Cam Beszkin golpea fuerte. Lo muestra la sexta cuerda de su guitarra, esa que por tocar “como si fuera un bajo” suele quebrar seguido, aunque sea la más gruesa. Lo indican los listados que desde hace algunos años la incluyen entre las nuevas artistas del rock o las jóvenes cantautoras independientes. Lo afirma gente que sabe de la escena como Alfredo Rosso, quien de su último álbum Enamorar o morir dijo que era “una joya”. Lo sabe ella misma: “Soy muy capricorniana y voy a todo o nada”, confiesa.
De una negritud bien negra, como la piel que le canta a ese negrito que no duerme, como el vértigo de una caída inesperada, así es la tiniebla que ciñe la blonda melena de Beszkin ilustrando su nuevo EP: Alien Vol. 1. ¿Qué luces, qué oscuridades encierra? Vale la pena entrar en la profundidad cruda de sus seis temas -dos canciones propias y cuatro versiones de Blondie, Patti Smith o Don Cornelio y La Zona- para sorprenderse con la respuesta. Producido por Sergio Álvarez (Panza), Alien Vol. 1 ya está disponible tanto en plataformas de streaming como en formato audiovisual: cada tema cuenta con un video filmado en estudio siguiendo la línea de los dos adelantos, su versión de “Duerme negrito” y el corte “Adiós”.
Para trazar una hoja de ruta entre el camino recorrido y esta nueva posta, inmersa en el despertar de una conciencia feminista que sacude el rock como a la vida misma, la cita con Cam en una tranquila tarde palermitana se vuelve un golpe de calma antes de la tormenta.
¿Cómo te encuentra este momento en vísperas del show presentación de tu EP, después de un parate obligado que describiste como trágico?
Con alegría por reencontrarme con mis cosas. Tuve un parate, no grande en cuanto a tiempo pero sí profundo. Falleció mi viejo un mes antes de la presentación que tenía prevista para el 19 de mayo y fue muy inesperado, me dio vuelta el mundo. Por suerte me está ayudando una chica que es productora, Clara Siancha, que me consiguió otra fecha en La Tangente y eso me hizo bien, me ayudó a retomar mi vida. Así que contenta, volví a ensayar con Arnold (Arnaldo Taurel, baterista) y estamos pasando la lista de invitados. A la vez estoy un poquito más… voy a tirar una palabra que es cualquiera: más “zen”, más relajada. Bajé al quinto infierno, ahora subí y te pone en otro lugar eso. Un lugar de más madurez si se quiere, con ganas de hacerlo seriamente y de disfrutar seriamente el proceso.
Hablando de vibrar otras frecuencias y respecto al material que estas presentando, con cuatro covers y dos temas propios, ¿cómo resultó para vos la experiencia de versionar?
Fue una búsqueda adrede, porque no es algo que yo hiciese mucho. Salvo mi primer álbum del 2008, Andaba Cruda, en mis discos nunca más hubo versiones. Fui tocando en vivo y sentí esa sensación de cuando estás en algún festival o compartiste una fecha y el público no te conoce, ahí te das cuenta que es un lindo gancho para la gente. Como un respiro, entre tanta información de música que es nueva para ellos está bueno meter una versión. Quería explorar un poco más eso y hacerme esa pregunta, ¿cómo encarás el laburo de tomar un tema que no es tuyo, que ya escuchaste y verlo como algo nuevo? Encima cuatro temas conocidos…
¿Por eso “Alien”? ¿Por lo ajeno?
Sí, para mi va por ese lado. O bien el alien soy yo, que agarro esto y lo hago mío por primera vez como si nunca lo hubiese escuchado.
Es un alien medio invasor…
(Risas) Es un alien reinterpretador. Para mí una versión tiene esto de meterme en universos ajenos, entrar en el mundo de otras personas y resignificarlo. De este EP, “Duerme negrito” y “Because The Night” eran canciones que me emocionaban, necesitaba pasarlas por mi experiencia. “Ella vendrá” es un temazo. Quería hacer un tema del rock nacional que sea un hito. Don Cornelio y la Zona me encanta, es un disco que escuché un millón de veces. “Hanging On The Telephone” siempre me hizo muy feliz. En mi adolescencia me la pasé escuchando Blondie, aunque el tema es de The Nerves. La letra es increíble, que con una experiencia tan mínima puedan hacer un tema. Y no recuerdo haber hecho antes esto de españolizar canciones hechas en inglés…
Es algo que suele generar resistencias.
Yo decidí tomar lo que decía la línea y escribirlo como yo lo hubiese dicho. Entonces al menos para mí fue natural, quizá por eso no suene forzado.
Estás presentando un EP que también sale íntegramente en video, las bandas ahora sacan más singles… ¿Creés que se está desestructurando el formato álbum?
Estoy en el medio, trato de acoplarme a lo que el público pide o a la era que vivimos, cuando cuesta tanto ver un video de cinco minutos seguidos. De ahí la decisión de hacer un EP en vez de un long play y por otro lado hacerlo audiovisual. Porque es muy difícil hoy en día que la gente compre un disco, sin embargo estamos todo el día en internet. Tampoco quería sacar tres temas y ya, necesito que tenga un poco de unidad lo que voy a mostrar por más que la gente tal vez no se ponga a escuchar un disco entero, no lo sé. Te podés hacer el vintage o el purista, pero hay que sentir lo que pasa. La música es de dos: el músico y quien la escucha. Por sí misma no es nada.
