En el efervescente cruce de la tradición y la vanguardia, del ayer y el hoy, emerge Coplas para amar o morir de El Remolón y Brawlio. Este dúo artístico se aventura en una exploración musical que bebe de la riqueza de las coplas anónimas del altiplano, que habían sido lamentablemente olvidadas por el cancionero popular argentino. Con un enfoque electrónico y experimental, la dupla reinterpreta estas reliquias sonoras para darles una vida nueva.
Brawlio -alias del artista queer y cantor disidente Braian Sotelo– nos narra su evolución desde la costa, donde comenzó a sentir el llamado de Fértil Discos -el sello comandado por El Remolón- y su búsqueda sonora. Un encuentro fortuito con El Remolón en una fiesta marcaría el inicio de una colaboración excepcional. Durante sus viajes de mochilero por Sudamérica, Brawlio se obsesionó con las coplas y vidalas recopiladas por Leda Valladares, propulsando a explorar este repertorio único y encontrar su propia identidad vocal.
El Remolón -alias de Andrés Schteingart-, por su parte, lleva más de una década experimentando con ritmos latinoamericanos como la cumbia y el folklore. Su encuentro con Brawlio lo cautivó y lo impulsó a sumergirse en esta colaboración y mezclar las posibilidades ilimitadas de la música electrónica con la riqueza de estos tesoros perdidos en distintos pueblos.
Coplas para amar o morir es una reinvención de aquellas composiciones populares recopiladas por Leda Valladares. La dupla le otorga una perspectiva no binaria y desvinculada de estructuras patriarcales a través de una revisión semántica de las coplas. El EP aborda temas que incluyen paisajes, romances, amor existencial y muerte, fusionando géneros tradicionales con influencias electrónicas modernas.
¿Cómo surgió el vínculo artístico entre ustedes?
Brawlio: Surge a partir del acercamiento y la amistad que empezamos a tener con El Remolón cuando yo llegué a la Capital desde la costa. Entonces decidí acercarme a Fértil Discos y a la gente que estaba haciendo la misma búsqueda sonora. Nos conocimos en una fiesta y de repente nos empezamos a encontrar cada vez más seguido y sostener esa amistad. Eso hizo que surgieran repertorios que yo venía cantando en un viaje, coplas que yo iba recopilando con un cuaderno. En los encuentros con El Remo íbamos haciendo zapadas y encontrándonos en esto. Así seleccionamos las doce para lo que sería Coplas para amar o morir.
¿Qué tipo de sonoridades venías buscando?
B: Yo nunca había cantado nada. Estudié canto desde más chico en el conservatorio, pero no me gustó la formalidad. Me convertí en cantor de bagualas y de coplas durante un viaje de mochilero en Colombia. Lo loco fue que me obsesioné con el repertorio de Leda Valladares. Fértil Discos había hecho un disco de remixes sobre la misma búsqueda. Por mi parte, yo era DJ, y entre medio me convierto en cantante y empiezo a producirme. Luego fui intentando acercarme a estas personas que yo escuchaba porque los mezclaba. Yo era una persona de la playa y con raíces del campo, mi familia es del plan de la jineteada, de ahí viene mi interés por el folclore.
¿Cuáles fueron tus primeros acercamiento a estos géneros?
B: Sinceramente, yo creo que me crié con Pasión de sábado y Jineteando los domingos. En el barrio con mi vieja se escuchaba mucho cumbia y cuando iba a visitar a mis abuelos abundaba el folclore. Desde chico un poco lo renegaba, porque el nombre Braulio me parecía que tenía que ver con el campo, no me lo apropiaba. Me pasó después, cuando lo resignifiqué y lo tomé como mi identidad. Yo me llamo Braian y mis abuelos me decían Don Braulio. Para un nene de 4 o 5 años era muy grande. Pero cuando empecé a hacer música y ser DJ me di cuenta que tenía que ser ese Don Braulio, el que canta con ese tipo de campo, porque lo que más me agrada es ese canto agreste.
En lo que respecta al proyecto de El Remolón, ¿cómo vivieron este acercamiento?
El Remolón: Con fascinación, porque de pronto vi a un pibite en medio de una pista de baile cantando coplas encima de unas bases electrónicas con potencia. Yo estoy siempre atento a los talentos y a la gente con la que me voy cruzando, un poco por Fértil y porque siempre estoy buscando colaboradores. Durante ese encuentro inicial, Brawlio estaba ahí, medio paracaidista podríamos decir.
B: Y porque fue un poco así. Toda mi vida me había querido mudar a Capital y cuando lo logré hacer, después de mucho tiempo tras viajar por Sudamérica y trabajar todo un verano, cayó la pandemia global. Hice contacto con Fértil y con el Remolón dos semanas antes de que se declare el aislamiento. Así que me volví a la costa, pero me volví motivado porque había conocido a la gente que yo escuchaba. Los naturalicé, eran personas igual que yo. Eso me motivó a producir mi música, a empezar a encontrar ese camino que había ido a buscar. De alguna forma, la pandemia me vino perfecto porque empecé a perfeccionarme más y en la soledad salieron muchas interpretaciones de vidalas. Empecé a jugar mucho con lo teatral en la voz, con mucho drama por momentos.
¿En qué consistió el proceso de búsqueda y selección de las coplas?
B: Con el Remo estamos en sincronía al darnos cuenta de cuáles son las melodías que merecen ser reversionadas. Con “Los pájaros” nos pasó un poco eso, la canción era tan linda que necesitaba tener una versión.
