Con el poder de hacer estribillos de cancha y melodías lacrimógenas, Bestia Bebé rugió bien fuerte en Vamos a destruir, su quinto trabajo discográfico publicado en diciembre pasado. Tras presentarlo hace semanas en el Teatro Vorterix con un show explosivo en el que repasaron gran parte de su carrera, la banda de Boedo se perfila a lo alto de la escena del sello Laptra.
Bajo un título que funciona como declaración de principios y un llamado a la acción, Vamos a destruir nos muestra a una banda sedienta de renovar su espíritu con la rebeldía y solemnidad de hacer simplemente lo que les gusta. No temen mirar hacia atrás, revisando sus raíces y recordando momentos que marcaron su camino en un vaivén incesante de nostalgia y salvajismo.
Sin embargo, Bestia Bebé está lejos de quedarse en el pasado y se lanzan a explorar nuevos territorios más crudos y agresivos. Stoner rock, psicodelia pop y hasta guiños metaleros se mezclan en un cóctel explosivo que te hará sacudir la cabeza con ojos vidriosos.
Elegido como uno de los discos del año por Indie Hoy, Vamos a destruir demuestra que la banda no tiene miedo de experimentar y que está dispuesta a todo para seguir rockeando con intensidad. Canciones como “El verano” son un claro ejemplo de esta transformación, donde las guitarras se tonifican y la batería se vuelve una furia, sin perder en ningún momento la identidad; mientras que en “El humo negro”, parecen volver a los años del kraut y spacerock de Go-Neko!, el proyecto que compartieron algunos de sus integrantes.
“No voy a olvidar que yo toqué el cielo en Montevideo, al fin fui feliz”, canta Tom Quintans, inmortalizando un instante de felicidad compartida en la lluvia uruguaya. A su vez, en “El rock and roll pasó de moda“, construye una ironía filosa alrededor del (mal)dicho titular. En “Cangrejal” pinta un retrato nocturno que te hace sentir el frío del agua del mar. Vamos a destruir es un álbum repleto de postales donde la amistad y la soledad se entrelazan bajo la sombra de un mundo imperfecto.
Sobre las ideas sentimentales y musicales que condensaron en el álbum, el guitarrista y cantante habló con Indie Hoy.
En Bestia Bebé siempre hubo destellos de influencia metalera, pero nunca tan marcados como en Vamos a destruir. ¿Qué los llevó a enfatizar más en este estilo?
La idea en sí de meter cosas medio heavy siempre estuvo ahí en el tintero, pero bueno, nunca se dio. Sentíamos que siempre quedaba medio descolgado, no me convencía ir para ese lado. Pero en este disco, cuando estaba haciendo la canción de “El verano”, el punteo ese final sonaba medio punk californiano, y a mí me gustaba más que fuese tipo thrash metal. Es como el mismo ritmo, pero en vez de las guitarras abiertas, son machaques. Mi idea fue buscarlo por ahí, y el tema quedó onda medio heavy, pero no tenía toda la parte del final que sumamos después. Queríamos hacerle un final así como “One” de Metallica con todos esos punteos, estilo Iron Maiden también, pero con acordes mayores, que por ahí en el metal no es tan común. Entonces es una especie de metal medio raro, medio alternativo, medio indie, medio alegre… metal alegre.
Además de metal, hay una buena dosis de spacerock y kraut, géneros que ya tenías aceitado desde tus inicios…
El metal y el spacerock son géneros que a mí me gustan y que me formaron en dos etapas. El metal apareció en una primera etapa cuando era más chico, cuando empezaba la secundaria. Un segundo cambio fue cuando empecé a tocar en Go-Neko! a los 18 años. Yo no conocía el spacerock y el kraut, tampoco conocía el indie, y gracias a eso conocí todo lo demás. Y cuando arrancó Bestia Bebé, intentaba buscarle un sonido propio a la banda y no incursionar tanto en eso que ya lo había hecho con Go-Neko!. Así que estaba la influencia, pero nunca a full. Y en este disco tenía estos temas que eran un poco más de ese palo así que me animé a ir más a fondo, sin miedo. Entonces quedaron así, más space rock, pero también tratando de que sea como a lo Bestia Bebé.
¿De qué tipo de reflexiones surgió “El rock and roll pasó de moda”?
La canción surge un poco de una ironía, una burla principalmente a la moda, no a burlarse de la gente que se guía por la moda. El personaje que canta la canción es un idiota, alguien que se cree que pasó de moda y que lo que a él le gusta tiene que cambiar, no sabe qué hacer con eso. Entonces es una burla a eso, no a la gente que sigue las modas, sino a la moda en general. Y bueno, también está la discusión también de si el rock murió o no murió, que también me parece una boludez. Hay algo de realidad en que el rock and roll pasó de moda, eso es verdad para mí, pero no significa algo malo, es bueno por esto mismo. Pero bueno, hay gente que sí se cree que estamos diciendo que el rock murió o cosas así, no entendieron bien el mensaje.
