Su historia y su sonido están muy ligados al lugar de donde viene; esta gran movida musical y artística que fue llegando de a poco desde Mendoza y ya está instalada (y domina) en el indie nacional. Ahora, su disco debut, cosechó más de cien mil reproducciones en YouTube en un par de meses. En esta nota el joven Luca Bocci nos cuenta su historia y, por extensión, la de un grupo de artistas que le están enseñando a todo un país a convertir un grupo de amigos y canciones en toda una revolución.
¿Cómo es tu historia con la música?
Arranqué de re chico, toco la guitarra desde los seis años. A mi viejo le gustaba mucho el rock nacional tipo Charly, Los Abuelos de la Nada, y cosas más viejas también. Me mandaron a un colegio de música en Mendoza que es semiprivado y te dan música académica. Ahí aprendí lo primero, tipo audioperceptiva, armonía funcional y todo eso. A los catorce empecé a andar en patineta, escuché mis primeras bandas punk y me cambié a una escuela pública; no quería ir más doble turno y me hice una cresta y una banda punk. Ese fue como mi primer encuentro con mi música, digamos. Música que escribía yo, porque en la escuela siempre me hacían interpretar a otros compositores, a Bach, o lo que verga sea. Siempre eran cosas de otra gente. Cuando me hice la banda, con compañeros de la escuela, fue donde apareció todo. Después aparecieron las drogas, que te cambian el panorama, la cabeza, y todo.
Sin embargo ahora te conocemos por un disco solista, música que firmaste con tu nombre y tu apellido. ¿Qué pasó entre esa banda punk y este disco?
Yo creo que el disco es como una síntesis de mi vida. Tuve la banda punk, después Alicia, después una o dos bandas más. El disco solista eran las canciones más recientes que iban quedando fuera de las bandas, canciones que no cuadraban mucho en “el rock” o lo que estaba haciendo con la banda que haya tenido en ese momento. Eran temas más experimentales, con otra búsqueda sonoras, más jazzera quizás. Habían temas re simples, que para mí eran re chotos. Cuando hice el primer tema, hace unos dos años, estaba re tirado en mi pieza, fumando, tocando… y dije “no, esperá, voy a hacer algo más choto, voy a agarrar los acordes que todo el mundo usa, una melodía obvia, y voy a decir algo”. Y salió el primer tema, “Ahora”, y de ahí el disco, que por eso también se llama así. Para mí fue provocativo, fue un desafío aceptar el lado simple de las cosas. Ahora que saqué el disco me doy cuenta de la fuerza que tienen esas canciones. Bueno, es lo que dice el tema, *canta* “y mis canciones…. ya no son complicadas…”. También pasó que siempre hay influencias, cosas que te van marcando para dónde ir. El mundo, mis amigos, todo. Cuando Simón sacó su disco con un celular, todavía era un pibito más y no era ultra mega conocido; nadie se lo tomaba en serio. Yo lo escuché y dije “este chabón no sabe ni tocar la guitarra y está diciendo mucho más que todos”. Me cayó esa ficha y quise dejar el virtuosismo de lado, que era algo muy común en la música mendocina antes de que pase todo esto. Todos eran bastante prejuiciosos. Y yo creo que el paradigma ahora está cambiando, las cosas son más genuinas y por ahí más simples, pero son más auténticas al fin y al cabo. Ya no importa si sos un chabón que toca hace 20 años, importa más lo que decís.
Y por lo que me contabas, veo que de alguna manera vos viviste las dos cosas. De la escuela privada tocando música clásica, a la cresta y la banda punk… está esa misma dualidad.
Claro, sí, y esa ambiguedad estaba en mi vida y en la de varios acá, presente todo el tiempo, y es una lucha que está sarpada porque te enriquece un montón. Yo sé que el disco que saqué no es poco, porque para sintetizar tenés que tener de dónde sacar para sintetizar. Yo no quería sacar un discazo, quería sacar unos temas que tenía escondidos por ahí, y terminó siendo la obra más efectiva de todas las que he hecho, ¿entendés?
