Cienfuegos regresa a los escenarios y se presenta en vivo con dos shows en Groove el viernes 5 y sábado 6 de abril. Fue un grupo de punk rock y post punk formado en los 90, integrado por Martín Aloé (bajo y voces), Diego Aloé (guitarras y voces), Hernán Bazzano (guitarra y voces), Gigio González (guitarra y voces), Fernando Ricciardi (batería) y Sergio Rotman (cantante). Hoy en día, Cienfuegos es una especie de extrañeza perdida en el tiempo. Hablamos con Sergio Rotman, cantante del grupo y a la vez integrante de otros mucho más reconocidos, como Los Fabulosos Cadillacs, Mimí Maura y El Siempreterno, sobre lo que fue Cienfuegos y el fenómeno que giró en torno a sus tres discos de estudio, Cienfuegos (1996), NS/NC (1998), Hacia el cosmos (1999), y su intento de regreso en 2004 con su álbum en vivo Veinticincoseisdosmilcuatro.
¿Cómo surgió esta reunión de Cienfuegos?
Algunos de los integrantes estábamos muy distanciados por problemas personales y cuestiones que tenían que ver con una relación que tiene demasiados años. Algunos de sus integrantes se conocen desde los 14 años, yo los conocí cuando tenía 19. Hubo un gran desgaste de esa relación intensa y después no queríamos vernos. Yo metí presión cuando me di cuenta que el tiempo se vuela y había que tocar. Tengo una obsesión, como tengo muchos proyectos, cuando dejo uno, esas canciones se quedan ahí y nadie las toca. Eso es muy triste y más cuando es todo un repertorio.
¿Qué sentís ahora cuando escuchás esas canciones?
Es increíble. ¿Alguna vez te fuiste mucho tiempo de vacaciones? ¿O dejaste tu cuarto mucho tiempo? Es eso, como si el tiempo se detuviera. Cuando juntás las mismas energías y esa gente toca de la misma forma que hace 12 años atrás. La misma sensación de entrar a un cuarto que estuvo cerrado durante mucho tiempo y ¡wow! ves que está el póster de Kiss y el de Rush que tapaba la humedad. Con la canción pasa lo mismo, se queda quieteita ahí, y el rock and roll necesita ser ejecutado, especialmente ahora.
Cuando volviste a ese cuarto, ¿cómo lo encontraste?
Destruido, hecho mierda, dejado, olvidado. Inclusive yo, en El Siempreterno, salvo en los primeros shows porque no teníamos temas suficientes tocábamos “La eternidad”, jamás toqué temas de Cienfuegos. Eso pasa, nos costó mucho, estamos ahora a poco tiempo de los shows y estamos sonando mucho mejor.
Uno de sus shows agotó entradas. ¿Se esperaban esa repercusión?
No lo esperaba, y eso que estoy en la industria hace muchos años. Vi estas crisis económicas argentinas, porque yo me fumé Alfonsín, que ya con Los Cadillacs estábamos a pleno y tuvimos que irnos a Estados Unidos. Me fumé la del 2001 y me fumé esta, entonces ya sé cómo reacciona la gente. Pero si vos me decías el 1 de diciembre que las entradas de Cienfuegos, 1.800 tickets en Groove, iban a venderse en cuatro días, te iba a decir que eras un hijo de puta porque me estabas contando un chiste. Yo pensaba que iba a llenarse pero es bestial lo que pasó. Para la segunda fecha quedan muy pocas entradas, ya están por agotarse. Es algo que creció mucho más de lo normal, espero que en la realidad, en el imaginario de la gente. Vi a otros grupos volver y no hubo tanta repercusión. Sabía que iba a movilizar a pibes que eran punkis en los 90, pero no me imaginaba que iba a ser tan exagerado. Me pone muy contento y es una de esas caricias grosas que quedan.
¿Qué recuerdos tenés de la banda?
Cienfuegos tiene un par de características que son apocalípticas. A nosotros siempre nos fue entre mal y terrible. No recuerdo un show que estuvo al palo. Hay una especie de energía negra entre nosotros, no hay una energía positiva, lo cual es bueno para tocar rock and roll. Cuando decidimos dejar de tocar, año 1999 cuando empezamos con Mimí Maura, recién salía el tercer disco de Cienfuegos y en el 2000 le pusimos fin y fue una felicidad tan grande. Nos pusimos contentos de sacarnos esta mierda de encima. No era culpa de nadie en especial, y cuando volvimos estuvo mucho mejor, hicimos una serie de shows donde grabamos el disco en vivo, entre 2004 y 2006, que extrañamente notamos una especie de energía positiva o por ahí más comunión con la gente. Ya estábamos avanzados en el tiempo y en conexión con la gente, luego la gente entendió más al grupo. Lo que más recuerdo es que todos los integrantes fuimos detenidos por drogas en diferentes ocasiones. Lo cual es un récord nefasto, pero muy llamativo. Y en diferentes países también.
El primer disco está más encasillado en el punk, pero luego empieza a haber una evolución en el sonido. ¿Cómo fue el pasaje del punk rock al post punk?
