Marina nos recibe en su casa de San Telmo, una casa decorada con cuadros, objetos e instrumentos musicales. Fages es música y pintora. El 14 de agosto será parte del Festival Ahora acompañada por Chicas de Humo, esto es: Lu Martínez, Sasha Satyo y la infaltable Lucy Patané. Marina forma parte de una diversidad de proyectos: fue una de las cantantes invitadas de la trilogía Varias Artistas sobre composiciones de Lucas Martí; canta junto a Los Señores, el proyecto de Fernando Kabusacki, Fernando Samalea, Diego Acosta y Matías Mango; formó parte de El Tronador, con quienes editó un EP y siguen las bandas. Como solista publicó Madera/Metal (2012), Dibujo de Rayo (2015) y entremedio de ambos discos El poder oculto (2013), ¿con quién? Sí, en dúo con Lucy Patané.
Marina acomoda su pelo turquesa.
¿Cómo arrancaste?
Mmmm…
¿En serio?
No soy de aquí ni soy de allá
Ahora sí, Fages narra sus inicios: “De los dos años tengo recuerdos, en Mendoza. Nací acá, pero viví de chiquita en Mendoza, después en Tierra del Fuego y a los seis me vine para acá. Siempre se viajó mucho. Mis padres viven en ciudades distintas, mi papá allá y mi mamá acá –se refiere, claro, a Buenos Aires-, así que nos quedábamos medio año acá, medio año allá, en Tierra del Fuego. Tanto mi mamá como mi papá se volvieron a casar, así que tengo dos familias”. Esa niñez influenció en esta Marina: “Por eso me gusta tanto ir de gira y viajar todo el tiempo. Es casi una necesidad. Una empieza a conocer la vida y se siente feliz. Vuelve a lo mismo, a repetirse, cosas que de chica te hicieron bien…”
De esos inicios vivenciales, Marina pasa a contar sus inicios musicales: “Cuando andaba en bicicleta en Río Grande siempre cantaba y a los once –empecé a tocar el piano antes- entré al coro de la iglesia, cantaba todos los domingos, me re gustaba, después dejé la religión, pero es como que de alguna manera esa experiencia de hacer música, conectada a lo sagrado, se continuó. Después dejé el piano por la guitarra porque con la guitarra podía cantar y con el piano no llegué a tener la independencia necesaria. Y empecé a componer, como a los trece. Tengo canciones de esa época, de hecho una canción que está en Dibujo de Rayo, “Anillo radiactivo”, tenía catorce años cuando la hice. Pero tenía mucha vergüenza de tocar en vivo. En la que toqué más, de chica, fue Demaders, con cuatro pibes que venían del hardcore punk, a mí me daba tanta vergüenza que me re escabiaba y pensaba que desafinaba todo el tiempo y que cantaba mal, porque aparte estaba borracha. Después empecé a estudiar cine y dejé de tocar pero seguí haciendo canciones. No me animaba a salir a tocar en vivo. Se las mandaba a mis amigos. Y un día Lucy Patané me dijo: deberíamos tocar tus canciones. Y empecé, a los veintiséis, no hace mucho tiempo. Era 2008. Recién en el 2012 me asumo como música. El primer disco es Madera/Metal. Igual, antes, está el disco El Tronador (2009). Es un disco de punk rock acústico. Y si vas para atrás está Demaders que es una banda de hardcore punk. Dibujo de rayo es un poco volver a la música fuerte, a la batería, a la distorsión pero también agarrando toda la otra parte folk y más melódica y tocando mejor la guitarra”.
Vamos las bandas
Marina, sentada en su sillón, explica con tranquilidad: “Se vienen temas más rock. Con Chicas de Humo estamos tocando muy fuerte y vamos a tocar en el Festival Ahora. Tengo varias bandas, siempre soy Marina Fages y varias bandas que se fueron nucleando, de acuerdo a los tipos de músicos, que a veces se mezclan. Pero está Chicas de Humo, después están Los Señores, están Los Poderosos, que hicimos la gira Formosa – Paraguay, después están Los Arcones, que es mi banda de la costa, amigos de hace tiempo, con los que toqué en Mar del Plata, Necochea. Por ahora no hay más formaciones. Estoy tocando un poquito con Poseidótica, tocamos en Niceto, fue increíble, tremendo. Me gusta vivir muchas experiencias, me parece lo más divertido. Tocar las mismas canciones de la misma manera todo el tiempo me parece re aburrido. Después de tocar con banda… tocar sola es re zarpado”.