Hablando de esa simpleza, siempre me gusta ver el primer comentario en tu disco en YouTube, que es un chabón diciendo algo así como “este disco lo hicimos con una consola no sé cuánto, un 58 y una compu re fundida sin teclas…” ¿Cómo fue la grabación?
El disco lo grabé en mi casa. Yo estaba a full con Alicia, mi banda, con la que estamos por sacar el primer disco. Y si no hubiera sido por el Peluqui, que es el de Las Cosas Que Pasan, una especie de gurú o mesías del rock acá en Mendoza, que todos lo re seguimos… él vino un día y me dijo “ya fue, Bocci, grabemos el disco, lo grabamos con mi Focusrite de dos canales, y mi compu…”. Una compu que está re hecha verga, le faltaban todas las teclas. Y lo grabamos en mi casa con lo que teníamos. Eso terminó siendo el disco. Después obviamente tomó otra dimensión, se súper demoró; el disco lo grabé en tres meses pero tardé casi un año y medio en sacarlo, por la post-producción, la mezcla, el máster, pasarlo por la cinta, y terminó siendo algo “en serio”. Pero partió de esa búsqueda re inocente, de estar acá en mi casa… y no sabés lo que es mi casa, o sea, no hay ni agua caliente *risas*. Igual es un lugar donde pasaron un montón de cosas, ha tocado Francisca, Simón, los Usted Señalemelo y otras bandas de acá, todas tocaron en mi casa. Es una casa que tiene muchísima magia, por así decirlo, y todo lo que está pegado en las paredes de la casa quedó también pegado en el disco.
Esa relación entre los Usted, Simón, los Perras, ¿cómo era antes y cómo es ahora, después de que se masificaron un poco todos?
Fue todo re gradual, en cierto punto. Imaginate que yo a los Usted Señalemeló los conozco desde los 12 años. Cuando yo tocaba en mi banda punk, ellos tenían otras bandas, y la primera vez que nos subimos a un escenario fue en el mismo lugar. Nosotros a la vez formamos parte de algo mucho más grande, te tendría que hacer un mapa, que incluye gente que vos no conocés, o que no son conocidos. Ahora se conocen dos, tres, cuatro bandas, pero hay veinte. Hay un par que son Lavanda Fulton y Mi Amigo Invencible, que cuando nosotros estábamos buscando una identidad sonora ellos ya la tenían, porque tenían diez años más. Peluqui tocaba en los Fulton y terminó siendo uno de los productores de mi disco; el Gabi Orozco (Usted Señalemelo) fue otro. Una referencia de cada generación. Eso pasa todo el tiempo, se va mezclando todo. Loco, Mendoza es como Shelbyville, hay cuatro personas *risas*. Es muy fácil relacionarse con otros músicos, y si no nos ayudáramos no habría forma. Porque no hay sellos, hay tres estudios, no hay lugares para tocar.
Sí, vi que es muy común que toquen en casas y cosas así…
Sí, si no hiciésemos producciones independientes no haríamos nada. Yo ahora estoy acá en la casa de Simón y Juan, porque anoche me quedé a dormir, y veo el patio y me acuerdo de una fecha que se llamó Cucumelo y vinieron como 300 personas. Me acuerdo el patio lleno de gente; fue la primera vez que tocó Perras. Me acuerdo de los pibes laburando, cortando tickets, vendiendo birra, el sonido, tocar… hacíamos todo, loco. Antes de irnos a Buenos Aires con el Simón, como no teníamos plata para ir, hicimos una fecha en mi casa y también, hicimos todo, limpiamos… Recién ahora podemos empezar a dedicarnos solo a la música, pero ha sido un trayecto bastante largo y de rompernos el orto. Si no, no estaríamos donde estamos. No es una casualidad. Hacemos lo que hacemos con el corazón, le estamos dando todo, y creo que por eso estamos llegando a donde estamos llegando. Y mucha gente más lo está haciendo, y no es un capricho, es… cómo decirlo… ¡un movimiento! Somos parte de un movimiento. Como lo fueron los hippies, o Charly García; nosotros somos otro movimiento, uno nuevo, uno joven, y si bien lo hacemos de una manera medio inocente, es algo serio. El otro día fue la presentación del disco de Usted Señalemelo y fue algo histórico.
