Creciendo por el circuito alternativo, nos encontramos con Ciruelo, una apuesta humilde pero de lo más prodigio en el entorno. Ellos son: Manuel Eguía: voz, guitarras, Tiago Vega: bajo eléctrico, Toto Ciccone: batería y Sebastián Baró: guitarra. El domingo próximo, presentan su nuevo material en el Caras y Caretas de Sarmiento. Nos juntamos a tomar mates en la terraza de Toto, donde yace el estudio del grupo.
¿Cómo se conocen? ¿Cómo surge la banda?
Tiago y Manu se conocen en el colegio secundario Mariano Acosta y empiezan a tocar tanto juntos como separados con distintas bandas de la zona. Los rodea un sonido muy acústico, de mucha influencia uruguaya. Por el 2010, un poco cansado de un sonido tan limpio, Manu consigue su primer Telecaster (hecha por el padre de Tiago, que es luthier) en muy malas condiciones y vende su acordeón para repararla —es al dia de hoy que sigue tocando con esa guitarra—. Junto a Tiago empiezan a probar bateristas y se inclinan por Toto, tanto por afinidad personal como musical. Toto le consigue un par de pedales a Manu y empieza la búsqueda de sonidos más eléctricos y una percusión más enérgica, que ahora consistiría de una batería completa. El disco Zii e Zie de Caetano Veloso —el cual posee un sonido con las características que venían buscando— marca mucho a Ciruelo y deriva en la grabación del primer disco, como trío, El año de la cosa (2011). En esa época teníamos una manija terrible, tocábamos todo el tiempo y llenábamos varios lugares pequeños: gente parada en las escaleras, ¡todo muy ilegal! Fuimos un trío varios años, pero a Sebas ya lo conocíamos de ese circuito, incluso había tenido un dúo con Manu. Para el 2013 incorporamos a la banda a un tecladista, Nahuel Carfi, y nos metimos a grabar El vientre de la ballena (2014). Una vuelta Manu se rompió la mano solo dos días antes de un homenaje a Spinetta muy sarpado, en La Quince, y vino Sebas a ensayar a lo loco para reemplazarlo; encima a la semana presentábamos El Vientre en Matienzo, pero salió bien al final.
¿Por qué “Ciruelo”?
El primer nombre que se nos ocurrió fue “Los Elefantes”, por un tema de Spinetta, pero otro grupo se llamaba Elefantes y no daba. Veníamos pensando nombres de árboles y salió un disco del Mono Fontana —quien fuera tecladista de Spinetta durante varios años— con el título de Ciruelo, lo tiramos y nos gustó.
¿Cómo evoluciona la composición a lo largo de estos tres discos?¿Quién compone?
La mayoría de las melodías peladas son de Manu, él y Tiago son quienes hacen las letras. Siempre incluimos algún tema de otros músicos. En El año de la cosa tenemos un tema de un amigo, titulado “Cualquiera”; también está “Polenta” que es de El Príncipe -Gustavo Pena, célebre músico bohemio de Uruguay, quien no fue masivo por no publicar casi nada de material, cosa que hizo en parte su mujer tras su muerte—. Ese tema lo sacamos de la película que Willy, un amigo nuestro de Cabo Polonio, grabó con El Príncipe, que también era su amigo. El día que se estrenaba acá su película, en El Surco, nosotros tocábamos antes y él nos pidió que hiciéramos un tema de la peli. Si bien era medio salsero, nos salió hacer esta versión new wave, al estilo de The Police, muy nosotros, trío pero que no es “Power-Trío-haciendo rrrrock” —risas—. En El vientre hay un tema de Mara, otro amigo también uruguayo. Para el álbum nuevo —Las Oportunidades— hay tres de Manu, tres de Tiago, un cover del Negro Rada y tres temas de distintos amigos, que los cantan en el disco y van a estar todos presentes para la presentación en el Caras y Caretas.
¿Qué se mantiene y qué cambia a lo largo de la historia de Ciruelo?
Se mantienen las ganas, la búsqueda, pero cada día nos lo tomamos más en serio, cuando hacemos los temas en la sala hay más ganas de terminarlos. Es un proceso natural también, nuestras vidas van cambiando. La formación no es la misma en ninguno de los discos —recordemos, el primero como trío, el segundo con un tecladista, y para este sin tecladista se suma Sebastián como miembro oficial—; otra cosa que nos pasó es que Manu notó que podía liberar más la voz si no estaba tan pendiente de todas las guitarras, entonces ahí se fundamenta mucho más componer y tocar en vivo con dos guitarristas. Nos encanta el trío y de ahí sale el corazón de Ciruelo, pero también exige mucho, no tenés margen de nada. Igual siempre que contemplamos la posibilidad de meter un guitarrista fue Sebas, de hecho, si no fuera Sebas quien toca, quizás seguiríamos sin otro guitarrista.
Se viene un show muy importante para Ciruelo, con mucha producción y en un lugar con butacas, algo insólito para la banda: ¿Qué expectativas tienen?¿Qué pueden destacar del presente del grupo, que no estuviera antes?
Lo musical sigue siendo lo íntimo, el motor. Con el tiempo nos dimos cuenta que para que el proyecto crezca y seguir llegando a más gente, necesitábamos seguir aprendiendo con el tema de la producción. Ya tocamos hace siete años y este es un tercer disco, no es lo mismo que un primer disco. Queremos seguir tocando y grabando. Nos dimos cuenta hace rato que la banda tiene algo, pasa que se nos acerca alguien tomando unas cervezas y nos diga “Che…¡qué bueno Ciruelo!” [nos reímos todos, quien los entrevista los conoció de esa forma tras un toque en El Quetzal]. También está el hecho de que ahora con las redes sociales, te pueden compartir mucho más, eso sirve. Digamos que la banda creció mucho sin que nos esforcemos demasiado, y ahora pensamos que es hora de poner la cabeza para hacerla crecer más, como tocar en el Caras y Caretas, con otro sonido. Tenemos ganas de sonar bien, más que nada. El tema de las butacas nos asusta un poco, estamos acostumbrados a tocar con gente parada, en lugares donde se expende alcohol, ¡donde nosotros también tomamos alcohol! Nosotros sonamos muy distinto en vivo respecto del disco, quizás acá vamos a tener la posibilidad de, sin perder ese “vivo” que le metemos, ser un poco más fieles a lo grabado, el lugar está muy bien técnicamente. Pensamos mucho la lista, no vamos a hacer un show “taaan largo” [el entrevistador frunce el ceño y los mira, ellos se ríen]. Uno se tienta de tocar tres horas, porque suena bárbaro y tiene a la gente cautiva ahí, pero en un teatro estás quieto, quieto e inquieto. Vos porque sos un tipo joven y que va a muchos recitales, yo te entiendo [dice Tiago, que es el encargado histórico de seleccionar los temas que integran el setlist], si la banda me gusta, no me quiero ir nunca, pero bueno, va a ser un show costoso, con muchos invitados, viene la familia, hay que balancear. Ahora queremos aprovechar para tocar mucho, pero en lugares donde podamos sonar bien. Algún día nos gustaría tocar en Niceto, o La Trastienda, tenemos mucho por crecer.
Va a pasar, y cuando pase, vamos a sacar del archivo esta nota.