Sabemos que hay un gran recorrido juntos, pero ¿por qué optaron por la participación de Lucas Jaubet de Hojas por el Barrio en ese tema?
Primero que nada, Lucas es un amigo de hace muchos años. Y segundo, cuando estábamos grabando la batería del tema, yo estaba con la voz medio hecha mierda. Tenía que grabar las voces de referencia y en una jodiendo lo hice imitando como canta Lucas, que canta un poco más roto cuando va agudo y queda re piola. Quizás era un desastre, pero pensé que iba a quedar buenísimo si lo cantaba él real. Así que le dije que quería que cantara, se re copó, vino, la grabamos, comimos unas milanesas y salió. La agarró de una y era la onda de él, le queda perfecto a su voz.
En cuanto a las letras, ¿sentís que hay un concepto que las une o son universos individuales?
Yo creo que no hice ningún disco pensando con una premisa o un concepto desde antes de empezar a componer. Yo hago canciones, van saliendo y después todas esas canciones juntas forman un disco. Y a veces, por pura suerte, se genera como una especie de concepto. Por ahí por el momento de mi vida, por ahí por las cosas que me están pasando. Los discos son eso, como varias fotos de eso. Yo escribo sobre mi entorno y las cosas que me pasan, entonces por ahí los discos van contando un poco de eso. No hay una idea, no hay nada.
Más allá del título, la canción “Vamos a destruir” tiene un mensaje esperanzador en el fondo, en especial en estos tiempos difíciles. ¿Qué nos podés contar sobre esta canción?
“Vamos a destruir” es hacer lo que nos gusta, sin importar lo que piensen los demás, o por lo menos intentarlo. Eso es lo más importante. La canción le habla a otra persona, habla de acompañar al otro y de bancarlo sin por ahí pensar lo mismo que el otro, pero bancar las decisiones de los demás y apoyarlo igual. Es una canción muy del futuro, habla de lo que va a venir, por eso tiene ese mensaje esperanzador.
¿Cómo te llevás con la ambivalencia de significados que pueden provocar tus letras en el público?
Está buenísimo que cada uno las interprete como quiera. Por eso tampoco trato de explicar tanto las letras, porque ya pierden esa magia de que cada uno le puede encontrar una interpretación. Hay temas que sí hablan de algo en particular como “El rock and roll pasó de moda”, pero hay canciones más sentimentales o más libres que está bueno que cada uno le ponga el significado que quiera.
Apelando un poco a la nostalgia que tienen tus letras, hace un poco más de diez años publicaron su primer disco homónimo. ¿Cómo recordás los inicios de la escena Laptra cuando salió ese álbum?
Fue un momento muy divertido. El inicio de las cosas siempre son momentos de mucha exaltación y mucha emoción. Fue una época muy linda y en la que todo se iba generando, todo era nuevo. Lo recuerdo con mucho cariño, mucha felicidad.
¿Qué pensás de la nueva generación de bandas agrupadas que pasaron al frente después de la pandemia? Hay un gran respeto y agradecimiento de parte de esta escena hacia ustedes, ustedes abrieron muchas puertas para la música independiente.
Me parece genial que salgan bandas nuevas. Eso siempre ayuda, siempre revitaliza la escena. Después hay bandas buena onda y bandas mala onda, en todo sentido, que me gustan o no me gustan. Pero siempre está bueno que haya bandas nuevas. Me parece genial también que haya no solo bandas, porque con la banda sola no hacemos nada, sino que haya lugares para tocar, que haya productores, que haya gente que quiera hacer festivales, que quiera hacer movida, que haya medios. Sin eso, a las bandas se les complica. Está bueno que todo crezca y eso se vio mucho en estos últimos años. Cuando uno empieza tiene todas las pilas, pero bueno, también es difícil mantenerse. Ojalá todos tengan esa energía y esa fuerza para poder mantener esto que están haciendo en el tiempo. A las bandas hay que bancarlas, no hay que olvidarse que lo hacemos porque nos gusta, eso es lo más importante.
En esta idea de abrir caminos, ¿quién sentís que fue una gran inspiración para Bestia Bebé?
En mi caso personal, yo con Chango [Santiago Motorizado] tengo algo muy especial. Con él aprendí un montón de cosas y todo eso también lo fui compartiendo con la banda. Es muy importante eso, porque hay otros que por ahí aprenden algo, saben alguna, algún punto por donde ir y no te lo dicen, se lo guardan para ellos. Y en cambio, Santiago siempre fue muy abierto. Ya sea dándome una mano, un consejo, o lo que sea, siempre, siempre lo tuve de su parte. Él fue una gran ayuda.
Escuchá Vamos a destruir de Bestia Bebé en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).