Si bien el contexto del coronavirus hizo que el 2020 estuviera plagado de pausas e incertidumbres, para las uruguayas de Niña Lobo no fue un año más. Luego de publicar el EP Migrar, que les valió un lugar dentro de las mejores canciones uruguayas de la década para Indie Hoy, la banda participó en los festivales online Pilsen Rock y Montevideo Rock (dos de los más grandes del país oriental), recibieron dos premios Graffiti y terminaron el año con dos shows cuando la cuarentena comenzó a flexibilizarse.
Como corolario del crecimiento, en diciembre publicaron “Fin de año“, un single junto a Santiago Motorizado que sigue la senda que habían marcado en sus EPs debut. Esa fue la excusa para hablar con Camila Bustillo, Camila Rodríguez y Julia Guerriero acerca de sus planes para el futuro, la escena musical en Uruguay y la posición que ocupan en ella.
“Fin de año” es una canción que dijeron que la tienen hace un tiempo, pero que salió en el momento ideal. ¿Cómo fue la producción?
Camila Rodríguez: La compuse en las fiestas pasadas y me acuerdo que en ese momento se la había mandado a Cami, que en esa época teníamos esa dinámica de que las primeras en procesar las canciones éramos las dos. Probablemente la compuse un 22 o 23 de diciembre y estaba buena para sacarla durante la temática de fiestas, así que la guardamos para el año siguiente. En ese momento teníamos pensado hacerla súper precariamente en términos de producción, de grabarla con amigues tipo demo y sacarla más para que la gente la escuche y no para difundirla ni con un video.
Es alegre, pegadiza y a la vez nostálgica. ¿Querían sacar algo que se relacionara con este 2020 que tuvimos?
CR: A nivel consciente nunca lo pensamos eso. Incluso, las primeras semanas de diciembre acá en Uruguay el COVID empezó a pegar en serio y se puso bastante más oscuro, porque veníamos bastante cómodos, y los espectáculos públicos hasta el 10 de enero se suspendieron. Todo eso pegó de una forma en el ambiente, pero no lo habíamos pensado porque la canción la subimos a mitades de noviembre cuando todavía no estaba todo tan grave.
Julia Guerriero: Lo que tiene que ver con los espectáculos acá siempre fue un problema, íbamos a actuar en el Montevideo Rock y se canceló dos días antes, allá en marzo de 2020. Era un sector en crisis y la cancelación afecta algo que viene desangrándose hace meses.
¿Cómo vivieron este año como artistas?
Camila Bustillo: Para arrancar, fue el año más eterno del mundo y el más rápido. Era esperar a ver qué pasaba la semana siguiente, no sabías si todo se estaba por ir a la mierda o qué iba a pasar. Desde marzo a mayo fueron meses de completo parate, estábamos súper en la movida y de repente paramos. Ahí se nos ocurrieron algunas cosas, como hacer un podcast y venir trabajando lo que ya veníamos maqueteando. Después por suerte nos surgió el tema del Pilsen Rock, que se hizo por streaming, y eso nos lanzó a los ojos del público y al final hicimos algunos shows en vivo. No sé cómo resumir este año.
Compusieron “Fin de año” en diciembre de 2019. ¿Toda la incertidumbre que vino después inspiró nuevas canciones?
CR: En ese sentido fue raro, porque hasta hoy en día estamos viendo cómo nos acomodamos. Cuando pasó todo el COVID pensamos que nos íbamos a poder enfocar en el disco y nuestro año se empezó a activar con cosas por streaming o televisión, como el Pilsen Rock, el Montevideo Rock y los Graffiti. En enero nos fuimos a componer a Durazno, hicimos varios temas nuevos y teníamos el plan de en el año hacer de esas juntadas porque nos funcionó salir de Montevideo y desconectar, pero cuando se activó el año eso se trancó un montón. La composición del disco está en camino, ahora tenemos pensado en verano hacer el proceso a full para producir y meternos a grabar los primeros meses del año. Estamos trabajando en eso, pero son tiempos inciertos, porque si realmente acá explota el COVID y se nos viene una cuarentena no tenemos ni idea qué vamos a hacer en ese caso, o capaz el COVID se va y podemos concentrarnos en salir a tocar. Lo que sí, tenemos el objetivo de sacar un disco el año que viene que ojalá lo podamos llevar a cabo.
