Como género musical, o como un movimiento y un grito de rebelión. Como simple excusa estética para la pose. Con el tiempo el rock ha cambiado, progresado, y se ha atomizado en una infinidad de corrientes y sonidos con intenciones muy distintas. Es sin duda la gran base donde se ha construido el arte joven de la era moderna, ¿pero cuál es su lugar ahora? ¿Cuáles son sus alcances? ¿Qué es el rock en tiempos de productores estrella, remixes en YouTube y festivales para toda la familia?
Hay una banda en Buenos Aires que asegura que Los Elegantes Marcianos Atacan Nuestro Suelo, y sus integrantes lo explican con un sonido experimental y mutante que han formado a base de improvisaciones voladas y llevadas a su límite, pero sobre una base bien tradicional y quizás hoy un poco olvidada. Con un primer disco bajo el brazo y recientemente anunciados como parte grilla del Personal Fest, hablamos en exclusiva con La Piwa, el frontman de un proyecto que rescata al rock n’ roll en su formato más clásico para retrucarlo y sacar a relucir su lado extraterrestre.
¿Cómo definís la idea de la banda y su sonido?
Somos una banda de rock que nace de una raíz experimental. Empezamos zapando en reuniones informales y poco a poco fue tomando forma: elegíamos una tonalidad y tocábamos como una hora sobre ella estirándola lo más posible, y así descubríamos nuevos límites, lugares inhóspitos de esa nota. Usábamos mucho el sintetizador y ese siempre fue un factor clave en el armado de sonido de la banda. Porque si bien después se fueron sumando la guitarra, el bajo y la batería, todo nace de ahí, de los experimentos sonoros que se pueden lograr con un sintetizador. Nuestras canciones por lo general tratan temas metafísicos relacionados al ser, al tiempo, a la mortalidad, así como también hay una matriz más callejera, que habla de la noche, los excesos y la picardía arrabalera. “Puchos y Soledad“, una de nuestras canciones emblema, es un claro ejemplo de esto, donde todos estos mundos convergen. Buscamos que cada canción sea una obra en sí, completa, que cuente una historia, que tenga su propio concepto y que todas en conjunto te dejen una sensación viva de la realidad, alguna reflexión de nuestro paso por la Tierra.
Son una banda de un rock bastante clásico, ¿qué lugar tiene ese sonido hoy, en medio de proyectos experimentales, electrónicos, que buscan algo más moderno?
En Forma, nuestro primer disco, si bien es un disco rockero, también se pueden encontrar varios estilos dentro del género. Hay funk, balada, algo ochentoso, y en todo predomina lo progresivo y la psicodelia. Nos gusta la experimentación, como mencionaba antes, y en la decisión de utilizar estructuras clásicas hay una noción de tratar de llevar el sonido a un lugar surreal, casi límite, como que sea clásico pero también al mismo tiempo se puedan redescubrir horizontes perdidos de la psicodelia de los sesenta o setentas. El onirismo de Virus, las ruinas olvidadas del kraut-rock o los desiertos pintorescos de Pink Floyd. Lo clásico nunca muere y por eso creo que frente al avance de la electrónica siempre va a haber un público fervoroso y sediento de rock, y ahí entramos nosotros, tratando de mecharlo sin caer en los típicos clichés, con nuestra propia fórmula renovadora: este “rock marciano”, como nos gusta llamarlo.
Contame más sobre este primer disco. ¿Cómo lo grabaron, y de qué va?
El disco fue grabado de manera independiente en los estudios MCL y NN con la producción artística de Panchi Stuart (Nikita Nipone) y Mariano Esaín (Valle de Muñecas), y masterizado junto a Daniel Ovie (ganador del Latin Grammy en 2015, laburó con Calle 13, Las Pelotas, y más). Se juntó un muy buen equipo de trabajo y la producción fue una muy linda experiencia de crecimiento para la banda. Teníamos varias referencias de sonido, como The Cure o Los Helicópteros, Joy Division y Sumo. El disco se llama Forma justamente porque como al principio no hacíamos canciones propiamente dichas. Eran más bien zapadas eternas. Con la inclusión de la batería y de una guitarra eléctrica, la banda empezó a tomar una forma más clásica y rockera. Entonces encontrarán en este disco varios géneros dentro de géneros, todos bajo el influjo poético de un rock metafísico con tintes progresivos y canciones climáticas, teatrales y cargadas de un drama sensorial, y así podrán apreciar la búsqueda de sonido de la banda, que al día de hoy sigue explorando en cada show en vivo, en cada ensayo. Las canciones nunca se bañan dos veces en el mismo río.
En general, ¿qué artistas los influyen? ¿Y vos, qué estás escuchando actualmente?
Te puedo nombrar a Sumo, Pink Floyd, Génesis, Los Encargados, Pappo, Manal, The Beatles, Los Ratones Paranoicos, Virus, Patricio Rey, Suéter, Los Helicópteros, The Cure, Spinetta, Talking Heads, Joy Division, los Rolling Stones, Los Abuelos de la Nada, Charly García… Hoy en día estoy tratando de escuchar y ver en vivo la mayor cantidad de bandas posibles acá en Buenos Aires. He ido a ver y me gustan Nairobi, Delta Venus, In Corp Sanctis, Barco, Pilotos, Los Pakidermos, Los Espíritus, Pecera, Nidos, Bon Vivant, Un Planeta, Dietrich. Me parece que todas estas bandas tienen una pata importante en la psicodelia, cada una a su manera y con sus divergencias, pero manejan una estética de rock que me interesa, que me gusta. E internacionales no me pueden faltar Tame Impala, Temples, The Struts, Lou Doillon, Mac DeMarco, Jack White y Stone Giant, banda con la que tuvimos el privilegio de compartir una fecha en Niceto cuando vinieron para el Lollapalooza Argentina.
