Emmanuel Horvilleur acaba de publicar “Raros”, la primera canción de su nuevo trabajo discográfico que compuso a principios de este fatídico 2020 y terminó volviéndose una especie de presagio de lo inimaginable. El single llega tras del éxito de Xavier (2019), disco ganador del Premio Gardel a Mejor álbum pop alternativo y que simbolizó el regreso a su faceta como solista.
“No hay nada que se pueda hacer/Más loco es no enfrentar nuestro destino/Qué lindo Buenos Aires/Cuando esté con vos, así”, canta el ex Illya Kuryaki en una profunda canción amoldada a la mutación del contexto actual que generó un cambio radical en nuestras vidas. Pero a pesar de la desdicha, Horvilleur persiguió el centelleo de la esperanza escondida en la incertidumbre corriente.
Hablamos con el músico argentino sobre sus planes para redituar la consolidación definitiva de una extensa y multiforme trayectoria que ya tiene más de treinta años en movimiento.
¿Cómo surgió “Raros” y en qué contexto?
La canción surgió en unos días de febrero en una situación parecida a la de muchos artistas que van a lo de un amigo, en este caso Cítrico, el productor. Estábamos ahí de noche tomando un vinito y pusimos un beat y nos pusimos a tocar un poco. Yo me puse a tocar el bajo, él agarró el teclado y como jugando arrancamos con esa música. Después me puse a escribir la letra y la escribí toda de una tirada, luego una segunda vez que agarré la canción la terminé puliendo un poco algunos detalles. Pero fue toda una cosa natural que salió esa noche y ahí quedó.
La letra tiene una energía particular como si se hubiera adaptado a lo que vino después con el distanciamiento social…
Lo poderoso de la letra radica en que días más tarde entrábamos todos en una cuarentena que aún hoy se mantiene y la letra se adaptaba casi perfecto a como si hubiera estado escrita en este contexto. No estuvo escrita en el momento pero se ajustaba toda la letra a eso. Para mí un poco la magia y la locura radica en eso, de que uno a veces se conecta con algo que está por ahí medio flotando. Y bueno, nada, en eso estamos… raros…
Para el video optaste por una animación muy psicodélica. ¿Cómo fue este trabajo?
Apenas tuve la canción la empecé a compartir con los chicos de Que Cálido, que es la gente con la que vengo trabajando un poco todo lo visual desde Xavier en adelante. Y nos pareció bien eso de representar la canción un poco con sensaciones, con colores, con formas, creo que se ajustó bien a la canción y a lo que la canción quiere contar. La completamos con el aporte de Alfio D’Antona, que es un animador gráfico muy bueno de Córdoba con el que ya habíamos trabajado en épocas de Illya Kuryaki. Quedé muy contento con el resultado porque me parece que adquirió una forma completa en su totalidad.
¿Qué nos podés adelantar del disco nuevo?
Vamos un poco para atrás… cuando dejamos de estar en Kuryaki y empecé a sacar las canciones que iban a ser parte de Xavier, abrí de nuevo ese canal solista, que es un canal donde me gusta probar por diferentes lugares. Xavier creo que fue un poco eso también, un primer viaje a volver a ser solista y algunas canciones quedaron afuera de ese primer viaje y las empecé a pensar para un Xavier II, más algunos temas nuevos que vengo haciendo. Algunas con Cítrico, otras con Lucas Martí, mi hermano, todo eso en algún punto verá la luz cuando ya esté ese puñado de diez u once canciones. Pero posiblemente empiece también a contar la cosa con algunos singles, como “Raros” y ya tengo otra canción nueva que tengo que ver cómo hacerle el clip pero que está para salir de acá a unos meses.
¿Cómo es el proceso de trabajar un disco a distancia?
“Raros” tenía una especie de maqueta, entonces fuimos reemplazando los instrumentos con los músicos que grabamos. Guille Salort tiene la batería ahí en su casa y la tiene toda seteada, entonces se la pasamos y ya al otro día la devolvió con una batería tocada tracción a sangre divina. Así que desde ese lugar no es muy difícil si todos los pibes interpretaron la canción a la perfección y todos la fueron mejorando en resumen. Cuando contás con esos músicos que son tan capos siempre va subiendo la canción. Y si hay alguna cosa que no te gusta o pensás que tendría que ser de otra manera, con una nota de voz explicándole qué es lo que tenías en la cabeza ya basta. Así que no es un impedimento producir a la distancia. Obviamente que uno extraña verse a los ojos y probar las cosas de otra manera, pero será un poco un signo de los tiempos hacer las cosas así, mientras no podamos juntarnos entre siete u ocho en un estudio a grabar en una canción.
