“Blair es un nombre que tiene actitud -dice la joven artista Julieta Ordorica en conversación con Indie Hoy-. Me gusta pensarlo medio en el mambo de The Blair Witch Project. Vengo de una ciudad chiquita, de esos lugares donde muy probablemente conozcas a todas las personas de tu misma edad, y antes me decían mucho que era la brujita del pueblo. Es chistoso, pero se trata de un sentido estético nomás. Necesitaba marcar la diferencia a partir de un momento y decir: esta es mi nueva cara musical”.
Los primeros pasos de la aventura musical de esta cantautora oriunda de Punta Alta, a kilómetros de Bahía Blanca, se remontan a un territorio que hoy se siente distante y que parece desvanecerse a la luz electrizante de sus más recientes singles, como el remix emo de “Tu ausencia” y “Novios imaginarios“. Sus primeras creaciones estaban entrelazadas con la popularidad que vivía la escena de trap hace unos años, como lo demuestran las canciones “Al final del día“, “Sharigan” y “Rocho“, su colaboración con BB Asul, publicadas entre 2019 y 2020.
Sin embargo, a medida que su reputación crecía en el circuito porteño, Blair optó por un sendero diferente y se sumergió en un sonido que resonaba de forma más genuina con su ser interior. Mostrando una faceta más vulnerable, decidió abrir su corazón para que las lluvias emocionales lo empaparan por completo y reflejar su búsqueda de autenticidad en el pop rock.
“En cuarentena hice ‘Tu ausencia‘ y ‘3 Strikes‘. Al regresar de Buenos Aires a Punta Alta, me compré una placa de sonido y le dije a Matu [Bullz -productor-] que quería algo con más guitarras. No puedo hacer la performance que quiero con temas más rapeados. Por ejemplo, a ‘Deliro‘, Dante [Saulino -productor-] la agarró y reversionó en un metal más o menos”, recuerda la artista veinteañera.
En relación a “Deliro”, esta reversión distorsionada marcó el cierre perfecto de la segunda presentación en vivo de Llorando en la fiesta, su entrañable disco debut publicado en 2022, dejando al descubierto su lado salvaje al arrojarse hacia el público con su remera de Boca y alzando la voz con un enérgico “Me tomo un vino”. En un abrir y cerrar de ojos, Blair pasó de llenar la Sala Humboldt de Niceto Club a agotar el escenario mayor. A lo largo de los cinco meses que separaron sus únicas dos actuaciones del álbum en Buenos Aires, solo una fecha en el festival Saldías interrumpió la secuencia silenciosa. Así, podemos afirmar que el salto meteórico de la artista alcanzó su clímax ante un público de más de mil personas en la sala de Palermo el fin de semana pasado.
Pero vayamos atrás en el tiempo, a ese momento en el que Blair y el productor Dante Saulino forjaron su amistad y vínculo artístico en el invierno de 2021. “Un amigo en común que tenemos me dijo que conocía a alguien que viene del trap y del urbano, y me aseguró que íbamos a andar bien -cuenta Dante sobre su primer acercamiento-. Yo solo había escuchado el tema con BB Asul, creo que nada más. Nos pusimos en contacto por Zoom, y ya en ese momento, internamente dije, ‘ah, listo, vamos a hacer el proyecto’. Había mucho cope”.
Lo que en un principio llamó la atención del productor fue el hecho de que Blair mencionara a Kate Bush como una referente, incluso antes del auge generado por Stranger Things. Era evidente que entre ambos existían muchas referencias musicales compartidas. Nombres como Cocteau Twins, Beach House y Phoebe Bridgers emergieron en el diálogo, sellando así su conexión. “Es muy difícil hacer música con un productor al que le das referencias y no las sabe. Prefiero a alguien que ya las tiene curtidas. Los dos al escuchar lo mismo, o cosas muy similares, nos hace sentir que ya lo tenemos integrado”, cuenta Blair.
El prefacio de la nueva era de Blair se materializó con “Otra noche en los ’70“, una composición que irradia ironía y seducción mientras se entrelaza con un torrente de emociones crudas. Desde su aparición, esta enigmática pieza teñida de lágrimas y sangre tuvo un efecto embriagador en sus seguidores. El primer single de Llorando en la fiesta se convirtió rápidamente en un fenómeno que enloqueció al fandom, marcando un punto de inflexión en la trayectoria de Blair y señalando un comienzo surrealista en esta nueva etapa artística.