¿Cómo se conocieron? ¿Cómo fueron encontrando el sonido?
Algunos en el colegio, y después la vida tomó giros inesperados. Yo me fui a vivir a Holanda y al regresar armé y desarmé muchas bandas. En un momento empezamos con un proyecto experimental con Tino (guitarra), Ary (bajo) y con Agustin Adba (productor, director, Dj). Nos juntábamos en un departamento en Núñez con sintetizadores, un piano y una guitarra acústica. De ahí empezaron a salir las primeras ideas que luego se convertirían en lo que hoy son las canciones de L.E.M.A.N.S. Dimos un par de shows con este formato y con el tiempo decidimos incorporar un batero. Así se sumó Rocky y nos empezamos a convertir en una banda. La guitarra y la batería se ajustaron cada vez más y con la aparición del bajo era inminente una estructura sólida de rock. Por ultimo se suma Bunchi en teclados y sintetizadores y yo paso a ser solo el frontman. Esto me da un vuelo más libre sobre las canciones, me da movimiento, expresión, y la banda cobra una teatralidad que antes no tenía. Con estas mutaciones llegamos al formato de hoy. Estoy muy contento adonde llegamos y aprendí que en la vida hay que dejar decantar las cosas, tanto en la música como en las composiciones, en las heridas y en los logros, como en el armado de un equipo.
También en la era digital es cada vez difícil ver bandas clásicas (bajo, viola, batería, cantante) y las formaciones son más flexibles o minimalistas. ¿Cómo es tener una banda actualmente? ¿Qué conlleva, qué significa?
Tener una banda es lo más importante en mi vida. Tuve muchas y siento que llegué a un buen grupo humano, compañeros de ruta y sobre todo amigos en los que puedo confiar. Obvio que hay roces, ego-trips y todo eso que puede haber en cualquier tipo de sociedad, por más pequeña o grande que sea. Pero es parte del folclore, es parte de la vida, saber aprender de los errores, del sufrimiento y los fracasos, tanto de uno como del otro, y en este caso estamos creciendo constantemente. Por más que la gente esté atravesada por la era digital y estén explorando con sonidos cada vez más abstractos, extraños y minimalistas, la canción nunca va a morir, es un patrón popular que está en el inconsciente colectivo desde hace varios siglos y es parte de nuestra genética. Las canciones cuentan historias y siempre habrá historias nuevas para contar.
Van a tocar en el próximo Personal Fest. ¿Cómo es el vivo de la banda? ¿Cómo se preparan para un recital de ese estilo?
Me encanta tocar y participar de festivales, se conoce mucha gente y podés ver muchas bandas grosas bien de cerca. Lo interesante es que podes ir a pispear desde arriba del escenario y sentir la dinámica del vivo desde un ángulo al que el público no tiene acceso y eso en sí es valioso, hay que aprovecharlo. Es de alguna manera un espejo de cómo uno se ve o cómo le gustaría a uno verse y sonar. Por ejemplo, hubo una edición del Personal Fest que pudimos ver el show de Juanse entero detrás de la consola de sonido, podíamos ver cómo operaba el sonidista y lo metido que estaba en su tarea mientras Gaby Carámbula nos volaba la peluca a todos con un alto solo. O ver como Jane’s Addiction hacía un warm up en su carpa con mini amplificadores y una bata pequeña antes de salir al main stage, ¡y se sonaba todo! Los instantes de los Arctic Monkeys antes de salir a tocar, sus nervios, sus movimientos, sus caras de niños grandes. Todo esto combinado con la cantidad de gente que va a estos festivales lo hace muy divertido. Con L.E.M.A.N.S. hemos encajado bien en este tipo de festivales y el escenario grande es un placer porque estamos todos cómodos, cada uno tiene su área y yo me puedo mover libremente. Con esto no quiero decir que el escenario chico nos cohibe, siempre tratamos de sacar lo mejor de lo que hay. Nos consideramos soldados de éste oficio y cualquier obstáculo no será un freno, sino una motivación.
¿Y cómo responde el público?
El público por lo general nos recibe bien y es muy gratificante. A veces es más difícil porque la gente va a ver a las bandas importantes y vos estás abriendo y no tienen ganas de fumarse a la banda telonera, pero una vez más, le ponemos la mejor, como si el público fuese nuestro y se supiera las canciones de memoria. Una vez en Corrientes estábamos abriendo para los IKV y cuando salimos al escenario nos apabullaban de entrada. A mí me gritaban: “¡Peluca, bajate del escenario, gil!”. Al Tino, que por ese entonces tenía un prominente bigote, le decían: “¡Bigote careta!”. Empezamos con el primer tema, el segundo, y nos seguían apabullando, pero a medida que avanzaba el show al público le fue gustando.
¿Qué otros planes tienen para este año?
Este año vamos hacer la presentación oficial de Forma el 20 de agosto en el Roxy Live y también estaremos presentándolo en otras fechas como el Personal, el Teatro Vorterix; pasaremos por Córdoba y otras provincias aún a definir. Seguiremos así hasta fin de año, cuando tenemos pensado hacer una gira por la costa y con el material nuevo que estamos acumulando empezar con la pre producción del segundo disco. También hay proyección internacional, abriendo paso al mercado latinoamericano y España.
***