Fundada en 2011, Expreso Nova Ediciones es una editorial independiente que se encuentra atravesando un proceso de crecimiento. Dentro del circuito del libro, su catálogo articula una amplia gama de registros, dando relevancia a las apuestas de calidad emergente. Jorge Hardmeier, uno de los editores y miembro fundador del sello argentino, comenta sobre su espacio alternativo, abierto a la reinvención continua.
-¿Cuáles han sido las motivaciones que te condujeron a la creación de Expreso Nova y cómo fue ese camino recorrido hasta ahora?
-Yo tenía ya unos tres libros publicados, fundé y fundí revistas (El Anartista fue la más insistente en el tiempo), participaba con notas en diversas publicaciones desde hacía años y formé parte de una antología de nueva narrativa argentina que editó Adriana Hidalgo en 2010. Envié una novela aún inédita a un par de editoriales y no tuve respuesta. Ahí, decidí armar mi propia editorial. En ese momento publicaba con dos amigos una revista que se llamaba Expreso Nova y decidí que la editorial llevara el mismo nombre. Tanto la revista como, obviamente, la editorial, llevan ese nombre por el libro de William Burroughs, a quien admiro. Luego, conocí, por un contacto establecido por quien en ese momento era mi pareja, a Alfredo Baldo y así se formó este equipo de dos. Y también decidí que la editorial fuera una apuesta por los escritores que no acceden a las editoriales medianas o grandes, esas que están en todas las reseñas de los suplementos culturales. El primer libro fue publicado en noviembre de 2011. El camino hasta ahora es, estimo, coherente, la mayoría de los escritores son muy jóvenes y publican con Expreso Nova su primer libro. La editorial funciona así: somos dos personas, no hay burocracia, con Alfredo estamos en contacto permanente y si bien cada uno tiene su tarea, nos consultamos durante todo el proceso de edición de cada libro.
-Acabás de mencionar a Alfredo Baldo. Me gustaría que hagas mención a su trabajo en relación al diseño de tapas. ¿Qué significa su labor para el sello?
-El diseño de tapas, y del interior, es una de las herramientas fundamentales de Nova. Las tapas son un signo de la editorial y esto es mérito de Alfredo. Nos juntó, digamos, el azar. Su trabajo es fundamental para Nova. Como te dije, somos dos personas las que formamos la editorial, y creo que dejaría de existir si alguno de los dos no estuviera, así de simple. Lo bueno del trabajo de Alfredo es que, además de ser un gran diseñador, lee los textos, los corrige, hace sugerencias, creo que eso es inaudito.
-Se suele hablar de las editoriales independientes pero no todos conocemos exactamente a qué se refieren con el término “independiente”. ¿Qué considerás una editorial independiente? ¿Independiente de qué?
-Sí, en todo ámbito ese es un término discutible. Ocurre mucho, estimo, en el ámbito de la música, también. Creo que hay cierto malentendido con ese término. Ser independiente no da plus de nada. Hay cosas hechas en modo independiente que son de baja calidad, así como hay productos del “mainstream” que son geniales. Ser independiente, me parece, es ser inclaudicable con tu producción, evitar que se inmiscuyan en ella cuestiones de índole económica, etc. Para mí, parafraseando a Luis Alberto Spinetta, ser independiente es “tener calzoncillos de cuero”. En cuanto a las editoriales, específicamente, es como en todo otro ámbito: editar lo que responde a lo que uno, equivocado o no, piense que es la literatura que debe emerger. Independientemente de lo económico, de la publicidad, del manejo de ciertos grupos sobre lo que debe ser leído o no, de los medios. Si ocurre cierta exposición, con un trabajo que responda a ciertos principios propios, debe ser bienvenida, no si es con otras armas. Me acordé de Debord, que dijo: “La sociedad del espectáculo dice que lo que es bueno aparece y que lo que aparece es bueno”. Claro que estaba denunciando una mentira.
-En Argentina existe un sistema gubernamental de estímulos artísticos que en cierta medida apoya a editoriales independientes (con recursos o coediciones), ¿qué opinas de ello y qué tan cercana debería ser la relación de las editoriales independientes con el Estado?
