El 11 de noviembre en Santos 4040 van a pasar cosas raras y mágicas, porque se unen en concierto Mariana Baraj y Paula Maffia. Paula –que en la referida fecha será acompañada por Lucy Patané & Nahuel Briones -es miembro de la orquesta de señoritas Las Taradas –ese grupo de chicas que cantan temas de los años treinta, cuarenta y cincuenta- y de otros grupos, entre ellos La Cosa Mostra, del cual participan el Ruso Hijo de Puta Santiago Mazzanti y la inefable Lucy Patané, otra Tarada. Paula editó, asimismo, un disco en solitario, Ojos que ladran. Mariana Baraj es cantante, percusionista, charanguista y compositora. Ganó un par de Premios Gardel y su último trabajo discográfico es Vallista, al que lo preceden seis discos en solitario. Mariana es hija de Bernardo Baraj y colaboró musicalmente con la selección argentina y con el resto del mundo: Pedro Aznar, Liliana Herrero, Hilda Lizarazu, Serrat, Fito Paéz, Julieta Venegas, Randy Weston y siguen las firmas musicales. Ambas cultivan la mixtura: rock, folklore, música mexicana, bolero, cumbia y dale que va. “Mi recorrido en la música comenzó desde muy chica por mi papá Bernardo” –refiere, claro, Mariana– “y comencé a estudiar música a los quince años y en la actualidad lo sigo haciendo. Mis primeras experiencias musicales con un carácter profesional comenzaron a comienzos de los 90’s. Mi papá me enseñó a amar la música y a vivirla con disciplina. Todo lo que me fue pasando con la música es pura consecuencia de trabajar sin parar”. Los inicios de Maffia son diferentes: “Yo vengo de una familia de intelectuales, no hubo ningún incentivo musical en mi entorno. No obstante no me faltaron un par de cassettes tan diversos como fundamentales que agradezco mis padres hayan dejado a mano: Chopin, Queen, María Elena Walsh y Ella Fitszgerald. Los ponía y saltaba en la cama. También prender la tele y escuchar las bandas de sonido de Tom & Jerry o Merry Melodies me impresionaba más que el relato visual del dibujito. Para los cinco años yo tenía la certeza de que era una irremediable enamorada de la música y para los quince la certeza se transformó en coraje y le pedí a mi mejor amiga que me acompañara a inscribirme al Conservatorio: en una de esas, la música era un amor correspondido”. Y agrega, refiriéndose a su genealogía musical: “Hay un referente importante del bandoneón en mi familia, Pedro Maffia, hermano de mi bisabuelo. De ahí en adelante no supe de otro músico en la familia. Pero son todos muy cultos y conocedores y amantes del arte”.
La educación sentimental
Estas chicas superpoderosas son buceadoras musicales, tanto sea por los géneros recorridos como por la diversidad de instrumentos utilizados. Baraj: “En mi caso elegí el canto y la percusión como instrumentos principales aunque me interesa sumar otros instrumentos para componer y también complementar a la hora de tocar en vivo como charango o cuatro”. Maffia elige la voz y si se la escucha cantar, no se puede dejar de darle la razón: “Yo elijo la voz porque es transparente, depende de la imaginación directamente, es virtual y física a la vez y me parece realmente un instrumento inconmensurable. Pero creo que cada canción pide un instrumento pareja a la hora de ser compuesta. Una vez que la canción se hizo «adulta», creo que se anima más fácilmente a ser trasladada a otras plataformas”. Ambas señoritas están enamoradas de la música, ese sentimiento que no puede parar: “Mi recorrido siempre estuvo ligado a la libertad y a la experimentación y si bien fui pasando por diferentes instancias artísticas” –comenta Mariana- “siempre el eje estuvo puesto en dedicar la vida a la música. Por eso todo lo que me va pasando con la música es consecuencia de un largo camino de hacer siempre lo que mi corazón me dicte y