Sobre el estilo del EP, suena homogéneo a pesar de estar compuesto mayormente por versiones, y muy emparentado con tu disco anterior. Pero también se siente un poco más oscuro, desde las letras y el arreglo de las canciones…
Es curioso porque lo grabamos en El Pie, igual que Enamorar o morir. También lo produjo Sergio Álvarez y lo tocamos los mismos músicos. Pero es otra etapa de la vida. Está un poco más rabioso el sonido de mis violas, eso sí. Lo que prevalece para mí son las canciones, que también se puedan tocar acústicas, la interpretación y lo que pasa con un dúo bancando todo un tema rockero. Así que más oscuro, puede ser. También está este tema “Suerte”, que es mántrico pero recontra oscuro y tiene que ver con lo que está pasando ahora a nivel conciencia y feminismo. Ese tema habla de lo que le pasa a una mujer en la calle, es tremendo que una habla con amigas o conocidas y casi todas las mujeres que conozco sufrieron algún tipo de abuso, es muy fuerte eso.
¿Vos notás que eso se está percibiendo más ahora, algo que antes estaba naturalizado?
Si, estaba callado para las mujeres. El tema se llama “Suerte” por “suerte que estoy viva”. En un momento el tema dice “Disculpame la osadía… Salí sola, con amigas”. La verdad, lo que una tiene que escuchar en los noticieros, lo que repite la gente y muchos de los varones… Digo esto no porque sea una “matamacho” sino porque ellos no terminan de entender la violencia sistemática a la que estamos expuestas, la sensación de vulnerabilidad que tenemos.
¿Este momento de conciencia te está tratando mejor a nivel musical y profesional? ¿Se están abriendo más espacios para las mujeres?
Yo todavía no lo veo, para nada. De hecho ahora había una juntada de firmas para que haya por lo menos un 30% de mujeres tocando en festivales. Si uno tiene que firmar eso es porque la cosa está muy mal. En el último BA ROCK eran todos varones, ¿loco qué pasa? ¿No pueden intercambiar creativamente con una mujer sin que sea corista? Te da bronca, yo no entiendo cómo no lo ven.
¿Cuáles son tus referentes y qué artistas mujeres de nuestra música escuchás?
Andrea Álvarez tiene una polenta increíble. Igual que Mariana Bianchini, toco con ella hace años y Panza es lo más. Loli Molina me gusta mucho, tiene unas sutilezas hermosas. Están Valeria Cini o Jimena López Chaplin, que la fui a ver el otro día. Hay una bocha. Justo estuve armando una playlist para Quark, el sello en el que estoy, que tiene una serie de listas curadas por sus artistas. Pensé en poner mujeres porque nos tenemos que hacer el espacio a los codazos. Pero no estoy poniendo “por poner”, sino que hacen música que realmente me gusta. Un varón capaz tiene que entrenar el oído para escuchar bandas de pibas y evitar el estereotipo de “esta es la banda de la minita, de esta tiene que haber una”. Cuando te empezás a nutrir escuchando todo lo que antes pasaste por alto, que estaba ahí pero ni la industria ni vos mismo se habían interesado, te das cuenta la cantidad de matices, colores y formas que hay. Y que las mujeres podemos hacer de todo.
En cuanto a los hombres que te acompañan, ya venís trabajando hace unos años con Arnaldo en la batería y Sergio Álvarez de productor. ¿Cómo es la dinámica de trabajo con ellos?
Sí, quiero aclarar eso porque cuando hago un mea culpa y me veo a mí misma, yo también laburo mucho con varones. Hay algo, no sé si por ser lesbiana, pero yo me siento muy cómoda entre varones y no está esa cosa de que te quieran levantar. Ni hablar de que los chicos con los que laburo son mis amigos. Y también como mujeres en esta sociedad salimos a la luz como burbujitas, una de acá, otra de allá, entonces mujeres técnicas que graben discos la verdad que conozco una sola… Con Arnold venimos laburando juntos desde el 2013. Ensayamos una o dos veces por semana, nos gusta tener la banda bien plástica y que se amolde a distintos lugares. Hay que ensayar bastante para sostener un show entre dos. Como persona tiene una onda divina. ¡Y es muy feministo! Después Sergio es el arreglador, el productor artístico. Una de las partes que más me gustan es cuando viene a los ensayos antes de las grabaciones, porque te modifica una cosita que tal vez te cambia todo el tema. Para Enamorar o morir, cuando estábamos haciendo “Corazonotomía”, él propuso un cambio de tiempo en el estribillo, que al principio era un chino y después resultó alucinante. Para mí siempre es nuevo con él, hay muchas cosas por hacer y todavía no me pasó de sentir que quiero algo distinto. Me parece un tipo que en todas las áreas que ocupa te abre mucho la cabeza. Estos últimos discos los hicimos en El Pie con Facu Rodríguez que viene de laburar por ejemplo con Divididos, la tiene recontra atada. Se arma una linda dupla entre ellos para ver qué sonido lograr, una parte que a mí me embola muchísimo. La piedra del sonido son ellos.
¿Qué nos podés contar del show que se viene en La Tangente?
Va a haber invitados sorpresa, una puesta de luces que va a estar buenísima y abre Lucas Finocchi, el cantante de Mostruo!. Yo soy muy fan de él y nos hicimos grandes amigos cuando fue productor artístico de Este amor ya no es para tanto. Para mí es un re lindo apoyo que él esté ahí, cantando sus temas y compartiendo ese espacio. Va a haber una sección acústica… un poco de todo. Siempre las presentaciones son una ocasión especial, pase lo que pase.
Cam Beszkin se estará presentando este viernes 7 de septiembre a las 21hs. en La Tangente (Honduras 5317, CABA). Entradas: $250. Evento en Facebook.