La mejor excusa para escaparnos a “La Ciudad Feliz” este octubre es el TRImachi, el evento de diseño gráfico más grande en Latinoamérica. Miles de diseñadores de todas partes del mundo esperan ansiosamente estos tres días del año para asistir al festival.
El evento tendrá lugar en el Estadio Polideportivo de Mar de Plata. Se dará a cabo esta semana, el viernes 14, sábado 15 y domingo 16 de octubre 2016. Son tres días de interracción y aprendizajes, ideales para direccionar el oficio y la creatividad.
Para esta 16va edición se contará con la presencia de conferencistas nacionales e internacionales, desde el Babasónicos Adrian Dárgelos hasta los cyborgs Neil Harbisson & Moon Ribas, entre tantos otros perfiles interesantes y ejemplares.
También existe la posibilidad de visitar exposiciones, inscribirse en los distintos talleres que se imparten, asistir a la feria de diseño, conocer una variedad de editoriales y sellos discográficos y comprar en el mercadito de diseñadores independientes.
Y por supuesto, no podía faltar el espíritu lúdico y celebratorio de Pablo y Seba, que hicieron tangible y aterrizaron este universo de diseño. ¡Habrá sorpresas en la playa, fiestas tridimensionales, skate en el parque, recitales y más!
Tuvimos la oportunidad de que Seba Acampante nos resolviera algunas curiosidades que teníamos sobre toda esta movida inmensa y sobre él.
¿Qué les motivó empezar con Trimarchi?
TRImarchi es una bola amorfa de personas inquietas, que se reúnen por el placer de aprender, de hacer sinapsis, interactuar y lograr metas mayores a través de la interacción, un ritual que lleva 16 años tomando forma. Comenzó con reuniones informales en el quincho de la escuela de Artes Visuales de Mar del Plata, donde con Pablo y varios amigos más, nos juntábamos después de clase a conversar sobre diseño. Básicamente nerds, buscando información que excedía los programas de estudio.
Esta búsqueda de conclusiones nos llevó a un salón de fiestas, donde podríamos nuclear más gente, y así empezó el primer TRImarchi. Al otro año un teatro, y luego al Estadio. Con una inquietud muy similar a la de hoy, la de entender mejor al diseño,
la autogestión, y su interacción con otras disciplinas del campo visual. Nos motiva darle sentido a nuestras decisiones y trazar a partir de las nuevas, y aún más acertadas, ampliar los parámetros.
¿Qué les generó el primer evento realizado? ¿Ese sentimiento continúa en ustedes hoy en día?
Son diferentes sensaciones. El primer evento nos dejó una gratificante revelación de que luchar por una meta podía dar buenos frutos si se creía en la misma. Cuando empezamos éramos muy chicos, todavía no teníamos 20 años, ni trabajo. Tampoco veníamos de familias acaudaladas, ni teníamos mecenas escondidos. Hicimos un trueque, donde le diseñábamos una identidad para un emprendimiento de medialunas al dueño del Salón de Fiestas, a cambio de que nos diese el salón para hacer el evento. Salió. Y así, con mil historias similares en el medio, empujamos el congreso adelante, creciendo sin sponsors ni avales gubernamentales por casi 10 años. 8 estadios, 2 teatros, y el Salón de Fiestas con las medialunas más ricas de la costa. Eso te afianza una certeza en que si hay un foco y un sueño tirando del carruaje, llegamos a donde pinte. Ahora el evento es grande, tenemos aliados como Cynar, British Council, y apoyos fluctuantes de alguna que otra identidad cultural, a veces Nación, a veces Provincia, a veces Ciudad, a veces gracias. Pero esa semillita de autogestión que nos guió tan fuerte al comienzo, no nos deja dudar. Siempre adelante, y flasheando crecer, abrir el sello, la editorial, el programa de tele, el centro cultural, el estudio de grabación, la galería, el festival audiovisual, primero soñar fuerte, después regarlo hasta que se solidifique.
En sus comienzos, ¿alguna vez imaginaron que TRImarchi tendría el crecimiento y la aceptación que llegó a tener?
