Una leyenda llegó al país. Se trata de Damo Suzuki, un hombre que nació en el 1950 de un Japón repleto de cambios. Cinco años antes, las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki decretaron el final de la Segunda Guerra Mundial provocando un cambio sideral en el modo de vida japonés: se disolvió el imperio, cambió el sistema económico y la democracia apareció como nueva forma de gobierno.
Rodeado de estas nuevas costumbres creció Damo, quien todos sus cumpleaños recibía un nuevo instrumento de regalo. Su hermana quería que él hiciera música. Con esa libertad, se convirtió en un talentoso músico que a los diecisiete años decidió sacar un pasaje hacia Europa para terminar cayendo en otra sociedad en pleno cambio: la sociedad europea de 1967 en las vísperas de su Mayo francés.
Pasó gran parte de su viaje en una comuna en Suecia de sólo 50 personas, donde no tenía “nada” para hacer salvo disfrutar la naturaleza. De ésta manera vivió en Francia, Suiza, Finlandia, Irlanda, Inglaterra y Alemania, donde terminó asentándose para pasar de ser un cuasi hippie a referente de una nueva corriente musical.
Cuenta la historia que Damo estaba tocando en la calle cuando los miembros de Can le pidieron que sea su nuevo cantante. Sin ensayos ni conocimientos previos, sólo improvisando y siendo él mismo sobre la base que ellos tenían, Damo pasó a formar parte de una alianza que duró solamente tres años, pero que dejó discos como Tago Mago, joya del rock peposo que propuso Alemania en los setenta.
¿Y después de eso qué pasó? Absolutamente nada relacionado a la música. Se retiró de ella por once años hasta que decidió armar Damo Suzuki’s Network, un proyecto que lo tiene solamente a él como pieza fija. Pero que además, en una especie de homenaje a su experiencia con Can, recoge distintos músicos por el mundo. Damo llega al país para tocar primero con los Él Mató en Córdoba y después con una tropa de músicos conformada por, entre otros, Fernando Samalea, Fernando Kabusacki y Roberto Petinatto en Buenos Aires.
Estos dos conciertos que estás por dar en Córdoba y Buenos Aires no son los primeros que das en el país. ¿Qué recordás de la última vez que viniste?
Bueno, si cierro los ojos y pienso sobre mi última visita a Buenos Aires tengo que viajar hasta casi diez años atrás. Recuerdo esa avenida gigante con el monumento en el medio, el tráfico caótico, el olor a asado, una familia homeless en la calle, los edificios de un estilo europeo. Es una ciudad sentimental. Buenos Aires tiene algo muy mágico para mi, como una señora elegante, donde uno tiene la posibilidad de dar unos pasos y escuchar un tango. Lo único que lamento de mi última visita es no haber ido a ver un partido de fútbol.
¿Y disfrutaste el show?
Sí, seguro. Como 100 personas del público se subieron al escenario para bailar y cantar. Yo me tuve que escapar e ir al frente del lugar a vender mi merchandising.
Hay un documental sobre uno de tus shows en Argentina. ¿Qué te pareció?
No lo pude ver todavia, ojalá alguno que lea esto me lo pueda pasar.
En Córdoba tu backing band van a ser los miembros de Él Mató A Un Policía Motorizado. ¿Pudiste escucharlos?
No diría que van a ser mi “backing band” porque yo no voy a ser el frontman. Vamos a estar a la par. Los estuve escuchando un poco y estoy seguro de que vamos a crear algo totalmente distinto a lo que hacen.
¿Qué esperás de los músicos que te acompañan en tus shows?
No me gusta tener muchísima información sobre ellos y no sé si espero algo especial. Solamente disfruto y soy feliz creando música en el momento, con todos esos portadores de sonido. Con ser ellos mismos y tener una mente abierta, cualquiera es bienvenido al Network.
Él mató es una banda de una generación distinta a la tuya, que creció en una época en donde la tecnología y las redes sociales rodean a los músicos con plataformas tipo Bandcamp o Spotify. ¿Usás este tipo de cosas para poder girar con tu música?
