En Los nuevos recuerdos vendrán, la emblemática agrupación La Foca promueve una resignificación del pasado con un vistazo esperanzador hacia el futuro. Publicado en marzo de este año, el octavo álbum de los uruguayos nos sumerge en una atmósfera onírica en la cual convergen temperaturas dispares sin desequilibrar la armonía sideral que permanece latente desde sus comienzos.
Editado por el sello Ultrapop, el seguidor de La fórmula (2019) es una colección de pequeñas historias y collages sonoros que trasluce el período postpandémico del grupo mediante una oda nostálgica a la libertad más pura, natural y urgente. Sus canciones manifiestan dolor y regocijo, en una búsqueda meticulosa de extirpar la incandescencia de los tiempos sombríos. De la luminosidad de la noche a la intensidad del alba, el paso solemne de esta decena de canciones deja delineada una estela que conserva tanto del rock de guitarras como del pop con aires de melancolía.
Antes de la presentación que tendrá lugar en La Trastienda de Montevideo el sábado 20 de agosto, el cantante y guitarrista Federico González habló con Indie Hoy acerca de de las reminiscencias del pasado, las campanadas del presentes y los destellos del porvenir.
¿Cómo describirías el aspecto más conceptual de Los nuevos recuerdos vendrán?
El nombre un poco lo resume, en el sentido de que hay un montón de recuerdos nuevos, pero siempre desde una óptica de mirar el futuro y sobre todo de construcción. Creo que en este disco somos más explícitos, no nos interesa ese perfil de regodeo en la tristeza, sabemos lo que hacemos y siempre intentamos de alguna manera proponer soluciones a los problemas que tiramos arriba de las canciones. Este disco fue compuesto en el 2021, trascendido por la partida de un querido amigo que se fue cuando lo empezamos a grabar –de hecho, es uno de los que está en la tapa-, y el disco sin querer terminó siendo un proceso de duelo. Siempre con un ojo en el mañana, lo que vamos a construir hoy, a partir de ayer. Nosotros, por sobre todas las cosas, intentamos dar luz.
¿Qué recordás del día que se sacaron la foto de la portada?
En la edición física del álbum hay once fotos, una por canción, y otra que es la tapa. Son todas más o menos de la segunda mitad de la década de los ochentas. Esa foto la tomó un amigo en común, Pablo Grinjot, que es un músico argentino que conocemos hace mucho tiempo. Todas las fotos son en La Paloma. Aparecemos el amigo que falleció, otro amigo que si bien no toca en la banda es como si fuera parte, y yo. Fue justo en la semana que conocimos a ese amigo y fue el puntapié que nos dio lugar a hacer una estética desde la celebración de los buenos momentos. A la vez, es una especie de homenaje a La Paloma, el escenario del inicio de nuestra amistad. Se dio la casualidad que teníamos una foto de frente y otra de espalda, así que nos sirvió una para el primer corte y otra para la tapa.
En relación a La fórmula, ¿cuánto sentís que afectó la pandemia al sonido que refleja el nuevo álbum?
Es algo imposible que no te afecte. Sin embargo, incluso si no hubiera pasado eso, el paso del tiempo siempre te va cambiando. Nosotros somos una banda que tocamos poco en vivo, vamos a cumplir casi 30 años y nuestra clave es llevar un ritmo que podamos mantener. Por eso nos dedicamos estrictamente a componer y a sacar la foto de ese momento. Este es nuestro octavo disco y siento que cada uno es una fotografía de un año de duración. Esta no es la excepción. Nos enfocamos en componer siendo responsables del uso de los climas y tiempos para entender que, en definitiva, lo que importa es lo que va a ser más adelante. También, seamos claros, somos gente grande que tenemos otras actividades aparte de la música con las cuales sostenemos a nuestras familias. Y al final, todo eso también estaba afectando. Es la música, pero a veces es todo, porque la gente la estaba pasando mal. Tampoco me voy a meter de lleno solo en el lío, sino que de alguna manera hay que sacar la cabeza. Construir es una responsabilidad que tenemos como artistas, hay que ser conscientes de eso.
A la mitad del disco nos encontramos con “Aiguá”, el nombre remite a un pequeño pueblo de Uruguay, ¿cuál es la historia de esta canción?
Se tomó ese pueblo como ejemplo para hablar de algo más profundo. Es un lugar que para la topografía uruguaya es muy pequeño. Primero le puse ese título como un seudónimo hasta encontrar otro, pero en el fondo todos los nombres son así. Después me di cuenta que la canción tenía todo eso de lo que significa viajar. La letra desarrolla una especie de conflicto y de resolución del mismo. Los viajes tienen eso de que extrañas todo el tiempo y hasta a veces se te derrumba en algún momento. Estuve todo el año pensando en esto, está pasando ahora, y pasó algo que rompió todo en el momento. A veces lo solucionás pensando en lo que vas a hacer el año que viene, porque quizás la gracia está pensar en un futuro más lindo, en cerrar un pseudo conflicto con un tono más oscuro. Pero se resuelve imaginando estar en otro lugar próximamente.
Lo que decís se traduce también a nivel estético en cuanto al sonido que propone la canción.
