Lamothe es noticia. Lo es últimamente y por varias razones. Su éxito actual en Las Estrellas (El Trece), es una posta más de una extensa carrera en cine y televisión. Que lo llevan, a su vez, al siguiente escalón confirmado: desde 2018 se incorporará a las grabaciones de El Marginal 2, que tendrá como escenario la histórica cárcel de Caseros en el barrio de Parque Patricios. Interpretará a un médico al que meten preso.
Esteban o “Rucho”, como le dicen su familia y amigos, se forjó en Ameghino (Provincia de Buenos Aires). Sus primeros discos, su primer bajo y sus primeras formaciones musicales sucedieron allí. El tiempo hizo el resto: el boxeo, el hip hop, la actuación y la producción de festivales de música independiente, es el combo completo e integral del galán de la tele actual; que comparte por primera vez con Indie Hoy, su punto de vista sobre la cultura independiente que tanto abraza, la política, los medios de comunicación y el caso Santiago Maldonado.
La semana pasada la Ciudad Cultural Konex recibió nuevamente al clásico Rucho Fest, festival que organiza junto a sus hermanos y amigos de Cabeza Flotante. En esa edición, además de los anfitriones, compartieron escenario Francisca y los Exploradores, Bestia Bebé y Mala Junta.
La jornada estaba agitada. La noticia del hallazgo del cadáver de Santiago Maldonado, tras dos meses de desaparición, conmovía y conmueve a la sociedad argentina. La totalidad de las bandas de la escena musical independiente y, en este encuentro, el mismísmo Esteban Lamothe no fueron la excepción a la hora de exigir justicia:
“Me da mucha pena lo que pasó, una tristeza enorme. Al mismo tiempo, me emociona que estoy en un país donde hay un montón de gente, como yo, que está preocupada porque se haga justicia. En ese caso, somos hijos del rigor porque nos unimos cuando pasa algo así. Yo sabía desde el primer momento que a Santiago Maldonado lo mato Gendarmería. Eso no lo me tiene que decir nadie. No tengo pruebas, claramente. Es un pibe que tenía rastas, que tenía barba y esos tipos son mega retrógrados. Operaron como operan las fuerzas de seguridad en la Argentina: te pegan y después te preguntan. Me parece que está claro lo que pasó. A veces ves que la realidad supera a la ficción, siempre. Porque, ¿qué fue lo que pasó? Espero que esa muerte sirva para que haya un cambio, una transformación, policial, política, en la forma de operar de las Fuerzas de seguridad. Acá, tuvieron que matar al soldado Carrasco para que se termine la Colimba, por ejemplo. La familia y los amigos de Santiago lo perdieron, y ese dolor no tiene remedio. Ojalá que después de esto se pueda repensar el país entero tal cual está hoy”.
El scrolleo apresurado de celular inunda los ojos de fotos de Santiago y el sonido de fondo de cualquier camarín en la previa a una presentación musical, presentaba el oxímoron perfecto de la Argentina 2017: la cultura independiente más agitada y conmovida que nunca y el país, más oscuro, pasivo y tenebroso que de costumbre.
Pero Esteban Lamothe es noticia, ya dijimos, por varias razones. A dos jornadas de celebrarse los comicios para elegir diputados y senadores, Rucho es tendencia (nuevamente) por haber dicho en una entrevista que no tenía ganas de ir a votar porque ningún político lo representa. Algo que finalmente no sucedió y lo aclara:
“Fui a votar con un desgano absoluto, pero no sé… me dieron ganas de ir. Es medio extraño. Sentí que tenía que ir, que estamos en un momento muy delicado y, aunque las opciones no me gustaban mucho, había que ir a votar para celebrar la democracia. Para poder elegir, aunque no me gustaran ninguna de las opciones. Ojalá la próxima tenga alguna opción que me convenza realmente. La democracia es lo más sagrado del mundo. Y votar es algo hermoso en este país después de todo lo que pasó.”