Elige tu propia aventura
“La pintura es previa a la música, desde que tengo noción dibujo, jugaba dibujando. Y es como toda cosa que hacés mucho: empieza a salir bien, desde que me acuerdo dibujo bien. Ahora me aburre más. Me divierte más tocar música. El dibujo es muy personal, ¿no? Una pintura al óleo puede llevar meses. Tiene otra dinámica en relación a la música… Para mí la música es algo muy social, me gusta tocar con gente, me encanta. Y aparte hay una relación directa con el público. Entonces hay energías que se mueven y vibran ahí. Yo me drogo con ese momento. Y la pintura es algo mucho más tranqui y más personal”.
Estaba leyendo tus letras, hay una cosa urbana y una cierta nostalgia de la naturaleza… y lo relaciono con la pintura.
Me encanta la naturaleza. Tierra del Fuego es hostil, tiene un clima difícil. Viento, cielos increíbles, algo bello y poético. Y estar en la ciudad es no sentir el clima. Tengo una fascinación con el clima, pero acá tiene que haber un temporal para que la gente sienta que vive en el planeta, ¿no? Es muy loco cómo se forman los temples de las personas según el lugar. La manera de hablar muy hermosa del paraguayo, el formoseño, el chaqueño, como un río… La Patagonia es rara, porque hay pocas familias que lleven viviendo generaciones ahí, generalmente son inmigrantes. Mi familia, por ejemplo, viajó en los ochenta allá buscando trabajo.
A Marina Fages la conduce el deseo, lo expresa con su voz leve que estalla, luego, en el escenario: “Me gusta hacer muchas cosas. Quiero pasarla bien, mi plan es tener aventuras… ya hice muchas cosas y después las dejé o las retomo. Obviamente la labor artística no la voy a dejar, supongo, porque es el modo en el cual me encuentro a mí misma y crezco y tramito mis cosas, vivo haciendo eso. Y lo grupal de la música es hermoso. Y es colectivo en el sentido del que emite y del que recibe, también.”
Toda la vida tiene música
Marina Fages, en el mes de octubre de este 2016, comienza una gira por Japón. Ya incursionó, anteriormente, por diversos países europeos. Toma su espada y explica lo que ocurre en otras geografías: “Es increíble, es buenísimo. Hasta ahora mi experiencia más vasta es en Europa. Lo que tiene Europa de fantástico es que son países muy distintos entre sí y muy cercanos, entonces se hace posible que en poco tiempo puedas ir a un montón de lugares donde la gente es verdaderamente muy distinta. Confiás y llegás y les encanta, eventualmente. A veces digo: flasheen la que quieran, mismo cuando te está escuchando una persona que habla tu mismo idioma, esa persona puede interpretar lo que quiere. A uno le llega una canción en particular y la aplicás a tu vida y tal vez para la persona que la escribió significaba otra cosa. Cada persona le pone el significado que quiere y me parece hermoso. También hay un montón de data gestual que da información. Está la letra, la melodía, lo gestual y también está el timbre, cuando no entendés la letra escuchás más la voz, nos pasa cuando escuchamos canciones en otro idioma. Y en el timbre hay un montón de información que nos llega a las células, el sonido afecta al cuerpo. Acá lo escuchás al Pity y tal vez digas: canta mal, pero el Pity canta zarpado, es muy zarpado lo que hace, no sé qué hace, pero está zarpado… el discurso a veces distrae cosas de sentimientos, el sonido afecta al cuerpo, a las células, a los órganos, a cómo te vas a levantar mañana”.
Le pregunto a Marina sus próximas fechas, se concentra y explora en su memoria: “14 de agosto en el Festival Ahora con Chicas de Humo, 19 de agosto con Los Arpones en Mar del Plata, 26 de agosto Varias artistas –el proyecto de Lucas Martí– en el Teatro Margarita Xirgú, 1º de septiembre solista en Córdoba y con Nico Melman, para un ciclo que se llama Arte y choque, 8 de septiembre con Chicas de Humo otra vez, 24 de septiembre solista en Pinamar y 29 de septiembre con Los Señores en Caras y Caretas, antes de mi gira por Japón.”