Lo que pasa es que nosotros pertenecemos a una generación signada por el punk rock multicultural. Si escuchás los grupos que nos marcaron a nosotros como The Stranglers, The Clash, The Jam, son grupos que ni ahí se quedaron, su primer disco es de punk rock y al segundo ya estaban viajando. Ese es el concepto del punk rock, no limitarlo. Fijate qué mal envejeció el punk de los 90, escuchás Green Day ahora y es una mierda, ponés Black Flag y decís qué bueno. El punk rock como idea original no era “toquemos tres notas”, era “toquemos tres notas porque no sabíamos tocar mejor, pero aprendamos a hacerlo”. Nosotros teníamos esa escuela, si bien en el 94 cuando salió a tocar Cienfuegos, volver a tocar punk era rarísimo, porque estábamos en la época del grunge total y del rock argentino en su máxima expresión: Babasónicos, Peligrosos Gorriones, todo aceptado. Y nosotros aparecimos en medio de eso, tocando cualquier cosa, que era muy de los 80. Nuestra escuela es saber tocar todos los instrumentos. Cuando llegás a eso y ves que podés hacer cualquier cosa, tocando jazz, swing, reggae, dub, punk… eso está buenísimo. Porque eso era lo que uno entendía y es lo que se perdió ahora. Ahora la gente copia una música y un estilo, desde el trap hasta la cumbia, todo es copiar. Nosotros aprendimos en esta escuela a negar la escuela. Nuestra escuela era el concepto de que tenías que mejorar y aprender para ser más hijo de puta aún, por eso la gran movilidad del grupo.
En los discos encontrás cóvers de Talking Heads y de Joy Division…
El movimiento de punk rock o new wave que sucede entre el 76 y el 83 es, a mi entender, el mejor momento de la historia del rock. El rock and roll ha muerto, eso lo entendemos todos, pero de lo que hubo entre el 50 y el 90 y tanto, ese momento era glorioso: del punk rock al post punk. En ese período de tiempo hubo unas condiciones que se dieron, sociopolíticas, tecnológicas, que fueron perfectas. Nosotros fuimos criados en ese momento y aprendimos música en ese momento y la ejecutamos inmediatamente después. Tocar cóvers en esa época de grupos como Talking Heads era muy extraño, Joy Division ahora es una remera muy vista, pero antes no. Había una cosa cultural que interesaba mucho mostrar, nos gustaba todo 10 años antes, que tiene que ver con la tecnología y lo usábamos mucho para referenciar. De hecho la primer canción del primer ensayo de Cienfuegos fue “Moonage Daydream” de David Bowie. Si hacíamos de los Stones o los Beatles ya éramos cien millones, pero si tocábamos de Joy Division éramos tres, pero el resto de la gente aprendía. Y me parece que el grupo ahora tiene esa aceptación, porque si bien en su momento no tuvimos repercusión comercial, éramos diferentes. Lo cual no te hace necesariamente un buen grupo.
¿Cómo llegaban a la música que en ese momento no era de tan fácil acceso?
Conseguir música en los 80 era como buscar un tesoro en la ciudad. Ibas a una disquería que te pasaban el dato y te comprabas los discos sin saber qué era. Y además corrías un riesgo por el valor de los discos importados. Te voy a dar un ejemplo para que lo entiendas. Yo para conseguir el disco doble de Talking Heads de 1981 vendí una bicicleta Caloi de 10 cambios, mano en mano. Ese disco vale 40 dólares ahora, la bicicleta sigue valiendo lo mismo. Pero jamás me arrepentí, viajé mucho más con ese disco que con la bicicleta de mierda. Yo también había trabajado en el falso Tabu Récords, que no tenía nada que con el que llegó en los 90, era un nombre afanado del original pero en aquel entonces jamás el Tabu Records de Los Ángeles iba a enterarse que había uno en Buenos Aires. Me pongo a laburar en esa disquería antes de tocar con Los Cadillacs. Un día llega el dueño y pone sobre la mesa el catálogo de Gema Records para que elija lo que se pueda vender. Pedíamos de Bauhaus sabiendo que no se iba a vender y nos lo quedábamos. El post punk más dark, Nick Cave, Bauhaus, lo trajimos nosotros.
¿Cuál era el contexto del grupo?
En los 90 lideró lo que se llamaba “el nuevo rock argentino”. Cienfuegos estaba metido en eso, la gente iba mucho a los shows pero por algún motivo se ganaba menos plata. Siempre había más gastos que beneficios. Lo que recuerdo es que siempre estaba todo mal. Me hace acordar mucho a Todos Tus Muertos, pero ellos siempre fueron mucho más poderosos, y nosotros siempre fuimos los tímidos. Punk intelectual. Como el dicho: ser un ignorante es una bendición; el que sabe ve un mundo más trágico, los Cienfuegos veíamos así y entonces la motivación era el odio. En cambio los Muertos, que editaron nuestro primer disco, querían romper absolutamente todo. Nosotros también, pero no nos interesaba tanto, siempre tuvimos un gran desprecio por la raza humana. Eso nos mantuvo concentrados, aunque me llama la atención la gran cantidad de canciones de amor que tenemos. Ahora que las empecé a tocar, me puse a dudar cómo hacíamos esto, y enseguida recordé a los Buzzcocks. No nos interesaba cambiar nada, hasta el día de hoy esto no tiene solución. En Cienfuegos, a diferencia de otros grupos, no teníamos un interés por cambiar las cosas.
¿Qué había aparte de música en las referencias de Cienfuegos?
Cienfuegos es el reflejo de lo que éramos en los 80 y todo lo que nos formó era cuando teníamos 18, 19 años. Las lecturas obligadas eran los surrealistas, los beatniks, el teatro de la crueldad, pasando por Verlaine, Rimbaud, Heliogábalo de Artaud. Y el cine era un escape en los 80, las referencias eras las películas de Buñuel. Seguía habiendo un odio visceral, pero no lo traducíamos como los otros grupos de punk rock: nuestra forma era más compleja, más romántica y poética.
Cienfuegos se presentará en Groove (Av. Santa Fe 4389, CABA) el viernes 5 y sábado 6 de abril. Entradas disponibles para la segunda fecha a través de Ticketek.