Rucho es actor, director de varios videoclips (El Mató a un Policía Motorizado, Cabeza Flotante, Bestia Bebé) y, además, gestor cultural en una escena que comparte con sus hermanos desde que tocaba el bajo en La Buzarda. Le preguntamos qué le diría hoy ese Lamothe de 17 años a éste, la respuesta fue instantánea: “Lo estás haciendo bien. Seguí así”.
Entre avatares románticos e historias inventadas, una batalla cotidiana parece colarse con triunfo y sin querer queriendo durante el programa de Jorge Rial hace unos días. El conductor, junto a sus panelistas, repasan al aire un playlist de Esteban que incluye, entre otras bandas, a El Mató a un policía Motorizado:
“Lo de Rial me parece espectacular. Obviamente se burlaron de mi lista [risas] pero me parece que está bueno igual. Yo lo hago inconscientemente porque son las cosas que a mí me gustan. Entonces hablo de música como hablo de boxeo. No sé cuánta gente termina escuchando esas bandas porque Rial las nombró, pero si son dos ya sirve.”
Qué música nueva suena, dónde suena y la accesibilidad nacional que hay para llegar o no a esos magmas transformadores, es debate histórico. Esteban Lamothe pareciera ser un híbrido entre un mundo de famosos y alfombra roja y su mundo cotidiano, el que comparte en cada edición del Ruchofest. Espacio de contención o agite al que, veremos, justifica así:
“Lo hago para divertirme, porque me gusta esta fiesta, las bandas, el rock, el hip hop. Queremos hacer una fiesta que junte las bandas de rock que hay, con las bandas de hip hop. Actualmente no hay ningún festival que las agrupe. Ahora, como podés ver en el camarín, está Mala Junta con Bestia Bebé, ¿qué más querés?. Yo voy a acompañar al Ruchofest vaya donde vaya. Si va para un lugar de 10 mil personas voy a ir, si es en Matienzo o en una terraza, también. Es una cosa que ya se fue de las manos. Es una necesidad que tenemos nosotros de hacer este encuentro, de juntar amigos, es una manera de encontrarnos con gente, de intercambiar. Yo lo que voy a hacer es acompañar el proceso del Ruchofest sea donde sea”.
Tanto Esteban como Manolo Lamothe, y el resto de los Cabeza Flotante, son parte de una generación de músicos-gestores de sus propios circuitos culturales independientes. Como muchos otros, crean festivales, ciclos, caminos completos de difusión de determinada escena musical que, en la actualidad, le compite con altos niveles de calidad y convocatoria a su homónimo, sustentado por el circuito comercial de discográficas y productoras musicales.
Estar en la independencia en 2017, incluye un marco coyuntural de ajuste y achique de espacios culturales vitales para hacer crecer los brotes. Lo último, tampoco le es ajeno a Rucho:
“Cuando pasan estas cosas que clausuran lugares más chicos, lo que pasa es que cortan la diversidad de miradas. Porque la verdad está ahí. Porque las bandas consagradas tienen todos los lugares a disposición para tocar pero las que no, son las que pierden, son las que se llevan la peor parte. Y son las que más necesitamos. Esos lugares que el Gobierno clausura, son los que más necesitamos”.
En Konex son casi las 00:30 y ya dieron puerta. Seguimos en el camarín y Cabeza Flotante se prepara para tocar. Esteban está particularmente ansioso porque se calzará el bajo, nuevamente (como cuando lo hacía en La Buzarda) pero esta vez con tres de sus hermanos, Manolo (batería), Nacho (guitarra), Antonio (voz y bajo) y dos de sus amigos, Josema (teclados) y Marcos (guitarra).
Estoy segura que esta es la noticia que le gustaría a Esteban que salga mañana. Él tocando con la banda en su festival con amigos. Pero preferimos preguntárselo porque, de nuevo, Esteban Lamothe siempre es noticia:
¿Cuál es la próxima noticia que te gustaría que se publique sobre vos?
Me gustaría que en la próxima noticia hablen del Rucho Fest, que hablen de la música que pasa por ahí o de mi trabajo como actor. Y que lo que digo, es lo que puede decir cualquier persona. El resto, es parte del juego.