Capaz no me creas, pero no tengo ni teléfono celular. Es igual a lo que te dije sobre los músicos: prefiero saber poco, tener el cerebro “vacío”. Despojarme de todo tipo de información es bueno para mi creatividad.
Algo que me gusta de tu forma de girar es cómo en tus viajes estás permanentemente en contacto con músicos de distintas ciudades. Hace que todo suene espontáneo y fresco. ¿Esta sensación de espontaneidad es importante en tu vida?
Lo “fresco” es parte de cómo vivo: me concentro en el ahora. En mi costado creativo me gusta construir y romper, construir y romper. Porque, después de todo, ¿a quién le gusta vivir como un pez viejo y apestoso?
El “concentrarse en el ahora” lo venís aplicando desde hace tiempo. Te uniste a Can porque ellos te vieron tocando en la calle y vos aceptaste sumarte al show de esa misma noche, sin ensayo. La mayoría de la música de hoy en día se produce previamente y para tocar en vivo las bandas ensayan una y otra vez. ¿Te imaginás haciendo algo así?
Eso que describís se llama sistema. Yo estoy afuera del sistema y no lo digo de manera provocativa. Estar afuera de él me parece natural. La verdad esa manera de hacer música no me gusta, creo que rompe con la creatividad. Todo ese tipo de música es repetitiva. Me resultaría imposible copiarme a mí mismo una y otra vez.
Hace unos días tuve la oportunidad de hablar con Kawabata Makoto de Acid Mothers Temple y me dijo que para él las canciones no importan, que los nombres de las canciones y de los discos no tienen sentido. ¿Estás de acuerdo con eso?
Absolutamente. El punto fuerte es lo que está detrás, el mensaje. Lo que yo hago es generar una plataforma para comunicar. Al no tener una lírica especifica en cada canción, el público escucha lo que voy diciendo de manera espontánea y en mi idioma, y se imagina su propia historia. En eso hay interacción. Constantemente creo un tiempo y espacio de cada momento, eso es muy especial. Mis shows son incomparables entre ellos y terminan siendo únicos para todos: tanto para mí en el escenario, como para el público. Todos sabemos que es algo que no va a repetirse.
¿Qué te gustaría que pase en tus shows en Argentina?
Si después del show hay sonrisas en las caras del público, ya me doy por satisfecho.
Opinión Motorizada
“Damo Suzuki para nosotros es un héroe de la música, para nosotros y para todos creo. Es un héroe te guste o no. Últimamente nos hicimos muy fans de Can. Históricamente, en la banda nos gusta mucho el krautrock y todo lo que pasaba en Alemania en los 70’, toda la influencia que tuvieron en la música. Eramos muy de la escuela de Neu! y últimamente nos empezamos a copar con Can, antes de grabar nuestro último disco La Síntesis O’Konnor. Me acuerdo que llegó Gusti con el disco Future Days diciendo que estaba escuchando mucho eso, lo pusimos para escucharlo entre todos y flasheamos. Era algo que conocíamos pero que nunca le habíamos dado bola. Nos pegó mucho. Capaz en nuestro disco no hay referencias directas pero sí hay algo de Can en la percusión y en las texturas. Más allá de que nos pegó, lo más hermoso de todo para mi son la melodías de Damo. Lo que él le agrega hace que al final todo sea redondo: le da el toque, es el chiste del tema, es lo que hace que cada canción tenga magia. Tocar con él es un honor increíble. Me invitaron a tocar en Buenos Aires en un combinado de músicos y no me animé, me da verguenza fallar. Pero en Córdoba con mis compañeros de Él Mató, estoy más cómodo y entusiasmado de vivir una noche que para nosotros va a ser histórica”. – Santiago Motorizado
Damo Suzuki’s Network se presenta este martes 12 de diciembre en Club Paraguay (Pasaje Agustín Pérez 99, Córdoba) y el miércoles 13 en ND Ateneo (Paraguay 918, Buenos Aires).