Después de haber sacudido la escena del rock uruguayo allá por el viejo 2003 con su banda Astroboy, Martín Rivero se cansó de los escenarios, las luces, los ensayos y de la típica vida en banda. Se alejó un poco de todo y hasta decía en una entrevista con Rolling Stone en 2010: “Es más fácil asustar en manada, ¿no?”, una declaración que funcionaba como el principio de una carrera solista que hasta el día de hoy no dejó de cosechar elogios por la crítica.
Su primer disco en 2009, Estas cosas no son mías, le dio comienzo a una nueva etapa en la vida de Martín Rivero. Ese primer trabajo lo mostraba más reflexivo, íntimo y con letras mucho más maduras e introspectivas. En 2019, después de ese debut solista, el compositor uruguayo sale a la cancha para defender otro disco cargado de canciones: La espuma de las horas. “Me tomó casi 10 años tener ganas de hacer un nuevo disco solista, entonces se me hace difícil seguir una lógica en cuanto a cómo fue pensado el disco. Más que pensado fue un momento de deseo y de necesidad de mostrar mis canciones de nuevo, hechas de la manera en la que tenía ganas. Y sobre todo expresar ideas en canciones que es lo que más me gusta”, cuenta Rivero.
La espuma de las horas es un disco repleto de emociones nuevas y de referencias que no solo son musicales. “También estuve leyendo mucho. Lo que me llevó a un estado bastante más conectado con el arte, la motivación y el camino propio. De ahí surgieron canciones como “Siddhartha”, “Al sur de la frontera”, “Náufrago”, que son canciones inspiradas en libros Herman Hesse, Murakami y Álvar Núñez Cabeza de Vaca.”
Dentro de los dos discos solistas de Rivero, hay analogías y una especie de linealidad que se tuerce para darle lugar a nuevos sonidos. Esa bifurcación o grieta entre disco y disco se puede notar en canciones como “Kimchi”, el corte que respira un aire al New Order de Get Ready. El disco flirtea entre ritmos del indie, pop y rock típico cancionero. “El único tema 100% pop del disco es ‘Kimchi’. Los otros, si bien son rock pop, mantienen algo melancólico mezclado con lo esperanzador, lo cual creo que es una característica de mi forma de componer. Mi manera de trabajar tiene que ver más con la intuición que con las cosas muy pensadas. Yo tengo una forma de ser bastante ciclotímica, y eso se traduce en la música que hago.”
Martin Rivero, además de andar desempolvando canciones en formato solita, también se tomó el tiempo necesario para formar parte de Campo, proyecto que se separa del sonido de Astroboy y de su primer disco solista. “Aún hoy sigo estando en Campo y siempre estamos pensando ideas en conjunto o colaborando de una manera u otra. Nos gusta compartir la música y además somos muy amigos. Ahora estamos cada uno enfocado en su proyecto solista, por decirlo de una forma, pero vamos a seguir haciendo música juntos”, confiesa Rivero, y además agrega que todos los proyectos que encara de forma paralela terminan teniendo una cierta influencia en sus trabajos solistas. Él cree que este último trabajo, La espuma de las horas, es la colección de canciones que más me lo representan, la suma de todo lo que he hecho hasta ahora.
Ya alejado de Astroboy, Rivero se dedica a defender sus canciones bajo su nombre y apellido, y también reflexiona, se toma todo el tiempo necesario y recurre a citas de Borges para explicarse: “El hombre de un momento pasado ha vivido, pero no vive ni vivirá; el hombre de un momento futuro vivirá, pero no ha vivido ni vive; el hombre del momento presente vive, pero no ha vivido ni vivirá.” Sobre la cita agrega un pensamiento propio que también encierra su pasado y actualidad: “Uno vive muchas vidas a lo largo de una sola vida y uno es distintas personas en esa misma vida.”
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