Naomi Preizler es artista y las etiquetas le quedan chicas. Para quienes conocen su carrera de modelo, se quedan sorprendidos y atados a lo que fue en ese momento, como si de alguna manera la gente no pudiera perdonar que en el pasado fuiste otra cosa, ejerciste una profesión diferente y te moviste en un ambiente que no es el de ahora. Luego, para quienes comenzaron a seguirla en el tiempo que ella se lanzó como cantante, desconocen su faceta anterior y le comentan que se sienten identificados con su música. Todos tienen opiniones al respecto de lo que es y no es, pero hay algo claro, de Naomi no te vas a olvidar nunca.
El camino por su búsqueda creativa la llevó a transitar por distintas disciplinas: hizo baile, tomó clases de canto, se interesó por la comedia musical, aprendió a pintar e ilustrar.
“El arte es re importante, y a mi me costó poder encontrar las palabras para justificar por qué soy artista. No es un capricho. A cuanta más gente le llegue la música, mejor. Me gustan las personas que les conmueve el arte”.
En cuanto a su posicionamiento en la industria musical, su opinión es tajante, la participación que se le da a las mujeres en festivales nacionales es deprimente. Los line-ups están plagados de bandas masculinas, y solo un porcentaje reducido de bandas femeninas puede compartir escenario en fechas importantes.
En el 2017 la plataforma digital Somos Ruidosa, hizo una investigación en la que denunció que Argentina solo tuvo un 13,2 % de participación femenina en festivales como Personal Fest Verano, Lollapalooza y Cosquín Rock. Este año los números siguen siendo igual de desalentadores.
“A las mujeres se las avala cuando tienen cuarenta, porque al principio de tu carrera no te creen y dicen que sos un producto. El error es pensar que la industria tiene el poder, cuando en realidad una puede hacer su movida”.
Con respecto al momento histórico y feminista que estamos viviendo, Naomi cuenta que elige consumir redes sociales, diarios y noticias para estar en contacto con la realidad. La cantante afirma:
“Voy a las marchas. Me hace bien ir, me llenan de energía, y te hacen sentir que no estás sola. No son violentas, siempre los medios van a tratar de mostrar lo que ellos quieren, lo que se prendió fuego. Prefiero mirar las redes sociales y ver lo que la gente vivió ahí. Los medios ya tienen la visión armada antes de ir a los eventos, y están involucrados políticamente con los intereses que militan”.