ER: Hay algo en esa combinación que me encanta. Braw tiene esa característica recopiladora, de encontrar temas literalmente perdidos en los pueblos y en el ciberespacio. Hay registros muy precarios de estos cantos, apenas un video en YouTube de baja calidad. O en esas grabaciones de campo de Valladares que ni siquiera están en Spotify. Son discos medio arqueológicos, y Braw los transformó en canción. Hay giros melódicos que se le ocurrieron, que hacen que el tema deje de ser un lamento y empiece a tener un formato más pop. Hay cierto respeto a la manifestación original, pero interpretado por personas que escucharon canciones toda la vida. Hay muchos de estos temas que no tienen instrumentación tradicional, la base de “Con su permiso” es toda electrónica. Después hay algunos que tienen guitarras, o charanguito, pero no intentamos meter toda la carne al asador. Da mucha libertad para pensar una instrumentación nueva. La reinterpretación nos resultaba más bella que la original.
B: La baguala es la misma pero cada cantor le va a poner su impronta. ¿Por qué una en la música electrónica no lo puede hacer? Con un paisaje sonoro distinto, es una baguala igual. Las coplas tienen un misticismo único, en esta recopilación que armamos habita el amor y la naturaleza.
En la reinterpretación de las coplas, ¿cómo trabajaron con la carga simbólica y el imaginario inherente a este tipo de expresión cultural?
B: La copla en sí es un poema de cuatro versos con ocho sílabas. En ese poema, encierra una idea, que siempre tiene una imagen, como “lucero de la mañana, salí que te quiero ver”. Ya sabés que alguien está mirando hacia el cielo. Las imágenes que me genera cantar también. Leda decía que el cantor de baguala se desangra cuando canta. Entonces, “Con su permiso”, por más que es una canción que pide permiso, tiene una fuerza increíble, que es la imagen que yo aprendí de la fuente que estoy bebiendo. Llegué más que nada a Leda por las metáforas que tiene, o por la forma en que alguien lo explicó, porque cuando revisé más atrás, Isabel Ares u otros recopiladores eran mucho más técnicos. Leda fue la que le dio un aire más cercano, más actual y más llevado a la ciudad, que es donde yo me siento.
¿Cómo logran coexistir estos paisajes, aparentemente antagónicos, en la pista de baile?
ER: Desde Fértil eso está todo el tiempo. Para mí, hace años que hemos enterrado la electrónica así como la conocimos. La electrónica ahora es la materia prima de un montón de nuevos inventos y la utilizamos como un recurso más. Utilizamos un montón de recursos en las cuestiones técnicas, la presencia de los sub lows, la presencia de los sonidos imposibles de reproducir en naturaleza, porque están generados con ondas electromagnéticas, sintetizadores analógicos, muchas veces, o con sampleos de cosas que están literalmente destruidas de su fuente original, o con efectos que no existen en la vida real. El complemento de los sonidos de la naturaleza y de sus inspiraciones, que puede ser desde el canto de los pájaros, el viento, o si me retrotraigo a Leda Valladares, del canto de la tierra, y de esos cantos que se transmitieron de generación en generación y no se conoce el origen, esa combinación abre un abanico de posibilidades infinitas.
Paisajes es el título del nuevo compilado de Fértil, ¿qué nos podés contar de este repertorio?
ER: Es un compilado acerca de paisajes en vía de extinción de Latinoamérica. Son 14 productores, que de algún modo dedican su tema a un paisaje en río de extinción. Cada persona hizo su música y le pedimos después que elija el tema que tenía que pensaba que se asociaba más a un paisaje con esas características de su tierra, porque estuvo abierto a lugares que yo directamente no conocía: los llanos venezolanos, el desierto de Atacama, el cerro Ausangate de Perú, el Choco Andino de Ecuador, o los humedales del Delta.
¿Qué tipo de reacciones observaron en el público cuando suena en vivo esta fusión de paisajes?
ER: Hay gente que esto le interesa y que se siente cautivada. Nosotros acercamos también la electrónica a un público que quizás no ha consumido tanta música electrónica en sí, de hecho no nos sentimos tan emparentados con la gente que consume música electrónica de raíz. Después en un set de DJ probablemente estará en la destreza del DJ ver cómo balancea las fuerzas, cómo balancea los géneros, los sonidos. Quizás un DJ que te pone 14 coplas seguidas es un plomo, pero de pronto te puede poner tres temas instrumentales, mete una copla en el medio y te lleva a un lado que no te lo esperabas. O de pronto puede meter ritmos de chacarera en una pista de baile, eso es muy potente. Como productor se me ocurrió mezclar los ritmos afro con la chacarera, que tienen una base en común, la cosa de los ritmos ternarios, medio folclórica, con los tambores africanos, con la potencia del bombo legüero, con el ritmo de la chacarera, y después sonidos bien del tecno. No puede no funcionar, no puede no moverte en ese sentido. Tenemos videos de gente re loca bailando esas chacareras electrónicas.
Brawlio, ¿cómo abordas el equilibrio de intensidades en tu papel como DJ?
B: Yo lo laburo bastante, porque ya he probado muchas cosas, muchas formas. Ya sea abrir cantando sola a capela, y de repente que todos queden asombrados. Pasa mucho con mi imagen, aparezco con un top y unos aros. El otro día pensaba, qué loco, me animo a pararme con un montón de gente y cantar a capela. Siento que lo doy todo en el vivo, que vuelvo a tener la imagen de mi fuente, que es desangrarme cantando. Interpretar bagualas es una sintetización de vida y muerte, porque tienen que ver con eso.
El Remolón y Brawlio se presentan el domingo 26 de noviembre desde las 18 h en el Festi Fértil en Oi Hoy (14 de julio 426, CABA), entradas disponibles a través de Passline. Escuchá Coplas para amar o morir en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).