Fermín Echeveste se imaginó a los cantantes de su disco mientras estaba en un retiro de silencio. “Fui 10 días a meditar a Vipassana, una escuela de meditación mundial gratuita en el campo en la que aprendés a meditar desde cero,” cuenta. “Meditás 10 horas por día y no podés hablar ni hacer contacto visual con nadie. En esa soledad tenía mucho espacio mental. Así empezaron a surgir ideas, que tampoco podía anotar porque no podés llevar nada para escribir ni grabar ni sacar fotos, nada. Pero ahí visualicé a los cantantes y músicos con los que quería trabajar.”
Fermín había comenzado a trabajar en su proyecto solista cuando decidió irse de Morbo y Mambo en 2015, banda en la que tocó la trompeta durante 8 años. Por entonces, el grupo de afrobeat y fusión instrumental había sacado su segundo disco, Boa, y se consolidó como una de las bandas más grandes de la escena independiente. Al mismo tiempo en que terminó su relación con su novia de entonces, Fermín se mudó del centro a Villa Urquiza, y sin banda ni novia, solo tiempo libre, comenzó a bocetear sus primeras canciones. En los meses siguientes al retiro de silencio, se juntó a grabar con esos nombres que aparecieron mientras meditaba: Lucy Patané, Nekro, Leo García, Antuzapien, Clara Trucco de Weste, entre otros. “Fue un proceso enriquecedor. Invité a todos los músicos que quería para que sumen a la obra. Y estuvo muy bueno, pero después tuve que cortar muchas cosas. Terminé grabando a más de 25 músicos, violeros, pianistas, percusionistas, vientos, cuerdas… El disco estaba producido de más, era una sobrecarga de información.”
¿Cómo llenaste el vacío de dejar de tocar en una banda?
Pasé de trabajar con Morbo, una banda de seis integrantes con un montón de ideas, a arrancar un proyecto solista. El proceso lo tenía que hacer todo solo ahora: componer la idea, maquetearla, llamar amigos a grabar… todas las decisiones fueron tomadas por mí. Era como estar en un laberinto. Si estás con un grupo de amigos se pueden ayudar a salir, pero si estás solo te perdés, llegás contra una pared, vas para atrás, te chocas con otra pared y así. Cuando laburé solo me di cuenta de eso. Tuve gente que me ayudó, como los productores Martín Longoni y Ezequiel Spinelli, mi novia y amigos a los que les pasaba los temas. Creo que una obra se completa más cuando otra persona la ve. Vos podés tener una obra pero si la tenés guardada en tu casa es un flash muy acotado. En el ida y vuelta se termina de completar, pasa algo más.
Cuando empezaste a grabar estabas en un lugar muy distinto al de ahora…
Sí, me encontraba en un estado de vacío total. La mayoría de los temas hablan de eso, de una separación y de cómo en ese vacío aparece algo nuevo. Siento que en la vida uno va arrastrando cosas, y cuando eso se corta aparece algo nuevo que tiene que ver con lo que uno realmente es, y no con lo que venía haciendo por inercia. Ese mundo en el que estaba sumergido cuando empecé a hacer el disco es muy distinto al mundo en el que estoy ahora. Ahora vivo con mi novia, tenemos una hija, tengo el disco hecho. Ya no tengo un vacío, tengo llena la canasta.
Fermín sintió la necesidad de transformar su obra a medida que él se transformaba. Ya no era la misma persona que era cuando empezó a grabar, y en retrospectiva encontraba miles de detalles en el disco que quería cambiar porque ya no representaban su visión. Por más que la grabación de más de 25 músicos parezca un caos, los problemas surgieron a la hora de mezclar el disco, cuando tuvo que aprender a soltar el material y dejar que termine su proceso natural. “Me di cuenta que uno busca una perfección que no es humana”, dice Fermín, “No es lo importante de la cuestión.”
En ese proceso, Fermín decidió sacar el material que originalmente iba a ser un LP de ocho canciones, en cuatro EPs de dos canciones cada una. Este cambio de formato plantea una deconstrucción de la obra original, una dosificación del universo que Fermín creó. Fue una decisión a tono con los hábitos de escucha contemporáneos, en una época en la que los servicios de streaming benefician los singles que pueden ser incluidos en playlists, por sobre el álbum de larga duración.
La primera entrega se titula C1 e incluye los temas “Sanlov” e “Ingrid”: la primera cuenta con la guitarra de Lucy Patané, quien puntea acompañando una dulce melodía pop; la segunda es una outro instrumental en la que los vientos crean un ambiente oriental y psicodélico. Después llegó Ameu, con las canciones “Madre Padre” y la rockera “Amigo” junto a Leo García. El arte de tapa de ambos lanzamientos muestran detalles de una pintura de Martín Lapalma, cuya obra completa era la idea original del arte de tapa del LP. “Es una pintura grande de un metro de alto y dos de ancho”, cuenta Fermín. “Me sentí muy identificado porque tiene múltiples técnicas encima, como mis canciones, y también tiene una sobrecarga de información. El título de ‘C1’ salió de ahí, está escrito en la pintura. Martín dijo que era por ‘Capítulo 1’, pero yo lo interpreto como ‘C1’, ‘ser uno’.”
¿Sentís que este es tu proyecto más personal desde que empezaste a hacer música?
En cierto punto sí, tenía muchas ganas de hacer canciones con voces. Me encanta la música instrumental y la música clásica, pero las canciones se te quedan en la cabeza. Creo que por más que estuve en bandas instrumentales, siempre hice canciones. La mayoría de las melodías de trompeta de Morbo las cantaba al principio. Y estas canciones reúnen mis influencias más elementales, por eso son tan variadas. Cada una tiene su propia banda, es su pequeño mundo.
¿Creés que hay uno hilo conductor en todas las canciones?
Estas canciones representan a toda la gente con la que me crucé estos 10 años desde que empecé a tocar en Buenos Aires. El hilo conductor es mi experiencia en la ciudad. Todos los que tocan son artistas contemporáneos, referentes personales, que están activos y tocando en movidas diferentes. Como trompetista fui hilando un montón de bandas y estilos, pasé de tocar con Miss Bolivia a tocar con una banda de jazz, o un ensamble de viento, o Morbo y Yataians, o Weste y Fémina, o Francisca y Los Exploradores. Siento que de alguna forma esto es algo que estuve preparando desde siempre.
Escuchá los dos EPs de Echeveste en todas las plataformas de streaming. La salida de Altola y El séquito, sus dos próximos EPs con colaboraciones de Weste, Sof Tot y Nekro, se espera para las próximas semanas.