“Quería un storytelling, hacer una historia donde pase algo y que no sean frases tipo ‘te odio, te odio, te odio’ -cuenta Blair acerca del hit de su álbum-. Se trató de parar un poco de hablar del amor, y eso que a mí me encanta, pero quería hacer algo distinto. Yo sé que lo de ‘Otra noche en los 70′ en realidad lo saqué de una noticia que decía ‘Ya no hay asesinos como en los 70’. ¡Mirá que buena frase! Y justo era un momento que estaba re enojada con gente en general en la vida. Por eso se me vino a la mente, onda: te voy a matar, pero bien”.
“Y es muy divertido porque le agrega una profundidad al disco. Si bien hay muchos temas que hablan de amor, es de un lado muy intenso que está bueno. El disco ya arranca con un tema que parece de película de horror clase B, kitsch. Plantea una cosa extraña que tenés que imaginártela”, agrega Dante en cuanto al componente literario que propone esta tétrica pero hermosa canción en clave de “Mr. Jones” centennial. El tatuaje de Charly García de Blair en el brazo puede ayudar a sostener este link.
Detrás de un título tan sugestivo como Llorando en la fiesta, se esconde un sentimiento incómodo, doloroso, pero no marchito, que se mantiene firme, sin perder su fuerza. Blair lo explica de manera elocuente, melodramática y divertida: “Llorando en la fiesta es prácticamente la imagen de todos divirtiéndose mucho, mientras que de repente te empezás a sentir mal en un entorno en el que se supone que deberías estar disfrutando. Yo siento que cuando sufrís, es un proceso y tenés que seguir hasta sentir que llega el fin de algo. Así fue cómo lo sentí con lo que puse en las canciones, lo convertí en algo más lindo”.
La catarsis fue el aliento que inspiró el disco. Así encontró la libertad para soltar lo que estaba atado adentro. La música se convirtió en su lenguaje secreto de sanación, un eco compartido que transformó su experiencia personal en una conexión universal, un proceso terapéutico que permitió explorar de manera visceral y sin restricciones. La música le brindó a Blair la oportunidad de enfrentar sus propios demonios y convertirlos en canciones que hacen mover el esqueleto y conmueven hasta la médula.
“Todo el mundo la está pasando bien y yo no, en un contexto donde debería pasarla bien, y eso es algo que resuena con un montón de gente -teoriza Dante sobre los pensamientos que rodean la expresión-. Y subconscientemente pienso que es algo muy característico de este momento. Obviamente Internet hace que trates de mostrar siempre lo mejor. Instagram hace que siempre trates de mostrar que está todo bien. Y la música también. Hay mucha música que se puso muy chata y que todo el tiempo te tiene que recordar que tenés que estar bien. Siento que falta esa capa de profundidad y de angustia que es inevitable. Y ella se anima a ponernos en ese estado. Entonces creo que la gente también prendió tan fuertemente por eso”.
Blair brilla con popularidad en el universo de Twitter, conectando con sus “hermanas” en un intercambio reflexivo. Las ideas fluyen libremente en la red social, creando un vínculo genuino que abarca toda la paleta emocional. Un insólito capítulo se abrió cuando las seguidoras de Blair unieron fuerzas y recolectaron firmas en una campaña para que fuera la telonera de Taylor Swift en el Estadio River Plate. Este movimiento tomó vuelo y alcanzó los grandes programas de radio y televisión a nivel nacional, transformándose en un poderoso clamor que trascendió la plataforma virtual del ex pajarito azul.
“Yo creo que Twitter tiene que ver también mucho con esto -se sincera Blair acerca de su pasión twittera-. Retomando lo que dijo Dante de que uno siempre intenta en Instagram mostrar lo mejor, en Twitter sí vas y escribís: ‘Tuve un día del orto’. Siento que sirve comunicar esas cosas cuando uno está pasando mal. Para que la gente se de cuenta de que esta persona también sufre. Creo que eso es lo que generó un lazo tan fuerte entre la gente que me escucha”.
