Conocí a Emma Shaka hace un par de años por grabaciones que me llegaron de amigos, sino me equivoco, una mañana pesada de domingo, con el sol quemando sobre los tejados sin piedad alguna. Cómo podrán imaginar, no es que me había ido a dormir disciplinadamente la noche anterior y estaba desayunando, a punto de salir trotar. La devastación que se respiraba en ese cuarto, con las ventanas tapiadas y colchones en la pared era un genuino paisaje del infierno, el aire se ponía más denso cada minuto. La charla sin sentido se extendía hasta los temas más aburridos y tétricos. Hasta que uno rezó el estribillo de la canción que abre el disco Amaranta… “voy a tomarte, aunque Dios no quiera… Amaranta”.
Desde ahí mi fascinación por este ser empezó a crecer ya que con una poesía maldita y sonido grunge de la primera ola me cautivó desde el primer momento.
Hablando un poco del disco, lo cierto es que tiene momentos muy altos, pero no felices. Son canciones pensadas y sentidas, con gusto a sangre y a soledad en cada final de estrofa. Hablando sobre suicidios, violaciones y amor prohibido, imposible fallar. Y no lo hace. Canciones como “Elegiría” que simplemente abre diciendo “quiero matarme, quiero violarme… una y otra vez” o con “Víctima Perversa“, donde uno no sabe si quiere darse cuenta de que está hablando, ya que incomoda hasta el llanto, como la honestidad debería ser.
Aunque jura que que tiene millones de años y vive en otro planeta, podemos decir que hace 4 años sacó su primer disco, tras un año de empezar con el proyecto. Pude encontrarme con Emma a compartir una amena charla, tras un recital electrizante, y esto fue lo que nos dejó:
Cuando empezaste a buscar tu identificación musical, que tal vez es lo que más cuesta al principio, ¿te veías haciendo lo que hoy sos vos?
Creo que sí, hice los temas que quería hacer. Todavía me gustan, creo que en ellos así que está bien lo que soy.
Lo que podemos ver de vos lleva una estética particular, de hecho, es una manera de hacer de eso un manifiesto. ¿Lográs llevarlo con la misma facilidad en tu vida diaria?
Trato de llegar a esto todos los días, trato de vestirme de mujer todos los días. Maquillarme todo el tiempo que pueda porque soy una mejor persona cuando estoy en un vestido. Me conecta con la belleza de la tierra y estoy mucho más consciente de todo.
Y en esa conciencia, creas temas como “Víctima Perversa” o “Justificándote“, en las que llevás el rol del poder en las relaciones a tus canciones. También sos artista plástico y escribís. Contanos sobre eso.
Sí, pinto, hago escultura, dibujo, escribo también. Hace poco saqué mi primer fanzine llamado “Regalo de Dios”. Y ahí tengo un par de cosas, dibujos, collages.
Y este fanzine, ¿es ciento por ciento tuyo? ¿Tenés colaboraciones?
Lo hago todo yo. Emma Shaka sin gafas de sol ni filtro.
¿Desde qué edad, que te recuerdes, empezaste a salir del estilo de vida que le ofrece la sociedad de la mano del patriarcado, de la heteronorma, la imposición de cánones? Y, especialmente, ¿cómo fueron esos primeros años?
Creo que fue en el primer año del secundario, con la música, que la escuchaba religiosamente. Con Nirvana, Sonic Youth o Alice in Chains.
¿Cómo fue para vos, dentro de un ambiente de un colegio secundario, relacionarte con lo que te rodeaba, con el contexto en que vivías, con esas primeras inquietudes y experiencias?
Y, fue difícil, la escuela es una cagada realmente. No podía existir.
¿Cómo fue aparecer en un programa de Crónica Tv, un canal de noticias de poca monta? Me lo pregunto porque me pongo a escuchar tu disco y sos un poeta excelso, tenés cosas de Poe, de Borges, sos muy violento y muy crudo, que te deja gusto a sangre en la boca. Y lo mezclás con tu música… ¿Cómo llegas a un lugar que es la trinchera del cánon de imposición? Es un programa dónde se lleva gente para ridiculizarla, para ver qué tan inteligente es la tarada que entrevista. ¿Cómo llegaste ahí, armado solo con tu piel de Emma Shaka?
Ahí llegué por mis propios medios, fui a ofrecer mi arte, desinteresadamente. Y bueno, me llamaron, me pagaron un taxi, fui al estudio e hice lo que quería hacer… reírme un rato, pasarla bien.
¿Cómo te trataron?
Bien, muy bien. Me maquillaron.
Amaranta tiene cuatro años. ¿Pensás grabar uno nuevo? ¿Tenés grabaciones nuevas?
La idea es grabar algo. Creo que conseguí un baterista y ahora hay que trabajar. Y pulir bien los temas.
La banda que suena en el primero, ¿tocaste todo vos o tenés colaboraciones?
Lo grabé casi todo yo, salvo el bajo, que lo grabó un amigo.
Y el proceso en vivo, ¿cómo lo vivís?
Como se hace tan difícil conseguir un baterista digno, no me queda otra que tocar con baterías programadas.
¿Es más sencillo tener todo el control o es mejor convivir con otros músicos? ¿Cómo sos con el proceso de grabación? ¿Sos más crudo o tal vez más puntilloso?
Y… soy un poco obsesivo. Trato de hacer lo mejor que puedo, entonces juega mucho la percepción. Y se me hace difícil tocar con gente que comprenda eso. Pero tarde o temprano lo voy a encontrar. No debería ser tan difícil… No soy exigente. La actitud es muy importante, la estética. Es obvio que se necesita cierta química, equilibrio.
¿De qué bandas sentís más influencias?
Es como una mezcla de Tanguito, Nirvana, Marilyn Manson y Satírico.
¿Este nuevo disco cómo se viene? ¿Es un hijo bastardo del primero o te vas a poner un poco más experimental?
Tengo fe que voy evolucionando musicalmente, entonces se puede esperar algo nuevo. Eso es lo más importante, que haya siempre originalidad. Si no, que no haya nada.