Sobrenadar es el nombre del proyecto que lleva adelante Paula García, compositora nacida en Resistencia, Chaco. Luego de finalizar sus estudios secundarios y de haber transitado sus primeras experiencias musicales, la joven compositora decidió trasladarse a Capital Federal, en el año 2006, para estudiar Diseño de Imagen y Sonido y posteriormente Producción Musical. Ambas carreras formaron parte del camino que Paula supo construir, a la par de sus primeras incursiones en la escena musical del under de Buenos Aires, donde se encontró con shows en vivo de Daniel Melero, que, entre otros, marcaron sus aspiraciones, tal como les ocurrió a muchos músicos de las nuevas generaciones del under.
Como resultados de esas experiencias, en las cuales se mezclaron horas de estudio, discos escuchados, zapadas con colegas y rastros de una temprana afición por los vínculos entre música y agua, surge el proyecto que hoy la ubica como una de las principales referentes del circuito independiente de Argentina: Sobrenadar, que es escenificado en las presentaciones junto con uno de sus compañeros de ruta musical, Javier Medialdea, productor y músico independiente, quien además de acompañar a la cantante chaqueña, también trabaja con otros artistas.
Quizás el concepto de Sobrenadar radique justamente en esa sensación de suspensión y acuosidad que se avecina al escuchar cada una de sus composiciones. Desde su primer trabajo, editado en 2010, homónimo, hasta las creaciones contenidas en Guam (EP: 2012), Alucinari (EP: 2013) y en todas sus producciones siguientes, no puede dejar de percibirse, sensitivamente, esa calidez flotante y al mismo tiempo urbana que hace a cada pista.
Estuvimos conversando con Paula García sobre sus primeros pasos en la vida musical, la elección de una nueva ciudad para formarse, sus influencias, y los momentos más importantes de su interesante carrera como artista independiente.
Contanos un poco acerca de tu recorrido musical: tus años de formación y la decisión de vivir en otra ciudad para estudiar y hacer música.
Todo empezó desde muy chica. Mi mamá me enseñó algunas canciones para piano y a los diez años empecé a tomar clases de guitarra y batería en un taller de arte, en Chaco.
Tuve algunas bandas con las que toqué en el colegio. Después, cuando llegó la hora de elegir una carrera universitaria, me fui para lo audiovisual. Así fue que me inscirbí en Diseño de Imagen y Sonido en la UBA y vine a vivir a Buenos Aires.
Luego de un año, cambié de carrera y empecé a estudiar producción musical. Esta formación me llevó a conocer las herramientas necesarias para empezar a grabar y componer en una computadora, desde mi casa.
¿Considerás muy importante la influencia del contexto a la hora de crear o en tu caso es una exploración más íntima? Es decir, ¿encontrás grandes diferencias entre hacer música desde tu ciudad natal y componer en Buenos Aires, o eso no tiene tanta importancia para vos?
Pienso que está todo muy conectado. Aun cuando uno intente hacerlo lo más íntimo posible, se necesita de un entorno que se involucre en el proceso.
A veces lo veo como un videojuego: esa parte donde elegís entre diferentes escenarios antes de empezar el juego y sabés que cada uno tiene sus pro y sus contras, pero siempre tenés tu favorito.
Es así: en mi caso, la mayor parte de las canciones las grabé estando en Chaco, porque allá la tranquilidad de la ciudad siempre ayudó a la concentración y por eso el proceso fluyó casi sin interrupciones.
Esa puede ser la diferencia que siento haciendo lo mismo pero en Buenos Aires, y a esto último lo tomo como un desafío donde encuentro resultados interesantes. Las canciones del último EP, donde se nota un aumento del beat, por ejemplo, fueron grabadas acá en Capital, y no creo que eso haya sido casualidad.
¿Cuáles fueron los artistas que te influyeron e incentivaron a componer? Músicos, por supuesto, pero también de otras áreas, si es que los hubo.
En mi primer año en Buenos Aires (hace casi 9 años), fui a un festival donde tocaba Daniel Melero y al día siguiente a otro donde daba un show Juana Molina. No los conocía a ninguno de los dos, ni había escuchado sus discos, pero de esos días no me olvidé más.
Desde ese momento empecé a recorrer la escena de la ciudad y conocí muchos otros proyectos que me despertaron admiración, inspiración y muchas ganas de ponerme a trabajar en lo mío, o por lo menos de hacer el intento.
¿Por qué elegiste ese nombre para tu proyecto? ¿Guarda alguna connotación especial?
El día en el que reuní un par de canciones, que tenía sólo en la computadora sin habérselas mostrado a nadie, decidí subirlas a Myspace bajo algún nombre que tuviera sentido. Había leído la palabra en un libro de filosofía y estaba conjugada no recuerdo en qué, pero terminó quedando así: Sobrenadar.
Y cuando lo pensé, todo encajaba: los temas tenían sonidos de mar, sonares, cantos de ballenas, todo mi acuático (un poco una obsesión). De chica me sumergía con auriculares -dejando el walkman afuera, claro- y me quedaba un rato escuchando música abajo del agua hasta que se me acababa el aire y volvía.
Tiene que ver un poco con esa fascinacion por el agua y el mar que traigo de la infancia.
Su último trabajo, Mision (Remixes), se editó hace muy poco. En la actualidad, ¿están más concentrados en las presentaciones en vivo o ya están trabajando en algún material nuevo?
Estamos trabajando para que los shows evolucionen. Hay planes de seguir tocando y viajar.
Al mismo tiempo, tambien se esta trabajando en canciones nuevas, que las iremos mostrando de a poco en las fechas que se avecinan.
Paula, agradecemos que hayas estado con nosotros.
Gracias a Indie Hoy y a vos por la nota.
Fotografía: Javier Pino.
Sobrenadar se estará presentando el lunes 16 de febrero en el marco de los shows a realizarse en Plaza Viva. Evento en Facebook.