“Me acuerdo que cuando hicimos las canciones, también buscábamos que sean universales, que vayan al hueso de la emoción -agrega Dante acerca del eje transversal de la música de Blair-. Es otro motivo por el que la gente se agarra tanto al cantarla como si fueran escritos para ellos”. El dúo comenzó a trabajar en esas composiciones cuando eran solo escritos desparramados en distintos diarios íntimos, donde Julieta anotaba sus sueños lyncheanos –a quien le rinde homenaje con un sample de Twin Peaks– como revelaciones poéticas a modo de teen collage.
“Me tocan mi cuaderno y yo entro en pánico -admite Blair-. Por eso, Dante fue alto apoyo musical como también moral. Algo que me jugó a favor fue mi debilidad de siempre pensar que todo lo que hago es una mierda. Yo no tenía fe en mis letras, pensaba que muchas de esas frases eran muy inútiles y él me re ayudó a abrirme en ese sentido. Confío mucho en su criterio. Muchas letras las recortamos pensando en lo que queremos decir más con lo instrumental que con la letra, o alguna otra cuestión tímbrica”. Un ejemplo de esto es el el estribillo elevado que sublima la emotividad de “Mi suerte”, donde la rabia dice mucho más cuando se le adjudica el sonido de palabras rotas.
“‘Mi suerte’ fue el primero que salió. Supe desde el primer momento que la letra iba a pegar -admite Dante-. ‘Cuando me mirás nunca es de frente’ es tremendo lo mucho que se puede sintetizar algo tan fuerte. Porque tiene esa combinación que musicalmente es muy etéreo y muy volador, y la letra es tan resignada que se vuelve devastadora”. A lo que Blair agrega: “Y es muy raro que así sea, en el buen sentido, de que tenga esa vibra onírica, porque justamente salió de un sueño. Tanto la melodía como la letra. Yo siempre sueño canciones, pero nunca en la vida me las acuerdo. De hecho, salió por un audio de Whatsapp”.
Casualmente, el dúo encontró afinidad y tomó como referencia a una serie de artistas que compartieron un enfoque similar: Billie Eilish junto a Finneas O’Connell, Olivia Rodrigo con Dan Nigro y Taylor Swift con Jack Antonoff. “Nos sentimos identificados porque yo siempre digo que él es Finneas, como mi hermano mayor. Yo era literalmente ‘me voy a matar, todo es horrible’, y él está para hacerme bajar un cambio y decirme: ‘amiga, todo va a estar bien’ -cuenta Blair enternecida-. Porque en un punto me empecé a creer que estaba afinando bien, y eso me ayudó. Más allá de lo musical, me ayudó a mi autoestima en general. Ahora capaz que alguien me pide cantar y me animo, en otro momento hubiera preferido que me pisara un auto”.
En Llorando en la fiesta, este caleidoscopio sentimental va desde la tristeza hasta la euforia. Por un lado, tiene gemas luminosas como “Opuesto complementario“, “Rothmans” y “Yo & yo“, que infunden el espíritu alternativo presente en estribillos adictivos. En otras partes, la contraparte angloparlante de “Troya” titulada “Afterlife” añade un matiz enfermizo a la ecuación en el final. Blair revela un alma tanto melancólica como retorcida, y el cierre distópico de Llorando en la fiesta sugiere que esto es tan solo el comienzo. Una pantalla que se distorsiona con ruido de fondo, como lluvia en el silencio.
“Se pone más psicótico a medida que avanza -cuenta Dante-. Temáticamente, no reprime nada de lo que le pasa a uno en la cabeza. No es que vaya a matar a alguien, pero por ahí se le cruzó por la cabeza hacerlo, entonces de alguna manera pasó. Todo el disco tiene una cuestión acerca de la psiquis trastornada en todas sus variables. Más melanco, pero también mucho más agresiva que es inherente de ser humano. Y está bueno tratar de plasmar eso”.
“Es muy loco que es lo que decís vos, y al mismo tiempo si escuchás las letras no son oscuras. Son sensibles, pero canto ‘Escucho tus canciones en el colectivo’. No es que estoy diciendo ‘Voy a descuartizar a tu perro’ -bromea Blair, pero enseguida reflexiona-. La gente se apropió de la rabia del corazón. Y siento que está re bueno, y que va a estar más bueno todavía cuando, en el próximo disco que hagamos, ahí sí sean letras oscuras. Pero eso va a ser la cúspide de la locura, y te aseguro que el Hospital Moyano no va a tener más cupos disponibles”.
Escuchá a Blair en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).