -dice sobre Shasei-. Esto nuevo es más el asentamiento de ‘este es mi sonido, estas son mis canciones’”. Y si bien la experimentación sigue presente, ahora adoptó un enfoque más definido. “No hay tanta locura, es más directo”, sentencia.
Recordando sus años con Zero Kill, admite que el caos era parte del ADN del proyecto. “Era un desorden total -admite-. También pasaba que yo era más chico, entonces mis pretensiones eran distintas. A veces escucho los discos de Zero Kill y hay cosas que me encantan, pero otras donde entiendo la idea, aunque sé que me costó llegar a donde quería”. Con el tiempo, asumió el control absoluto sobre su música. “Me di cuenta de que nadie entiende mejor lo que quiero comunicar que yo mismo”.
Esa certeza lo llevó a grabar “Fácil de amar” casi en su totalidad en casa. “Solo la batería de Robert y unos teclados de China fueron grabados fuera, pero todo lo demás lo hice yo. Fue un proceso muy distinto, con otra mentalidad, con ganas de limpiar, de ordenar, de entender mejor ciertas cuestiones de producción más convencionales, a las que antes les escapaba”. Aunque reconoce su tendencia al perfeccionismo, el resultado lo dejó satisfecho: “Siento que con este disco construí una especie de piedra fundacional para mis próximos trabajos”.
El tiempo y la experiencia le permitieron a Benito mirar hacia su pasado con una mezcla de autocrítica y orgullo. “A veces escucho cosas del pasado y me pregunto: ‘¿Cómo se me ocurrió esto?’. En el buen sentido, eh. Había ideas muy locas y no recuerdo exactamente qué estaba pensando en ese momento”. Pero con ¡Viva la devolución!, Benito Cerati parece haber encontrado su camino: una síntesis entre su pasado experimental y un presente en el que la claridad y la identidad artística se afirman con fuerza.
Esta firmeza aparece incluso en la mezcla del disco, en donde el bajo es el protagonista de la sonoridad. “Todos los temas tienen dos bajos -cuenta-. Hay un bajo eléctrico y otro tocado, y esa fue una decisión intencional. Quería que el sonido fuera pesado, denso“. La densidad es, para Benito, una característica fundamental, pero no una carga sombría. “Si mirás los videos, hay mucho de comedia. Me divertí mucho haciéndolo, no fue un proceso oscuro ni depresivo. Al contrario, sentí que estaba creando algo realmente importante para mí y lo disfruté muchísimo“.
La idea de una trilogía aparece en la conversación como una clave para entender la evolución de Benito Cerati. A pesar de que Shasei pertenece a una etapa anterior de su vida artística, el artista lo ve como el germen de lo que aparecería más adelante: “Hay semillas de lo que vendría después, pero siento que este disco es el verdadero inicio de algo nuevo”. Para él, ¡Viva la devolución! es más terrenal, más “grounded”, una propuesta más cercana a lo que siente ahora y a lo que desea representar en el futuro.
En cuanto a su propio rol dentro del proyecto, Benito revela una perspectiva más introspectiva sobre su camino: “Cada vez me interesa más esa idea de estar más atrás, detrás de la cortina“. Imagina su futuro más parecido al de Gorillaz, donde Damon Albarn sigue siendo parte fundamental en la producción y composición, pero no necesariamente el centro de atención. “También quiero empezar a producir para otros artistas, expandir mi foco más allá de mi propia música”, cuenta.
A comienzos de este año, Benito estrenó el Lado Be del disco compuesto por nueve remixes, del cual encuentra una satisfacción particular al referirse al proceso de transformación de sus canciones por parte de otros. La elección de los artistas que lo acompañaron en ese proceso fue clave, como el caso de Lupe, quien hizo una remezcla con “un nivel de musicalidad y neurosis que me fascina”. Para Benito, esa expansión sonora fue un elemento esencial: “Desde el principio quise que este disco tuviera un ‘bonus’, y cada uno fue trabajado en profundidad”.
La electrónica siempre fue una fuente de inspiración para él. “Voy seguido a escuchar DJ sets, me inspira un montón -cuenta-. Siempre salgo de esas fiestas pensando: ‘¿Por qué no hago temas así?'”. De ahí surgió, “Quiero tengo”, un tema que busca algo más bailable. “Creo que lo logré, pero me faltaba esa sensualidad que tiene el house. Por eso pensé: ‘Bueno, conozco gente que sí sabe hacer esto, que lo hagan con mis temas'”. Y el resultado le dejó más que satisfecho: “Ahora tengo esos remixes en mi catálogo y estoy muy feliz con cómo quedaron“.
Actualmente, Benito se prepara para la presentación de ¡Viva la devolución! en el escenario de Maquinal este viernes 14 de marzo. “No quiero spoilear mucho, pero no va a ser un show típico”, adelanta, dejando claro que más allá de sus influencias electrónicas, es un artista que valora la energía de la banda en directo: “A mí me gusta que primero sea un show de banda, no soy tan de show pop. Me encanta verlo, pero no soy tan de eso”.
“Está bueno que siempre sea dinámico y que esté dividido en partes -agrega-. Estos temas nuevos me habilitan un montón de divisiones en las que pasen cosas distintas. Hay un momento en que soltamos los instrumentos y pasamos a hacer otra cosa. Además, la banda está increíble, toca sola, yo podría tranquilamente no estar”. Con una propuesta visual que incluye luces, pantallas y elementos de escenografía, anticipó que el espectáculo mantendrá su intensidad constante: “Nunca va a bajar”.
Benito Cerati se presenta el viernes 14 de marzo a las 20 h en Espacio Cultural Maquinal (Anchorena 364, CABA). Entradas disponibles a través de la web de Maquinal con un 30% de descuentos para socios de la Comunidad Indie Hoy.
Escuchá ¡Viva la devolución! en plataformas (Spotify, Tidal, Apple Music).