vivir la música con mucha disciplina, responsabilidad e intensidad”. Paula repasa su relación cambiante: “Pasé de ser una enamorada de la música a ser una cortejante. Al inscribirme a los quince en el Conservatorio me propuse formalizar un vínculo con ella. Casi en simultáneo empecé a componer y tocar en mi primer proyecto, una banda punk de chicas llamada Acephala. No necesité muchos años para darme cuenta que yo no era criatura de Conservatorio y a los veintiuno (mientras cursaba Antropología en la UBA) abandoné el mismo y pasé a formar, al poco tiempo, La Cosa Mostra, convencida de que lo mío era la academia y el rock. Contra todo pronóstico, años después abandoné la carrera y mi trabajo para dedicarme de lleno a la música y la docencia. Para entonces ya habíamos formado Las Taradas que prometía lindo y ya llevaba muchos años de tocar solista”. Ese amor por la música hace que, en sus recorridos, Baraj y Maffia no se casen con ningún género: “Siempre tuve una inquietud natural de transitar diferentes caminos dentro de la música y también de sumarme a proyectos de otros artistas. Creo que esta posibilidad te enriquece y te nutre muchísimo”, explica Mariana Baraj. “En mi caso volver a estos géneros” –refiere la señorita Paula Maffia- “es más de una locura por la música vieja de la era pre-rock que de una búsqueda de linaje. Mi incursión por la música latinoamericana se hizo en simultáneo al desmenuzamiento del repertorio de la canzonetta napolitana y la chanson francesa. Hay algo en las sonoridades crudas de los años 30’s, 40’s y 50’s, y hay una intensidad tan fuerte en estos géneros mencionados, que me hacen concluir que el rock, en realidad, existe desde mucho antes de que se lo llamara como tal”.
¿Qué escucharon estas mujeres en su educación musical? ¿Qué escuchan una tarde estando en sus casas? Maffia se despacha: “Nacida en el ’83 no puedo dejar de mencionar de mi época pop a Roxette, Mariah Carey y los B52’s, de mi temprana adolescencia a PJ Harvey y Tori Amos y cuando descubrí el trip-hop y con esto Massive Attack, Portishead, Björk, Smoke City, Morcheeba. Para los 16 o 17 ya estaba metidísima en el punk y post punk con las remeras de Pixies y Breeders agujereadas de tanto uso y yendo a ver a las She-Devils o a Poca Vida a Melonio o el Salón Pueyrredón. También me empecé a meter mucho en el mundo cantautora cuando a los 15 descubrí a una de mis referentes máximas, la cantautora uruguaya Samantha Navarro. Ahora si salgo a escuchar es a bandas o solistas amigxs, de aquí o alrededores. No soy muy fan de los festivales masivos. Me morí por ver a St. Vincent pero ni loca me meto en un Lollapalooza. Si estoy en casa sintonizo Radio Urquiza por internet que pasan jazz descatalogado, muy raro de conseguir, a cualquier hora. Si tengo ganas de bailar me tiro un La Femme, Peaches o un Tom Tom Club. Si estoy tranqui escucho a Ibrahim Maaluf o Carl Nielsen”. Mariana ejerce la síntesis: “Escuché de todo, muchos músicos de jazz en mi casa cuando era chica, luego comencé a escuchar folklore y como me gustan todos los estilos sigo escuchando de todo. Cualquier tarde en mi casa podrían sonar Las voces de Oran o Los Manseros Santiagueños”.
Usted se preguntará por qué cantamos
Mariana Baraj está presentando, actualmente, su último disco, Vallista. En noviembre de este año editará Churo! –un disco para niños– y tiene varias fechas con Trenzadas –grupo formado por Charo Bogarin, Barbariza Palacios y Mariana– además de una gira programada con el Proyecto 4 Minimal, colectivo de artistas de Japón, Corea y México.
Paula Maffia, además de Las Taradas y La Cosa Mostra, tiene un dúo performático de música y poesía junto a Mariana Bugallo llamado Boca de Buzón, el cual a su vez también devino en un programa de radio semanal.
