Estupendo se ganó el título de “banda de culto” en 1994 con su disco Bistró Málaga. Con un arte de tapa que bien podría haber funcionado como cartel publicitario de algún aperitivo setentoso porteño, Bistró Málaga estaba compuesto por diez delicadas y sutiles piezas de experimentación sonora. Sebastián Mondragón y Fernando Lamas jugaban dentro de su laboratorio personal con los sonidos y las texturas en una época donde la tecnología no manejaba los hilos y los recursos no eran tan amplios como hoy. “Bistró Málaga existió como un ejercicio de producción con samplers,” cuenta Mondragón. “Algo bastante extenso, con muchas muestras de diferentes músicas y diferente duración que formaban un milhojas único en función de la idea de tema que queríamos, a veces canción, otras veces más ambient, otras más bailable. Pero siempre desde la electrónica como esqueleto y con muchas nuevas músicas y estéticas que investigábamos en ese momento.”
Alejados del mainstream y en una especie de ostracismo siempre mediático, a lo largo de los años Estupendo se dedicó a seguir creando paisajes oníricos y a mantenerse dentro de la ruta de la creación. Casi como mirando de reojo cualquier escena y refugiándose solo en el ejercicio de la experimentación sonora. “Uno con solo un deseo no pasa a formar parte del mainstream, pero puede desear con fiebre ser parte del mainstream y obrar con ese fin en mente a la hora de diseñar la música que uno produce,” reflexiona Mondragón. “En nuestro caso, la producción tiene que ver con ráfagas de músicas escuchadas últimamente, y las acumuladas en todos estos años, sin pretender que eso sea funcional para una fácil escucha bajo los cánones de lo escuchado masivamente según las épocas. Si eso sucede eventualmente, sería un accidente, una conjunción de factores que llevan una canción, un tema al gran público, pero en su base los temas no están hechos con ese fin. Creo que producimos audio más allá del alcance que pueda tener, sea casi nulo, nulo o poco o enorme.”
En 2019 Estupendo regresó con Dotremos, un disco elegante, sofisticado y por momentos oscuro. Para Mondragón, el proceso de grabación fue el mismo de siempre: “Los temas van creciendo de a poco por oleadas, se van incorporando distintos instrumentos según el tipo de tema. No solemos entrar a estudio y terminar todo en uno o dos meses como un banda normal. Usamos bastante electrónica midi y hoy día el obvio uso de estudios caseros hace que tengamos más relax y tiempo para producir un tema, casi como si fuese un cuadro que semana a semana se le suman pinceladas.”
Sobre sus planes a futuro, el dúo confiesa que tiene “bastante material a terminar de estos últimos pocos años, y canciones para producir en estos meses que vienen como para editar en 2020 un nuevo disco. Además, tenemos un par de EPs para editar también en 2020: un EP de música para un film que produjimos en el 2017 y otro de un mediometraje de un amigo uruguayo que hicimos la banda sonora en 2019.”
Escuchá Dotremos en todas las plataformas de streaming.