Después de un cambio de dirección en su discografía en forma de un disco acústico, Los Amigos Invisibles estrenaron este año El Paradise, volviendo a sus sonidos groovy y bailables, a sus letras calientes y encaradoras y a su onda de siempre, que en verdad nunca perdieron. Esta vez influenciados un poco por la escena disco, y con una interesante historia detrás, El Paradise nos sitúa en un lugar específico, donde no se encuentra nada para menores, donde las tentaciones están a flor de piel y el soundtrack de la noche es la banda venezolana.
Este trabajo es el que los trae a girar de nuevo por Sudamérica y el viernes 14 harán de Niceto Club el escenario donde El Paradise espera cobrar vida.
Pudimos hablar con Juan Manuel, mas conocido como Mamel, baterista de la banda, sobre su nuevo álbum y la llegada de los venezolanos a Argentina.
Podríamos decir que “volvieron” al sonido de siempre de Los Amigos después de un disco acústico. Como baterista y percusionista, ¿cómo sentiste volver a este formato y cuál fue el contraste entre grabar ambos discos?
Hace 4 años, dos miembros originales salieron y tuvimos que reestructurarnos. A mitad de camino salía el disco acústico y tuvimos que girarlo, acomodarnos y no teníamos mucho tiempo para sentarnos a componer entre esta reestructuración y tener material nuevo en la calle. A mí personalmente me encanta meterme en el estudio, esa experiencia de ver cómo tus canciones pasan de ser una idea a ya algo grabado. En este caso me sentí muy bien, después de tanto tiempo logramos tener la banda consolidada para meternos a grabar. Estoy muy contento de tener El Paradise en la calle.
Hablando de estudio, entre la interacción con el productor, el encerrón creativo, y las largas sesiones con las bandas, ¿qué es lo que más te gusta del entrar a grabar?
Después de tantos años la experiencia ya es muy familiar, la verdad es que disfruto todo. No solo el hecho de tocar: la experiencia humana de estar ahí, pasarla bien, la relación con el productor, cómo comparten la visión de por dónde va el tema me parece increíble. Pero si me preguntas, la fase que más me gusta es la mezcla, es cuando realmente el proceso de grabación en bruto se convierte. Me parece super interesante ese momento en el que “pules el diamante”. Definitivamente hay que contar con el presupuesto, pero me encantaría meterme un mes y medio a grabar aunque no se puede. Así que hicimos tres sesiones de grabación en las que grabamos 3 o 4 temas por sesión, el resto se hizo en el estudio de cada quien en casa pero aprovechamos para grabar lo fuerte en el estudio y cada uno hizo el resto en su casa. Pero la experiencia de estudio es enriquecedora.
Creo que la experiencia en el estudio para las bandas también es de aprendizaje, ninguna banda es igual cuando sale de haber grabado, por lo que aprenden en el camino.
Definitivamente, por supuesto muchas veces el resultado no es algo que te esperabas, de algún modo enriquece el sonido de la banda y a uno como músico lo hace tocar mejor, es como un cocaching, como si estuvieras haciendo ejercicio. Tus sesiones de estudio se vuelven mas eficientes, cada minuto lo aprovechas al máximo.
Hay muchas colaboraciones en el disco. ¿Cómo estos terceros influenciaron el sonido del disco? Cuéntame sobre como fueron dándose.
Cuando incluís una pieza ajena a la banda, la participación enriquece muchísimo, así cante, componga o toque. Tenemos cuatro colaboraciones; una con Los Auténticos Decadentes, que fue idea del mánager, escuchó la canción y nos dijo “aquí tenemos que meter a Los Auténticos”. Nos pareció que tenía sentido porque tenemos en comúnn la fiesta, a pesar de tener sonidos diferentes. Esa canción en particular tenía una cabida perfecta, los llamamos y los arreglamos y pues ahora tenemos una gran relación de trabajo y de amistad. Son unos tipazos.
A mi papá le gusta Oscar D’León.
(Risas) Habíamos compuesto una salsa para cantarla con él y cuando la escuchó nos dijo que quería hacer una y que iba a aprovechar la oportunidad de colaborar con una banda como nosotros. Le pasamos todos los demos para el disco y escogió “Sabrina“, canción compuesta por el bajista y Jorge Espinel. Es una bossa nova super funk y un poco psicodélica (risas). La participación de Oscar la puso en otro nivel. Es como te contaba, la participación de alguien lleva lo tuyo a otro plano, a un lugar donde sola la banda no hubiera llegado.
Decías que Los Autenticos tienen en común la fiesta con ustedes. Me parece que el concepto de “fiesta” y “baile” está pasando de ir a bailar música electrónica a ir a ver bandas con vientos, percusiones, bajo, este tipo de fiesta tropical. Es como que está regresando lo más orgánico.