¿Lo de Xavier II es literal o lo decís porque continúa una línea estética?
Sí, lo digo porque se va a llamar Xavier II. En realidad mi idea es hacer tres: Xavier I, II y III. Que sea también una etapa de mi música que juega a conectarse. Xavier es mi segundo nombre y la vez es como un alter ego, entonces siento que está bueno usarlo como una especie de fondo común de canciones. Eso me entusiasma, porque también en esta etapa de la música donde es un poco fugaz todo y la novedad dura una semana, me gusta la idea de pensar que si saco una segunda parte hay gente que va a descubrir Xavier I y lo mismo va a suceder cuando saque el III con las dos restantes. Y además creo que tengo la edad en donde está bueno hacer una trilogía por primera vez.
En “1000 días” mencionás a Purple Rain de Prince. ¿Qué representa este disco para vos?
Purple Rain es un discazo y me encanta, que tiene ese himno que es “Purple Rain” pero además tiene una de las canciones que más me gusta de Prince que se llama “When Doves Cry”, es una obra de arte. Pero Prince para mí es como un estilo de música directamente, no es solamente un artista. Es una influencia gigante y hasta podría decir que por momentos es mi religión. Me vuelve loco, siempre lo escucho, porque es un artista que siempre me sorprende… como que cuando lo veo a Prince me río.
Si tuvieras que mencionar otro disco así de influyente en tu música, ¿cuál sería?
Hay un disco que escucho desde muy chico y que nunca lo he dejado de escuchar que se llama The Nightfly de Donald Fagen, el cantante y pianista de Steely Dan. Es una banda que sonó mucho en mi casa y es como la inteligencia del rock. Un disco muy afinado, muy musical, con un sonido hermoso. Es como un disco íntimo en mis fibras.
Entre Xavier y tus primeros discos solistas hubo un bache de varios años. De aquellos primeros trabajos, ¿cuál es el que hoy sentís más representativo?
La verdad que todos tienen sus cosas que me representan y sus cosas que representan muy bien la época. Hay cosas que me siguen representando y canciones que sigo sintiendo muy naturales tocar. Otras que quizás un poco menos, pero que igual me divierte porque justamente representan una época. Me gusta cuando recibo mensajes de la gente que dice que escuchaba tal canción cuando iba a quinto año y tiene recuerdos con “Soy tu nena” o “Radios”. Es como una nostalgia pero futurista. A esta altura he tenido dos muy diferenciadas y muy fuertes en mi vida musical. Kuryaki y mi faceta solista son dos viajes en los que me metí de lleno. En mis discos solistas he sido bastante libre en la búsqueda y aún hoy es un viaje que me encanta hacer, porque sigo aprendiendo, sigo investigando. Entonces esos discos, desde Música y delirio (2003) hasta Amor en polvo (2010), todos me han dado un montón de canciones que ya son clásicos míos. Así que les tengo mucho aprecio a todos los discos.
Cuando estaban dando los primeros pasos con Illya Kuryaki, ¿imaginaron alguna vez la futura explosión del hip hop como un género masivo en nuestro país?
Fueron muchos años en donde no explotó el hip hop, muchos. Inclusive han habido bandas que lo han hecho como Sindicato Argentino del Hip Hop, que eran unos pibes de los 2000 que le daban duro al estilo y que seguía siendo una cosa bien underground. Ahora es la música mainstream, hay cosas que me gustan y otras que las siento muy cómodas, como si fuera un estilo de música que los apaña y les da seguridad. Por un lado está Wos que me encanta y que va por un lugar que me parece que está buenísimo, y hay otros artistas que también me gustan. Pero estoy esperando que el hip hop me sorprenda más en la actualidad.
¿Creés que se perdió ese caracter reaccionario que caracterizó los fundamentos del género?
Creo que en Kuryaki había eso, pero también estaba expresado de una manera poética, con un vuelo, o lo que usábamos nosotros que era la deformidad. De más está decir que a mí la cuestión del rap de ostentar no me va. Obviamente que si lo decís de una manera poética, divertida y con mucho swing está bueno. Pero todos los artistas que hacen el estilo no tienen que ostentar, porque no todos pueden ostentar. Podés hacerlo si sos un capo escribiendo, si tenés una pluma diferente, pero como partida de base de un estilo la ostentación me parece corta. Vuelvo a decir, lo que más quiero es que me sorprenda, que me hagan volar y viajar, y obvio que hay muchos que lo hacen, porque también fueron años de gimnasio verbal.
Escuchá “Raros” en todas las plataformas de streaming.