En esta época de gran movilización social femenina, les pregunto por eso, por el rol de las mujeres, particularmente en el ambiente musical: “Creo que hay un avance pero sí, falta mucho. La mujer va ocupando mayores espacios” –opina Mariana- “pero aún están muy instaladas algunas ideas o conceptos que hasta que no se erradiquen la mujer seguirá un poco relegada en muchos aspectos”. La señorita Maffia saca a relucir sus estudios de antropología y arqueología musical: “Yo creo que no es para nada novedosa la mujer en la música. O sea, la mujer está asociada al fogón, a la cultura oral, al canto y a la leyenda. Esa es la cultura del matriarcado y la reunión. Que la industria y la sociedad hayan ocultado o banalizado a la mujer es otra cosa. De todos modos, desde que empiezan los registros sonoros hay directoras de orquesta desde clásicas como Frieda Belinfante hasta populares como Ina Rae Hutton. Sí creo que finalmente, en parte por mérito exclusivo de las mujeres de luchar por su lugar en el arte o en el área que sea (siempre, finalmente, será una lucha de género y política), y en parte porque al mercado siempre le conviene ser laxo para abarcar la mayor cantidad de intercambio (el mercado no discrimina), las mujeres dejaron de ocupar ese lugar obligado de coristas o cantantes y pasaron a tocar, hacerse oír y ser referentes como instrumentistas, compositoras y autoras. Creo que si bien es una pregunta vieja, lamentablemente no pierde vigencia cuando, al día de hoy, periodistas de ambos sexos me siguen preguntando «por qué Las Taradas es una banda integrada sólo por mujeres». Yo les pregunto si le hacen la misma pregunta a los chabones de la Bersuit. Todavía tenemos que dar explicaciones para nuestros aquelarres. Torquemada presente”.
La voces de ambas, tanto de Baraj como de Maffia, son muy particulares. “La voz es un instrumento más que tiene que ser trabajado desde muchos aspectos comenzando por la técnica y muchas cuestiones que hacen a la interpretación, la expresión y mucho más. Estudio canto desde los 15 años y creo que la voz con el tiempo va adquiriendo carácter, color y peso, va madurando”. Palabras de Mariana. Y Paula explica cómo fue su trayecto en el trabajo vocal: “Disfrutándolo, haciéndome odiar mientras cantaba desafinada a los gritos desde que tengo uso de razón. Es muy fuerte la sensación del cuerpo cuando canta. Es un placer que una vez que lo incorporaste se vuelve muy adictivo. Puedo aceptar que de pequeña nunca pensé en componer o dedicarme a la música, pero nunca no pensé en cantar”.
¿Y la música? ¿Qué es?, pregunto. Abre Baraj: “La música es la posibilidad de conectar siempre con algo bueno, cura, no importa el género. Creo que la única meta que tengo es la de que todo lo que haga realizarlo con la mayor excelencia posible, ya sea en discos o en vivo. Proyectos siempre tengo muchos, lo importante es trabajar para llegar a los corazones, abrir cabezas y dejar huella”. ¿Y por qué ciertos géneros son defenestrados desde la oficialidad musical? La que responde –utilizando la cumbia como ejemplo- es Maffia; recurre, nuevamente, a sus conocimientos de arqueóloga musical: “La cumbia es un género extraordinario y complejo con una pata en la cultura negra (la costa) y otra en la cultura aborigen (la montaña) de Colombia. Ninguna academia que se precie de ser tal puede ignorar esto. Luego hay géneros a los que «la gente» le toma tirria como el reggaeton o la cumbia villera o, en los 80’s, la llamada «música tropical» o «de bailanta», por hacer apología a cosas «no finas»… pero creo que ahora con tantx niñx bien cantando cumbia políticamente correcta, esta es una brecha soslayada”. Y refiere sobre sus proyectos más allá del aspecto musical: “En la actualidad pienso en una manera inconvencional de vivir la vida, nunca sabiendo con certeza lo que va a pasar pero aun así con la posibilidad de proyectar y sentir que tengo control sobre mis ideas. Creo que viajar y conocer lugares nuevos es un gran motor. Sentirse en permanente movimiento, además, es una necesidad importante. Es una manera de consolar aquella frustración del inevitable ser humano: la imposibilidad de estar en dos lugares a la vez o de vivir más de una vida en simultáneo”.
Con ustedes: Baraj – Maffia / Maffia – Baraj. Y las razones de tan bella juntada:
“Me gusta el trabajo de Paula y la vengo siguiendo hace rato con varios de sus proyectos, creo que es muy talentosa y me interesa la interacción con músicos como ella. Vamos a tocar varias canciones juntas, algunas de ella, otras mías y una parte de solo set con charango, loopera, set de percusión y pistas”.
“Yo admiro enormemente a Mariana. No sé en qué momento sugirió la posibilidad de compartir fecha y con esa posibilidad (antes no imaginada) instalada en mi mente no iba a descansar hasta lograrlo”.
Arderán los corazones.