Siempre han habido bandas cuyas propuesta en vivo tiene que ver más con que sea una fiesta que sentarse a ver músicos tocando o menear el pelo. Los nuestros y los de Los Auténticos son shows para ir a bailar, a emparejarse, a brincar. Las letras son para gozar, son jocosas, experiencias divertidas, picaronas, de pronto un poco sexuales algunas, otras de bares, fiesta. Nosotros creemos que la columna vertebral de nuestra música, no solo de la música sino de la puesta en escena, es que sea algo bailable. Que se tomen el tiempo de ir a comprar un ticket para ir a desconectarse. A la gente le gusta porque le permite desconectarse del día a dia, de las malas noticias, de la monotonía de su trabajo. Por eso tanto Los Auténticos como nosotros cargamos esa bandera de la propuesta de que vayan a bailar.
Las letras de Los Amigos, durante toda su discografía, recurren mucho a la atracción en una pista de baile, el encare, el me gustás y yo te gusto. Me parece increíble cómo siempre logran tocar el tema desde un enfoque distinto, poniendo la situación en distintos escenarios y lidiando de otra manera.
Son experiencias cotidianas que cualquier persona ha vivido. La experiencia del chico que coquetea a la chica, el lugar donde pasa, los chicos tomando cerveza y pasa la chica y la conversación para. O tu vecina que te encanta pero no le hablás. Hace falta eso en la composición, que sea divertida. De algún modo todas nuestras propuestas tienen una meta en particular. En este caso es que los temas tengan relación con cosas picantes o divertidas, a la gente le gusta porque te pone de buen humor. Está bueno ir por la vida como músico haciendo feliz a la gente.
Como decías, todos las hemos vivido. Las letras de Los Amigos fomentan esto de sacar a bailar, de seducir y de básicamente perder el miedo.
Claro, o hablás de un personaje en particular que te parece divertido. Algún personaje que te dejó una experiencia divertida. Es chévere pero siempre la idea es que sea alegre.
La portada del disco, las luces, el diseño me recuerdan a Miami Vice. Me parece que se presta que toda esa movida capaz aportó no solo al sonido sino a que en vivo tal vez haya una propuesta que complemente el concepto. ¿Puede ser?
Sí se toma algo de lo colorido y alegre, pero no estamos tomando al pie de la letra el arte del disco, que se relaciona más con el concepto del disco que con la puesta en escena. El diseño viene justamente de lo que comentás, toda la onda del art decó, las discos, las marquesinas en el nombre del local, muy Miami en los ’70. El disco habla justamente de ese lugar, ese club al que vas a pasarla bien, un bar de chicas ambientado en los ’70. El disco es como el viaje de una noche de rumba de una persona x que entra a este club y se encuentra a este presentador presentando a las chicas y nosotros somos como el soundtrack de la noche de quien se quiera involucrar. En vivo sí tomamos algo de ahí, cuando podemos viajar o alquilar pantallas nos apoyamos para explicar un poco el concepto del disco.
Claro, es un disco medio conceptual.
Todos los discos tienen como una historia. Cada disco en su momento tenía algo sucediendo en la vida de la banda que influenciaba el viaje que era el disco. Esta no es la excepción, todos nuestros discos tienen una identidad. Quisimos empezar a rondar la idea de que sea un club y a todos nos pareció divertido que esté enmarcado en este lugar en el que todo el mundo va a disfrutar de beber, de placeres, etcétera. “Arepa 3000“, por ejemplo, era una sátira de cómo los venezolanos iban a recibir el año 2000, era toda una sátira de que todos pensaban hace 50 años que en los 2000 los renos iban a volar y resulta que no fue así (risas). El Paradise es una historia de un gran club nocturno.
¿Cada concierto es diferente? Me refiero a si se adaptan a cómo viene la gente, si es el mismo setlist para todos o si depende mucho del público, capaz tienen una idea de lo que van a tocar y van viendo cómo responde la gente.
Cada show tiene su setlist. Tenemos un setlist para Argentina, pero no será el mismo en Chile o Ecuador, es un setlist completamente distinto que obedece también a veces al tiempo para tocar. En festivales obviamente tenés menos tiempo y te toca acomodarte. Particularmente nuestros shows sí siguen una estructura, no a nivel canción sino a nivel de energía. Los primeros quince minutos es música fuerte, arriba, que despierte el estado de ánimo de la gente. Como nuestros shows son continuos necesitamos jugar con el público, subirlo o bajarlo a veces. Las canciones cambian todo el tiempo de lugar.
¿Qué traen Los Amigos este viernes? ¿Qué podemos esperar?
Mucha fiesta, vénganse con ropa liviana. Vamos a estar tocando el repertorio de El Paradise obviamente, pero como en todas las bandas uno se hace esclavo de sus canciones. Los Amigos no pueden presentarse en un lado sin dejar de tocar su repertorio de gente. Hay canciones que la gente va a ir esperando escuchar. Nos vamos a pasear por toda la discografía y vamos a darle parte de lo nuevo también.