-Durante muchos años descreí de concursos tanto privados como gubernamentales. De hecho, hasta ahora, no enviaba mis textos a ese tipo de convocatorias. Últimamente, con Expreso Nova, envío proyectos. De hecho hemos ganado un subsidio y publicado un libro gracias a eso. Creo que, si es limpia y transparente, esa relación debe existir.
-¿Cuáles considerás que son los mayores desafíos actuales de las editoriales independientes?
-El desafío básico es sostenerse en el tiempo. Otro desafío es publicar autores que rompan con la literatura reinante, eso llamado nueva literatura argentina, con la cual me peleo bastante, esto dicho en términos literarios. Hay demasiada literatura que responde al realismo más llano. No hay experimentación con el lenguaje que es la materia de la tarea literaria. Creo que otro desafío debe ser estar más conectados entre los editores independientes.
-¿Qué aportan las nuevas tecnologías al proyecto Expreso Nova?
-Ese aporte creo que se da más por el lado del diseño, que es tema de Alfredo Baldo, la otra pata de Expreso Nova. Obviamente que utilizamos las redes sociales para promocionar los libros y tenemos una página web. Pero, inclusive, tenemos un proyecto de libros artesanales, de edición limitada, una vieja tecnología. Claro que ciertas herramientas de las nuevas tecnologías son útiles pero en última instancia, lo importante es la literatura, más allá de soportes y formatos.
-¿Qué opinión te merece las editoriales virtuales?
-Me parece que está bien. Tanto las editoriales virtuales como las revistas virtuales son interesantes. De hecho, escribo notas bastante seguido para ese tipo de formatos. Pero es un defecto personal, lo asumo: no consumo ese tipo de producciones, el formato me incomoda. Sigo disfrutando más de las cosas editadas con el papel como formato. Y de las producciones virtuales me preocupa su permanencia en el tiempo. Mi opinión personal es que en algún momento se diluirán y no quedará registro. Lo cual no está mal, pero no es de mi gusto.
-¿Desde tu perspectiva, qué editoriales argentinas te parecen más interesantes o han ganado mayor relevancia?, ¿por qué?
-En estos últimos años han proliferado las editoriales. Entropía, Mansalva, El Cuenco de Plata, entre otras, editan cosas interesantes. Hay muchas más que hacen una apuesta fuerte: China Ediciones, Paisanita, Mar Dulce, Editorial Clase Turista. Todas editoriales que apuestan por escritores que comienzan su recorrido, generalmente. Sin embargo, lo que me parece muy interesante es el trabajo de la gente de la editorial Caja Negra. Impecables. Material muy bueno, arriesgan. Y me interesa, fundamentalmente, Caja Negra, por eso que le pido a una editorial: el grado de riesgo, la libertad para editar lo que a ellos les interesa. Esa editorial es muy buena.
-Tu relación con la F.L.I.A.
-Casi nula. Fuimos con Expreso Nova a la última feria que armaron. Me parece que era un proyecto interesante que se desvirtuó. De todos modos, la gente de la librería “La libre”, unos de los impulsores del proyecto, son personas que apuestan a esa literatura que, a falta de otro término, llamamos independiente y lo hacen con gran honestidad y mucho trabajo.
-En el proceso de búsqueda y selección de material, ¿qué tipo de textos te seducen para incorporar a tu catálogo?
-Comienzo la respuesta hablando sobre los libros que rechazo: siempre explico, a los autores a los cuales no les es aceptado el material, que tal decisión es totalmente arbitraria y responde a un modo de ver la literatura, la mía. Y la literatura que a mí me interesa es la que indaga en el lenguaje, la que trabaja con la palabra, la que le da mayor relevancia al cómo que al qué, no me interesa que se narre bien una anécdota o una historia, no busco eso. Me interesa cómo está trabajada la materia textual. Esto se podría definir como: literatura experimental. Pero, como ya dijo Juan José Saer: la literatura es experimental o no es. Tengo una cierta genealogía de lecturas que incluyen a Macedonio Fernández, Osvaldo Lamborghini, Antonio Di Benedetto, Alberto Vanasco, Miguel Ángel Bustos, Perlongher, Héctor Libertella, Néstor Sánchez (por nombrar sólo a autores argentinos), todos disímiles pero en una búsqueda constante de trabajo con el lenguaje. A eso apuesto.
