Diego Bertolaja, alma mater, voz y guitarra de Brixton, me llama al celular: está en la puerta. No funciona el timbre y la entrevista fue pautada en el patio del entrevistador. Guido Braini (batería), Malcon Minissale (guitarra, voz y coros) y Guillermo Rivadeneira (bajo) completan la formación actual. Brixton se encuentra en pleno festejo de sus 20 años de existencia, lapso en el cual han editado Aquí y ahora (2006), Los nombres de la furia (2009), el DVD en vivo Experimentando con lo conocido (2012), el EP Feliz en tu día (2014) y el reciente El fuego de la necesidad. La banda abrió los shows de, entre otros, The Lurkers, Buzzcocks y Duncan Reid y compartió escenario con Los Violadores, Bulldog, Los Rusos Hijos de Puta, Valle de Muñecas y un amplio etcétera. Ya instalados en el patio, charlamos con Diego rodeados de plantas y con unas nubes amenazantes como techo.
Cuando el fuego crezca quiero estar allí
El infaltable vino ya ha sido descorchado. El gato –Sánchez, su nombre– nos observa. Brixton, con ciertos condimentos personales, tiene una impronta musical ligada al punk y una lírica –responsabilidad, en gran parte, de Diego, parroquiano de Haedo– de resonancias políticas y de denuncia social: “Hace poco fui a ver la película El camino de Santiago. Fue como dos trompadas de Mike Tyson en su mejor momento. Y Tristán Bauer, el director, estaba en la salida y quería hablarle pero no en calidad de fan ni músico. Le dije: ‘Loco, gracias, esto es necesario, es ahora, pasó hace un año, no pasó como cuando iba al colegio y me hablaban de la dictadura y habían pasado 20 años. El mismo día que lo velan a Santiago lo matan a Rafael Nahuel’. Y entonces el tipo me miró, me pegó una piña en el pecho y me dijo: ‘hay que luchar'”.
Las nubes se tornan rubicundas, el vino cede, Diego analiza la situación actual como una mala experiencia religiosa regional: “Retrocedimos doscientos casilleros. Se ve en Brasil, que es un país más religioso. Lo que está pasando con las iglesias evangelistas acá allá pasaba hace 15 o 20 años. Y acá Vidal ciertas cosas se las sacó a la Iglesia Católica y se las pasó a los evangelistas. Hay videos de Macri y Larreta participando en eventos evangélicos. Tienen toda esa forma de comunicarse… apelan a la fe, a un futuro mejor, a sufrir ahora porque vas a estar mejor, pero ahora todos tenemos que padecer”. Comienzan a caer las primeras gotas, gordas, exuberantes, pero antes de ingresar al interior de la casa, con su copa en la mano Diego concluye: “La historia se reescribe pero hay muchos –Peña, Braun, Bullrich, Pueyrredón, Cantilo, Rodríguez Larreta– que la vienen protagonizando hace 200 años. La alcurnia en este país siguen siendo 200 familias, tal vez se sumaron otros. Como Macri, que vino de Europa pero se casó con una Blanco Villegas. Los grandes cambios de la historia se han conseguido en la calle. Uno ve que en la historia los apellidos se repiten, por eso es importante revisar, dar una relectura”.
Combat rock
Ya estamos a resguardo. Diego –que es organizador, asimismo, del evento Literapunk, junto al escritor Ever Román– se refiere a El fuego de la necesidad: “Es un disco que está –salvo dos o tres temas de los diez– basado en temas nuevos. En los procesos de bandas independientes uno va juntando temas y otros van quedando afuera hasta que puedas editar. Estos se elaboraron entre un disco y el otro. Hay una diversidad compositiva, donde participa más el resto de la banda. Antes estaba más centralizado en lo que podía hacer yo. Con esta formación estamos laburando hace bastante tiempo, entonces eso está bueno porque se abre más el juego de la composición. Y las letras sí, la mayor parte del disco habla de lo que está sucediendo. Estos tipos que nos gobiernan ahora tienen una visión economicista de gerentes de empresa y son gerentes de una gran empresa que es el capitalismo internacional”.
¿Cómo juega la música ahí?
La música juega en el lugar donde es necesario comunicar, es una necesidad. El que se orienta artísticamente tiene la necesidad de contar algo. Y encontrar algo en el rebote. Ver qué le pasa al otro con lo que uno está diciendo”.
Hay algo del legado de Los Violadores, ¿no? Hablo no solo de las letras, de lo musical también…
Me marcó mucho la música que se escuchaba en mi casa. Yo me levantaba y mis viejos estaban escuchando música –Creedence, Beatles, Rolling Stones, mi viejo muy fanático de las cantantes negras: Aretha Franklin, Tina Turner, Nat King Cole– y escuchar The Clash. Cuando pude traducir una letra de The Clash, dije: ah, bueno, es esto, la música sirve también para esto, no es solo el baile del colegio o ir a tomar una cerveza a un bar.
La lluvia es rimbombante, insistente, punk. Acompaño a Diego hacia la salida. La lluvia ha menguado. Regreso. Hay una botella vacía sobre la mesa.
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Brixton toca el viernes 16 de noviembre a las 19h en Uniclub (Guardia Vieja 3360, CABA) junto a Argies, Kraftkub, Zona 84, Traje Desastre, Raise My Kilt y Radical Radio.