Gustavo Maristany, uno de los responsables del DATA Festival, habla de esta nueva propuesta y cuenta los desafíos que implica producir desde “el interior del interior”.
Planteado con el objetivo y la inquietud “de generar una propuesta jugosa, nutrida en contenido y totalmente independiente”, el DATA Festival tendrá su segunda edición el próximo sábado 29 de abril en Ciudad Cultural Konex. En esta oportunidad, el line up está orientado hacia el pop y el funk con los shows de Lo’ Pibitos, De La Rivera, Hipnótica y Verne.
La idea de armar un festival de estas características, con orientación hacia nuevas promesas de la música argentina, es tarea de dos productores que unieron fuerzas para llevarlo a cabo: Clara Siancha (manager de Huevo) y Gustavo Maristany (manager de Hipnótica). No es casualidad, entonces, que el nombre del festival y la propuesta –“data” como sinónimo de información valiosa, de algo a lo que hay que prestar atención– haya surgido de dos representantes de agrupaciones ascendentes en el terreno nacional.
El adjetivo “nacional” se justifica en este caso, porque Maristany proviene de Villa María, una ciudad asociada a una escena musical pujante, que en los últimos años proveyó de artistas nuevos a grandes sellos e incluso fomentó la edición independiente. Por otra parte, el productor también es uno de los socios de Me Matan Limón, un local por el que han pasado muchos de estos grupos, de Benigno Lunar a los propios DLR, de Rayos Láser a Madre Chicha. Sin embargo, sigue siendo una localidad del interior a la que todavía le cuesta hacerse oír.
“Yo lo considero un reto constante en el que los costos son muy superiores, hasta irreales. Hay que tener mucha imaginación, además de una banda amiga que te ayude a movilizar esas puestas”, dice Maristany con respecto a producir desde Villa María. “Los gastos que se deben tener en cuenta (traslado, estadía y demás viáticos) suelen ser irrisorios más de una vez. Es como jugar al fútbol en otra división: me tocó jugar en cancha de tierra con pelota alternativa, y ya en Buenos Aires se juega en Primera, pero sabiendo que hay buen fútbol por todos lados. Obviamente, el corte de tickets también es distinto. El interior es muy crudo en ese aspecto, no van a ir a ‘conocer’”.
En cuanto al DATA Festival, el productor dice que recibió la propuesta de Siancha para sumarse y la idea lo atrajo de inmediato. “Venimos a plantear una arista diferente dentro de este mundo de posibilidades como es Capital. Acá estamos y vinimos para quedarnos”, sostiene. “Lo imaginamos como una especie de festival ‘híbrido’, donde puede variar el estilo y el lugar del evento, pero siempre desde la idea de compartir, por llamarlo de alguna manera, data”.
En los últimos años se destacó que Villa María tenía una de las mejores escenas pop de Argentina. Como coterráneo, ¿estás de acuerdo? ¿Lo sentís así?
Creo que hubo disparadores claros para que la gente mire para este lado del mapa. No quiero sonar petulante, porque, más allá de sentirlo, lo vivo de esa forma. Además de grandes valores musicales, se dieron cuestiones estructurales alrededor de los músicos: las productoras audiovisuales, donde remarco la aparición de Elefante Diamante, y también el natalicio de discográficas independientes, como Discos del Bosque y Basura Discos, entre varias otras. También hay que destacar la carrera de música de la Universidad, el Chulo Producciones y Espacio Mundo Bar como parada obligatoria de muchos músicos en su momento, como ahora nos toca con Me Matan Limón.
¿Qué artistas jóvenes te parecen los que hoy están mejor encaminados?
Nuevos, al menos para mí, tanto Usted Señálemelo como Louta me volaron la cabeza. Cada una es muy distinta entre sí y fiel a su estilo. Son unas bombas, suenan de la concha de la lora.
A tu criterio, ¿el rock argentino todavía necesita un recambio?
Sí, absolutamente. Y no sólo debería darse a nivel músicos, sino también un recambio en la escena, managers, producciones y demás. Hay que promover el quiebre de prestar el oído a las nuevas generaciones que ya dejaron de ser promesas, tienen todo para ganase el puesto. La idea absurda de que el músico tiene que estar vigente hasta la muerte es triste a nivel cultural. Como dijo un pensador argentino, Ricardo Iorio, parafraseando un dicho: “Dejá comer a los más chicos, angurriento”.