La vida puso a Jvlian en mi camino y enseguida quedé fascinado con “Rap de L’amour“, un rap de siete minutos en el cual cuatro de los cinco integrantes rapeaban una estrofa —una más bizarra que la otra—, pero con una intencionalidad muy interesante, donde la sinceridad y autenticidad son lo que más vale. Eso fue parte de la experimentación del primer disco, me dirán luego. Cada uno tenía que escribir una estrofa “acerca del amor” y, sin premeditarlo, cada uno sacó su lado más perverso.
Después de un año de seguirles el rastro y cruzarlos en varios festivales (tanto arriba como debajo de escena), accedieron a tomarse una cerveza conmigo en Güll. Cuando les pedí que nos acomodáramos para que estén los cinco, Julián Larquier (alias Dinastía, en voz y sintes) me respondió: “¡¿Fah, los cinco?! Ni yo los veo a todos juntos”. La agenda de los pibes está complicada y no cuentan actualmente con sala fija. Dicho y hecho, la entrevista la realizamos con Larquier, Julián Tello (de ahora en más Yeyo, como buenos amigos que somos, en sintes y voz) y Pablo Anglade (A.K.A. Polsick, en las teclas y programaciones). La formación la completan en el bajo Ignacio Martín (lo conocen como el Desintegrador) y Joni Chacón golpeando la bata.
Los dos ‘Julianes’ (atención a esta expresión) se conocieron haciendo teatro en el Centro Cultural Rojas, de pequeños. A Ignacio lo sacaron de una amistad en común y Pablo se sumó tras conocer a Yeyo en Barcelona. Inicialmente iba a ser el productor de la banda, pero terminó siendo un integrante. Joni se sumó en el 2007 para terminar de dar forma al quinteto electrizante que hoy conocemos. A fin de cuentas, el conjunto no tiene productor, lo cual se vuelve medio caótico, dicen ellos, pero les da total libertad (y responsabilidad) a la hora de plasmar las ideas en canciones y discos. “Todos estamos encima de todo”.
Retomando un tema que toqué en otra entrevista con Pyura, hablamos sobre drogas. Los músicos suelen acompañar las visuales de sus shows con varias alusiones a todo tipo de sustancias, y es algo sobre lo que acostumbran hablar sin tapujos en su obra. Sin ir más lejos, el tema “Droga” fue uno de los singles presentación del nuevo álbum. Así y todo, al lanzarles: “¿Qué lugar ocupan las drogas en sus vidas y qué relación tienen con sus procesos creativos como artistas?” los muchachos se quedan un tanto atónitos y me hacen caras extrañas. “Sobre todo es recreativo; yo fumo porro todos los días, pero es mi caso” suelta uno. “En cuanto a la composición son cosas separadas; una vez compusimos el final de un tema re locos, habiendo fumado un poco de DMT, y fue divertido, pero también depende de cada quien. Si te agarra taquicardia, sudás o lo que sea, mejor no lo hagas”, parecen coincidir. Anecdótico: el track “Tétrico” salió por un mal flash del compositor, me cuenta: “Yo estaba mal conmigo, con las cosas que me estaban pasando, y la droga me ayudó a componer ese tema desde el peor de los lugares, por un mal viaje”. Para cerrar el asunto, acuerdan que es algo personal, y que no todas las drogas son iguales. Reconocen sí que las drogas son parte del imaginario de la banda y está bueno poder hablar de eso.
Este año sacaron un segundo álbum de estudio muy bien recibido que se titula Crisis. Al respecto, dicen que es un disco más concentrado, de temas cortos y de grabar lo que sentían: la crisis que nos rodea. El primer álbum homónimo fue un disco largo, de temas extensos y de mucha más experimentación y posterior edición de lo que se había grabado. Un disco más adolescente, también. Ahora las ideas fueron más claras, el concepto más trabajado desde el inicio y la postproducción menos determinante en el producto final.
A la hora de defenderlo en vivo, dicen que el resultado es que la placa está “bastante bien representada”. Algunas cosas se realizan de forma distinta por las realidades de vivo vs. estudio, pero lo compensan con el sentimiento especial que le ponen, acota romanticón Dinastía. El punto más difícil de replicar es el de las voces, puesto que en el álbum a veces el mismo cantante se dobla a sí mismo y en vivo no intentan fakearlo con pistas pregrabadas. “Todavía lo estamos probando igual” enuncia desde una esquina Polsick, el de perfil “más técnico” entre los tres presentes. “Tuvimos pocas fechas y estamos pensando cómo lo vamos a hacer cuando hagamos la presentación oficial”.
Para la mencionada presentación hay un condimento. Quieren que haya “otro objeto físico además del disco” y para ello están preparando un fanzine con las letras y fotos de lo que representa Crisis. Todavía no hay fecha, pero esta noche se presentan en una nueva edición de Niceto Black.
Y en contraposición a abrir, elegí cerrar con la pregunta a veces tonta u obvia, pero en el fondo siempre necesaria: “¿Por qué carajo se llaman ‘Jvlian’?”. Dinastía dispara entre risas: “Que la conteste Pol” —el único que no se llama Julián de los presentes—. Pablo se limita a quejarse por la responsabilidad y enseguida toma la posta Yeyo: “El nombre ya estaba como ‘JULIAN’, pero le faltaba algo. Nuestro amigo el Mono propuso lo de la V y le dio mucho más onda. Estuvimos buscando nombre mucho tiempo y ningún otro nos cerraba, pero para mí la V le sumó lo que faltaba”. El otro Julián (Larquier) no se muestra conforme y dice: “yo no quería que se llame así y me dijeron: ‘bueno, proponé otra cosa’; les dije Dinastía y se me mearon de risa. ‘Boludo, es re obvio’ (este periodista jamás entendió qué era lo obvio) entonces vino el Mono y me dijo: ‘bueno, si te lo descartaron usalo vos’. Al final me cerró mucho mejor quedármelo, ja”. Y sigue a modo de broma: “Para mí lo más práctico es que Pablo, Nacho y Joni se agreguen el nombre Julián así cierra. ¿Te lo imaginás a Nacho? Ignacio Javier Martín Julián, ¡CUATRO nombres tenía el man!”.
Cuentan a su vez que de la confusión salen cosas buenas y malas: ¿Hay un cantante? ¿Hay dos? ¿Esto le pasó a Julián? ¿Pero y Julián quién es?, parece ser lo divertido, pero de la misma confusión sale también que se refieran a ellos como “los julianes”, cosa que detestan y pasa a menudo, o que les digan —por la V— “¿es Julián o Shulián o…?”. “Si bien somos Jvlian, ahora jugamos con que el proyecto se llama Crisis, es lo que aparece en la tapa del disco de hecho, y a mí me copa más eso”, retoma Dinastía, visiblemente inconforme con el nombre que ha tenido su banda todos estos años.
De bouns track, les pregunté qué quieren dejarle a la gente. Yeyo dice que es algo cambiante, y que hoy por hoy se conforma con que se escuchen los temas. Pablo desea que se le preste atención al disco, que tiene un mensaje y, por último, Larquier comenta que, por un lado, le satisfacen dos tipos de oyentes: “Los detallistas como vos” (en alusión a este periodista), que desentrañan una buena parte de lo que significó artísticamente el proyecto, y los que deliran mucho bailando y gozando: “Yo siempre quiero que flasheen, ¿viste?”. Por el otro lado, cuenta que le encanta meterse entre la gente, que si bien “le dio miedito y le sigue dando”, el día que tenga un micrófono inalámbrico se mete hasta el fondo y baila mezclado con su público dando la cara a la banda en el escenario.