El año 2008 las radios chilenas se vieron invadidas por una potente voz que en conjunto con intensos y rabiosos rasguidos de guitarra cantaba sobre injusticias sociales y personales vivencias. Con un timbre único y una poesía viva, Camila Moreno comenzaba lo que sería un largo camino por una ruta artística que no parece tener límites y que tuvo como punto de partida la participación en numerosos festivales en donde su trabajo llamó especialmente la atención gracias a su política de nunca silenciar lo que piensa.
Luego de lanzar su primer disco Almismotiempo en 2009 y con éste lograr un éxito en su país y hasta una sorpresiva nominación a los premios Grammy Latino, la joven cantautora chilena mantuvo un período de hermosas y polémicas presentaciones en vivo que la llevaron a ampliar sus horizontes y a concentrarse luego en la concepción del segundo hijo de su carrera solista: Panal (2012).
Ya con dos discos bajo el brazo y un estilo definido e individual que evoca a folclóricas figuras de la música chilena que se mezclan en canciones con la intensidad propia del rock con el que creció la chica de 29 años, un show en Niceto Club se añade a su vívida e interminable ruta, trayecto en el cual IndieHoy tuvo unos cuantos metros en los que Camila nos contó sobre sus procesos creativos, la música en general y la importancia que tiene ésta en la construcción de la identidad de un pueblo.
¿Cuáles te parecen que son las diferencias fundamentales entre Almismotiempo (2009) y Panal (2012) tanto en proceso de composición como en el sonido impreso en ambas placas?
Almismotiempo es un disco hecho de manera intuitiva, con pocos recursos, muy a pulso y con la inocencia que tiene todo lo que se hace por primera vez. Creo que ahí está su gracia, en el arrojo y en la energía que tiene. Yo había compuesto estas canciones del puro entusiasmo que tenía porque había descubierto que podía juntar mis poemas con los pocos acordes que sabía o me inventaba en la guitarra. Grabamos por el gusto y las ganas que teníamos por esa música, y la curiosidad de lo que se escucharía cuando acabáramos el proceso. Fue bastante rápido y tomó todas nuestras horas extra-laborales. Los domingo a la media noche nos poníamos a inventar, a maquetear, a mezclar… Panal vino después de un periodo extraño, con algo de bloqueo en la composición. Yo estaba acostumbrada y realmente enamorada de la manera que tenía de componer hasta ese entonces, como un acto catártico y liberador que me llevase a otro estado, hacia una felicidad plena y ahora que sabía que otros escucharían ya no era tan fácil componer con ese desborde… Me aislé para dejar de escuchar las voces de afuera que habían etiquetado mi trabajo de maneras muy aburridas a mi parecer, donde no me sentía cómoda. Nunca me ha gustado la música carente de insolencia. Pensé que la verdad era que yo no hacia esto para complacer a nadie. Así que hice el disco que quería hacer, me tomé mucho tiempo en la composición, en la producción y en lograr el sonido que quería. Resultó un trabajo mejor del que imaginé.
¿Y cómo funciona tu búsqueda artística ahora que ya tienes una fama ganada en Chile? ¿Hay una especie de búsqueda más consciente ahora que sabes que puedes tener cierta influencia sobre un grupo de gente, o sigue siendo algo que fluye de manera espontánea?
Mi búsqueda es desde hace unos años no perder la verdad en lo que hago. Tener cuidado con eso, es fácil caer en las ganas de complacer a los demás… Ellos exigen todo el tiempo, y uno tiene que encontrar un equilibrio en eso. Mi centro hoy es que a mí me guste muchísimo lo que esté haciendo, que me desafíe, que me haga cuestionarme. Creo que uno no puede olvidarse que esta música, aunque esté en este espacio tan cuadrado, sigue siendo algo misterioso y alucinante, que puede llevar a las personas a otros estados, a otras emociones. No hay que perder la insolencia y la irreverencia que vio nacer al arte que me ha inspirado.
Hace poco se promulgó en Chile la ley de música chilena, ley que exige que en todas las radios se pase un 20% de música nacional. ¿Qué opinión te merece esto?
Creo que es muy triste y poco alentador para los que trabajamos en esto que la cosa sea una tema en discusión. Es algo obvio. Siempre se critica que Chile no tiene identidad… la música genera imaginario, genera emociones, acá estamos todo el tiempo invadidos por el extranjero, por eso cuando un músico chileno cobra 5 ó 10 lucas la gente alega, pero si viene un extranjero…
El 20% es poco, debiese ser 60%.
Hace poco vinieron Nano Stern y Chinoy y llenaron el Teatro ND Ateneo acá en Capital y otra larga lista de lugares en otros rincones de Argentina. Gepe también llenó Niceto hace un par de años junto a Pedro Piedra. Manuel García tiene mucho éxito por acá también, igual que Javiera Mena. Ahora vas a tocar tú en Niceto y sabemos que allá en Chile tienes un éxito bastante grande y lindo. ¿Cómo ves y cómo vives la expansión y el crecimiento de la música chilena tanto en el interior del país como en el exterior?
Está bueno que se expanda, yo doy fe que esto es porque todos han trabajado duro para llegar donde están, es algo para sentirse contento.
Fuiste nominada hace un tiempo a los premios Grammy por la canción “Millones“, composición cuya letra es muy fuerte y crítica. El hecho de que esta canción fuese tan hit, ¿crees que le restó importancia a la letra o piensas que en general la gente captó el mensaje crítico?
La verdad es que no sé si la gente captó el mensaje. Uno se hace cargo de lo que dice, no de lo que los demás interpreten. También pienso que cada uno interpreta lo que quiere y eso está bueno. Lo único fome es que el resto de las canciones del disco quedaron algo olvidadas y algunos pensaron que yo tenía muchos más mensajes heróicos. Yo no lo viví así, solo era una mujer expresando su rabia.
¿Cuáles son tus expectativas de tu visita y show en Argentina?
Espero que todo salga muy bien y podamos comunicarnos con las personas que asistan. También me gustaría mucho poder colaborar con músicos de allá y conocer más la ciudad.
¿Cuáles son los próximos planes y pasos en tu carrera musical?
Estoy trabajando en un nuevo disco que se viene con una energía diferente y más bailable.
¿Cuál es tu relación con la música argentina? ¿Hay algún artista de acá que te haya influenciado o que te guste mucho?
¡Claro! Charly García es mi ídolo, amo su humor y su insolencia. Spinetta también, sobre todo el Artaud. Juana Molina es la mejor. Me gusta mucho también lo que hacen Tomás Ferrero y los Rayos Láser.
¿Tres discos que puedas recomendarles a los lectores de IndieHoy?
xx de The XX
Pastel Blues de Nina Simone
Visiter de The Dodos