Nos resultó sorprendente haber llenado el primer salón. No esperábamos más de 80 personas. Y nos encontramos con un salón para 400 personas lleno y entradas agotadas. Al siguiente año nos pasó lo mismo con el teatro y sus 1000 butacas. Nunca entendimos cómo seguía creciendo, y cómo se sumaba más gente a nuestra búsqueda. Al otro año un estadio, y siguió llegando gente desde cada vez lugares más lejanos. Creo que nunca imaginamos nada en concreto, dejamos que año a año todo nos vaya sorprendiendo.
Acabamos de llegar de Londres, seleccionados por una beca de la Semana del Diseño de Londres y el British Council, para interactuar con otros eventos y países que ellos eligieron. Fuimos 10 elegidos de todo el mundo, junto a Rumania, Hong Kong, Dinamarca, México, Australia, Dubái, entre otros. Es un honor estar siendo considerados como icono del diseño latino, logrando los vínculos que toma el evento por sí mismo, abriendo el juego a más personas, más escenas. No esperamos ni imaginamos nada. Seguimos contemplando y entendiendo como el destino decide re-entramarse y guiarnos a esa meta inproyectable.
¿Se quedaron con las ganas de invitar a algún otro conferencista en específico para esta edición 2016?
Siempre hay conferencistas que quedan para otros años, pero creo que esta edición vino cargadísima. No hay de que quejarse, es más… ya estamos sospechando empacho de data. System Overload.
¿Cómo describirías el mundo TMDG que se crea en esos tres días dentro del Estadio Polideportivo?
Es un humor muy curioso. Todos destacan la buena onda general. Todos estamos muy contentos. Escuchando posibilidades de vida muy compatibles con nuestros intereses.
La vida del diseñador, o el freelancer en general, sea ilustrador, fotógrafo, músico, por enumerar algunas de las profesiones auto gestionadas; suele ser compleja, y de difícil desempeño, un ritmo fluctuante y empírico. En TRImarchi se revelan muchas opciones y caminos inspirados. Entonces hay una situación de esperanza y bienestar general, en saber que elegimos un camino tan utópico como concretable, que eso se irradia.
Se genera esta situación de aprender mientras te divertís. Algo que no estamos acostumbrados, pero que debería de ser más común.
Hay mucha gente muy inquieta. Gente que viajó de muy lejos para llegar al Estadio, y está predispuesta a conocer, interactuar. Más allá de las conferencias, están las exposiciones, los recitales, la feria de stands, las fiestas audiovisuales, y las míticas previas, donde Cynar en mano, música a volumen diálogo, y un horario sándwich entre conferencias y fiestas, se genera el clima perfecto para el networking relajado. Ahí pasa todo, se siembra futuro, se cruzan tarjetas y alguna que otra mirada cómplice.
En referencia a una parte del enfoque que tiene Trimarchi este año, “la autogestión”, qué estimás de esta actitud algo necesario para el artista de hoy?
Como hablábamos antes, la mayoría de los estudiantes y profesionales que vienen al evento, proyectan su propio estudio, o su desempeño como freelancers. Poder trabajar desde casa, o nómades, o en algunos estudios al mismo tiempo. Son muchos modelos posibles, unidos por la autogestión. Esta palabra, algo trillada y utilizada en tantos ámbitos, tiene una esencia muy válida, donde cada uno maneja su vida, sus decisiones.
Muchas charlas de este año apuntan al desarrollo de las personas y su rol profesional. Quizás Penny Rimbaud sea el caso más radical: “No hay más autoridad más que nosotros mismos”, propone. Eso puede ser un gran problema si no sabemos organizarnos. Penny es un filósofo que toda su vida la basó en eso, desde sus comienzos en C.R.A.S.S. hasta hoy en Dial House. Es una charla que todos deberíamos de entender, sobre todo si autogestionamos nuestro cotidiano.
¿Cuál es la convicción y singularidad que encuentran en realizar el evento en un lugar como lo es Mar de Plata?
Hicimos PRE TRImarchi en otros países, muchas veces en ciudades grandes, la gran mayoría. Y nos pasaba algo que en Mar del Plata es imposible. El público se dispersaba entre bloque de actividades, se disolvía en la ciudad, volvía a sus casas, se perdían en la oferta de la ciudad. Mar del Plata es una ciudad preparada para recibir millones de turistas, pero que en octubre se encuentra básicamente poblada a un cuarto de su capacidad total. En TRImarchi se ve copada por diseñadores. Es muy fácil caminar por el centro y cruzarte con gente con la pulserita del evento en esos días, en la playa, en todos lados. Mar del Plata es una ciudad muy ocupable y la gente hace uso de eso, la ciudad queda copada por tres días, y recargada por un año.