Me imagino, algo así como la cumbre de todo esto que les pasa.
¡Claro, sí! Era como que ellos estaban arriba pero estábamos todos arriba del escenario. Son representantes de algo. Y nosotros siendo parte de eso, y amigos, y hermanos, estando ahí nos dimos cuenta de eso. De que todo el laburo que venimos haciendo y que vienen haciendo las generaciones pasadas está convergiendo en algo, se está volviendo algo tangible. 1200 personas cantando una sola canción… eso es algo.
¿Cómo es todo eso de ser mendocino y tener que irte a tocar tu disco a Buenos Aires, que la gente responda, volver? ¿Es necesario ir a Buenos Aires?
Re necesario, olvidate. Mendoza es un lugar re facho, en realidad. Un lugar conservador, donde hay mucha guita, mucha mafia. Hay terratenientes grosos. Cosas así, que también, qué se yo, le dan su gracia al lugar. Cuando yo tenía la banda punk y salía a patinar, veía la presión policial, tener que estar escapándonos siempre de todo. Después iba creciendo e iban pasando cosas también. Yo he estado detenido en una comisaría varias veces en mi vida, y no soy un delincuente, soy un pibe normal ¿entendés? Yo creo que todo eso condiciona, y te vas a Buenos Aires y encontrás otra entrada. Lo que no tenés en Buenos Aires es el escape de mirar para un costado y tener un pedazo de tierra enorme, la montaña. Te rescata un toque. Pero en fin, culturalmente es eso, está bueno crear el puente. Conocimos un montón de gente de Buenos Aires que terminó viniendo a Mendoza, amores, amigos, socios, gente de todo tipo y rubro. Estamos generando un intercambio. Eso es lo que me parece más importante, fuera de la música. Una especie de federalización.
¿Cómo sigue todo? ¿Qué planes tenés para el futuro?
Ahora lo voy a presentar, primero en Buenos Aires en agosto ya que -mirá qué irónica que es la vida- acá no encuentro ningún lugar *risas*. Va a estar sarpado porque va a ser con banda y todo el show. Me salió una gira en México también, así que voy a estar allá en octubre. Está bueno porque el disco se está empezando a mover, y también porque con eso puedo impulsar mis otros proyectos.
¿Y ahora, me dijiste, se viene el disco de Alicia?
Claro, de hecho creo que eso es lo que más quiero hacer. Me encanta mi disco solista, y creo que está sarpado haberlo hecho, pero creo que Alicia, al ser cuatro en vez de uno, es diferente, un proyecto más sólido. Mi disco es medio etéreo todavía, es como que está, y si están los pibes para tocarlo lo tocamos, pero a veces no están… no tengo la plataforma para ser solista, bancarlo todo… Ahora quiero sacar el disco con Alicia y girar una bocha, y que pase lo que tenga que pasar. Al fin y al cabo es solo música, le podés poner el nombre que quieras. Acá los músicos mendocinos estamos todos en todo y es sarpado. Yo ahora estoy tocando con Simón Poxyran, tocando un disco que se le ocurrió a él en una tarde, vinimos, lo grabamos, y de eso salió una gira increíble donde pasaron un montón de cosas. Ahora ese proyecto ya no está, Simón está con Perras de nuevo. Las cosas son así, súper espontáneas, está bueno no engancharse con nada y que la cosa vaya fluyendo.