Exacto. Muchas guitarras, cosas más densas. En teoría es eso. Yo trato siempre de ser lo más concreto posible al escribir, ir a situaciones puntuales porque no me siento con la capacidad suficiente, admiro profundamente a esas personas que son mucho más descriptivas. Yo me concentro en la situación, en los momentos antes de que reviente, o si bien cuando todo reventó.
Retomando lo que dijiste de que no son una banda con mucha actividad escénica, ¿qué significa volver a tocar? ¿Tienen sentimientos encontrados?
El paso del tiempo realza la importancia de tocar. Ya no es tan trivial tocar, para nosotros es un mundo que tenemos que sostener, invitando a la gente de nuestra generación que cada vez está menos propensa a salir y sobre todo a las generaciones nuevas. La punta del iceberg tiene un lado mucho más interesante y más rico que es seguir tocando y seguir haciendo canciones, pero apareció un nuevo grupo de gente que nos está esperando. Cuando sucede eso es una sensación de satisfacción enorme y lo celebramos, no es tan trivial que ocurra. Para nosotros la presentación de este disco es un evento gigante que no podemos hacer todos los días. No tenemos un público masivo, pero sí tenemos un público que nos acompañó durante treinta años. Es una locura, porque la banda se completa con alguien que está esperando, sino no tiene sentido.
En este show van a compartir escenario con El Robot Bajo El Agua. ¿Qué nos podés contar acerca de la relación entre ambos proyectos?
Nuestro vínculo con el mundo de Jaime Sin Tierra se remite a agosto de 1999, nuestra primera fecha. En 2018 hicimos otra fecha con Jaime en Montevideo cuando volvieron. Son grandes amigos desde siempre, si bien ahora viene El Robot, nosotros con Juan [Stewart] grabamos todos los discos. Se trata de volver a transitar un circuito que solíamos hacer hace muchos años, que ahora todos más grandes es más difícil. Para nosotros es un honor, un privilegio y, de alguna manera, un resumen de todos estos años tanto humanamente como musicalmente. Tiene lógica y sentido que estén ahí compartiendo el escenario con nosotros. Lo más importante es que esto sigue.
¿Cómo se forjó su relación con el cineasta argentino Ezequiel Acuña?
Solo una persona como Ezequiel Acuña se pudo haber fijado en una banda como nosotros. Todo empezó con Jaime Sin Tierra en el año 2000, él nos vio en una discoteca que llamaba El Dorado. A partir de ahí empezó una relación de amistad en primer instancia. Después el gran trabajo fue La vida de alguien [película de 2013], partiendo desde el guion que de alguna manera es una falsa biografía de nosotros. Ezequiel es un historiador de La Foca, sabe todo lo que hicimos, con su personalidad hizo eso y se inspiró en muchas cosas que pasaron. Estuvimos muy presentes en el proceso, hicimos las canciones que interpretan los actores y después rescatamos muchas canciones que nunca habíamos grabado. Nos pasó que fue una especie de revisión de nuestra historia como banda, desde los orígenes hasta ese momento, y de apertura a un mundo que desconocíamos completamente y que, en definitiva, también es responsabilidad de la continuidad de la banda. Estos son vínculos que van apareciendo en el horizonte y uno los va agarrando, y a su vez va generando, porque a partir de Ezequiel nosotros construimos un montón de otras relaciones, con gente de cine y gente cercana. Todavía me sigue pareciendo increíble haber ganado un Cóndor de Plata.
El disco que hicieron para la película está cerca de cumplir diez años. ¿Qué emociones te trae el escucharlo al día de hoy?
Ese está hecho entero por Juan Stewart. Nosotros teníamos hechas humildemente las canciones y se las tiramos encima. Es un disco de una época que refleja el sonido de nuestro 2012. Me parece que es el último disco de una trilogía, yo lo relaciono mucho con Vos lejos de vos y Dos mentes son el mundo. Tiene bastante el aura reflexiva y luminosa, bastante reposada también, yo lo siento así. Me parece que es una muy linda fotografía que cierra lo que significó para nosotros ese período de la banda.
¿Y cuál otro período abrió?
En Ceres y Venus, la banda toma otro lugar. Nosotros conocimos a toda una generación de músicos en Uruguay que nos dieron un espacio que bandas contemporáneas nunca nos habían dado. Empezamos una vida nueva que sigue en La fórmula. Me parece que es un disco más masivo, donde en el país nos conoció más gente y empezamos a hacer shows más grandes. Si tengo que mencionar una banda es Julen y la Gente Sola. Él es un querídisimo amigo que está detrás de toda esa historia. Además de ser un gran artista y una gran persona, fue nuestro puente hacia esa generación. Hay gente más joven que también están apareciendo y son nuestros amigos de la música ahora. Nos encontramos de forma muy natural, la relación se estableció de un lugar muy honesto.
La Foca se presenta este sábado 20 de agosto a las 21 h en La Trastienda MVD (Fernandez Crespo 1763, Montevideo) junto a El Robot Bajo el Agua, entradas disponibles a través de Abitab. Escuchá Los nuevos recuerdos vendrán en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).