Hay un factor muy importante también, y es el horizonte costero. Es muy grande, e induce a la contemplación, a la proyección de ideas. Disfrutamos mucho caminar después de las charlas. De hecho este año, uno de los talleres, es una caminata silenciosa e introspectiva por la costa. Guiada por el músico Ulises Conti. Es increíble la oportunidad de entender estos factores mágicos que ofrece la geografía de Marpli. Además, nacimos acá, y eso lo hace mucho más victorioso. Siempre tenemos que viajar para casi todo. ;)
¿Tenés algún recuerdo puntual de algo que aprendiste al laburar y convivir con Spinetta?
Uf… Podríamos hacer una nota específica de anécdotas y fichas. Luis Alberto es una fuente inagotable de experiencias y sensaciones. Justo cuando empezamos a trabajar juntos, yo me había mudado un tiempo a Buenos Aires, y para mi sorpresa, vivía a seis cuadras de lo del Flaco, así que caía con hojitas para dibujar y churros. El los cortaba en rodajitas y los ponía en bowl, como si fuesen caramelos, abría un vino y magia. Nos enseñó mucho, creo que mucha de la metodología de trabajo que teníamos, tomó otro sentido en esos años. Los ensayos de Las Bandas Eternas eran ejemplares, Luis llegaba a las 11am e iba recibiendo a todas las formaciones e invitados del show, durante toda la mañana, la tarde, y la noche. Los diálogos que se cruzaban en el aire nos hacían mirarnos entre nosotros con cara de “no somos dignos”. Data divina. Un día hablaba sobre la holgazanería y la importancia del ocio. Y dijo “Es primordial ser vago. Pero para algunas cosas”. Y eso nos dió vuelta el tablero.
¿En qué sentido consideras que el diseño gráfico puede ser un instrumento y un medio para fomentar cambios sociales?
El diseño tiene en su etimología “Plan Mental”, o sea, la simple acción de planear algo. Pensar. Proyectar. Cuando es “gráfico” alude al campo visual. Pensar con imágenes. Con esa base, el diseño gráfico toma un vuelo que lo aleja mucho de los planes de estudio, de las carreras actuales de diseño. Actualmente se enseña el diseño como una manera de suplir las necesidades de empresas. Todo bien, es parte, es la parte más lucrativa quizás, la que nos ayuda a mover engranajes. Pero hay otras facetas más profundas del diseño. Dentro de lo social hay muchos caminos.
Hace unos años nos visitó el diseñador y secretario de cultura de los Black Panthers, el movimiento que luchaba en 1960 por los derechos de los Afroamericanos. Emory Douglas nos dejó en claro esas posibles facetas. Todos llorando, aplaudiendo de pie. Pero hay casos todavía más abstractos, casi metafísicos donde el diseño gráfico entra en juego.
Yo pienso cosas, gracias a las preguntas que vos me hacés. ¿Pero cómo sé lo que querías saber, y como sabes lo que sé? Gracias a que un diseñador gráfico pensó (tiempo antes de que exista el término Diseñador Gráfico) en un sistema de signos para codificar los sonidos en letras. Y así poder componer palabras, ideas, transmisión de información, cultura. Lo mismo con el loquito que trazó cinco líneas en un papel, y empezó a traducir el complejo mundo de los sonidos en partituras. Algo tan abstracto bajado a un conjunto de signos. Mamadera. Ahí está el potencial del plan mental para el campo visual, y es lo que buscamos expandir en TRImarchi, sembrar la inquietud, la duda que ayuda, la búsqueda. El pensamiento. Para más data sobre esto, rastreen el libro que sacamos este año, por TRImarchi Ediciones, Caminos Inspirados, que va un poco en este plan.
Siendo ustedes referentes de una movida tan grande, qué consejo le podrías dar a las personas interesadas en crear nuevos proyectos?
No hagan nada en lo que no crean, busquen lo que falta, complementen la realidad con sus deseos, y en esa intersección hallarán sus proyectos. Y sobre todo, enamórense de lo que hacen, porque la primera vez que falle (porque todo siempre puede fallar) solo el amor que le tengan al proyecto, les va a permitir levantarse y probar de nuevo.