-¿Cómo se definió el perfil de las distintas colecciones de EN?
-Sinceramente, sobre la marcha, respondiendo a la línea editorial y a una cierta estética gráfica y con mucho trabajo.
-¿Qué distingue a tu editorial de otras?
-Creo que lo que nos distingue es la relación personal con los autores que es muy cercana, el trabajo incansable hasta tanto el libro esté en la calle, la distribución (en la cual no dependemos de absolutamente nadie, por lo cual hay una relación personal, también, con los libreros), la disposición para trabajar hasta tanto el autor esté absolutamente conforme con su libro, esto tanto desde mí como desde el trabajo de Alfredo que se ocupa de estar en contacto con cada autor hasta tanto el diseño interior como el arte de tapa estén cerrados. Lo mejor que nos ocurre es la felicidad de los autores con nuestro trabajo. Es genial y ocurre muy seguido. Un tema importante, también, para conservar cierta independencia es que no nos guía un mero objetivo económico. Expreso Nova no es un kiosco. Tanto Alfredo como yo no dependemos económicamente de la editorial. La cuestión económica es, en nuestro proyecto, menor.
-¿La editorial busca a los autores o es al revés?
-Los autores se contactan con la editorial, pero no descartamos que ocurra lo contrario.
-Tenés varios títulos de culto, por ejemplo El niño elefante de Mad Vélez. ¿Qué te atrajo de esa nouvelle en particular?
-Me parece que en esa novela hay un trabajo empecinado de parte de Mad con el lenguaje. La historia es interesante, pero es evidente el laburo de la autora con ese material, con el texto. Es un libro muy interesante.
-Otra obra tan interesante como original: Nebus, del polifacético Claudio Crusoe. Publicar un título como ese sitúa a EN como un sello permeable a lo experimental, también, ¿no?
-Yo apuesto por lo experimental, aunque ese término, por lo que dije antes, me hace cierto ruido: creo que lo “experimental” es inherente al proyecto artístico. Es una condición primera. En cuanto a “Nebus” en particular, claramente es una de las obras más particulares de todas las editadas por Expreso Nova junto a “Los hombres de los pantanos”, de Federico Sironi, que es un texto inclasificable, fuera de todo género. Cuando leí “Nebus” sentí que esa literatura estaba dentro de la línea de Néstor Sánchez, por ejemplo. Me sorprendió mucho y gratamente. Claudio Crusoe es un gran narrador.
-Si tuvieras que recomendar algunos títulos de tu editorial, ¿cuáles serían?
-Todos.
-¿Un catálogo editorial debería ser en cierto modo una autobiografía editorial?
-Es una autobiografía de nuestras búsquedas literarias que se han formado por ciertas lecturas, opciones de escritura, etc. Yo soy, antes que editor, escritor y leo las obras que me envían desde tal condición.
-¿Se vende el catálogo de EN fuera de Bs.As.?
-No por el momento, lamentablemente, salvo que sea vía Mercado Libre. La distribución es un tema complejo, ya que la hacemos nosotros mismos. Pero, claramente, apuntamos a que esa distribución se expanda.
-¿Cómo ves el futuro de la edición independiente?
-Creo que seguirá creciendo, tanto en formatos tradicionales como con las nuevas tecnologías como soporte.
-Podrías brindarnos algún adelanto relacionado a la próxima etapa de Expreso Nova?
-La idea es seguir editando la mayor cantidad de autores posibles de los que nos interesan. En estos días tres nuevos libros comenzarán a ser distribuidos. Uno de ellos, es de una autora que tiene 21 años y es el primero que incluirá fotografías en su interior. Después hay proyectos múltiples, algunos abortados por la cuestión económica. Ahora hemos decidido hacer tiradas limitadas de los libros en modo artesanal. Me gustaría editar autores extranjeros que respondan a la línea editorial de Nova, traduciéndolos inclusive. Me gustaría, también, reeditar ciertos autores argentinos que circulan escasamente y están, por decirlo de algún modo, olvidados.