En el medio de todo esto tuvieron los festivales por streaming y los shows que pudieron hacer…
JG: El Pilsen se generó y se gestó desde la Intendencia de Durazno con otros productores en el contexto de la crisis del 2002, entonces coincide con una juventud que se sentía absolutamente perdida y eso generó el auge del rock nacional. Por eso fue muy simbólico que este año lo hayan hecho online y la presencia de mujeres y disidencias. Veníamos en un plan de podcast y el disco y el Pilsen nos catapultó a una serie de actividades, después fue el Montevideo Rock, los Graffiti y estos dos shows en vivo, en Blast y en Plaza Mateo. Nos sorprendimos mucho, porque después de los streaming el Blast lo agotamos en 24 horas y Plaza Mateo en menos de 72 horas. Fue una locura, fue un año tan digital y fue una sorpresa muy grande porque el show en vivo es el termómetro para entender qué onda.
CB: Las redes son un mundo muy abstracto de la realidad y la verdadera prueba de fuego es ver cuánta gente podés llevar a un show, entonces teníamos un poco de miedo. En Blast creo que son 80 entradas con el aforo limitado como es ahora y Plaza Mateo son 200 y poquito. La idea era hacer un solo Plaza Mateo y meterle con fuerza, y surgió la idea de hacer el de Blast para desempolvarse un poco y no llegar tan nerviosas. Se vendió rápido y ahí se nos fue todo. Anunciamos Plaza Mateo un mes antes del show y se vendió en 72 horas. Se sintió como un mimo al corazón, se sintió precioso.
¿Las dejó con ganas de seguir tocando que se cortara todo justo después de ese show tan repleto o es un empuje para enfocarse en el disco?
CR: Lo que pasa es que estas cosas son las que te impulsan a hacer música. Por un lado está el conectar con la gente, que es el objetivo del arte en general, pero después también está hacer música que es lo que te mueve, lo que te da vida. Estamos en un momento en que tenemos muchas ganas de concentrarnos en el disco porque sentimos que hay un impulso muy zarpado por hacer algo nuevo, ver de qué formas podemos experimentar con sonidos que no hemos experimentado o sensibilidades que no hemos tocado desde lo musical a lo temático. Están esas ganas, ese impulso y esa fe en el disco.
JG: La verdad que no paramos desde que empezamos en abril de 2019 que fue el primer show. Desde que se formó Niña Lobo pasamos por muchos procesos musicales y personales y tenemos la necesidad de mostrar una sensibilidad nueva. También es el momento de parar y mostrar eso con las canciones nuevas.
¿Cómo está la escena indie en Uruguay? ¿Existen colectivos de artistas?
JG: Hubo hace años un colectivo que se llamaba Estampita Records, que tomaba la figura de un sello y se movía por clubes sociales. Por un tema de edad, es lo que más palpitamos nosotras, aunque antes han habido otras como Alquimia Records.
CR: Está también Feel de Agua, que creo que está Patricia Turnes y Mux, me parece. Y Fauna también.
JG: Igual el sello que más se acerca es Little Butterfly Records, que es por el que sacamos el disco físico, que son la suma de los dos EP de 2019. La escena es bastante diversa y no hay tanto como en Argentina, también porque el género pica de otra forma y hay menos volumen de personas.
¿Ven una escena armándose y a la gente joven con ganas de hacer música en Uruguay?
CR: Creo que sí lo hay. El tema con nosotras es que estamos en el under porque el indie rock no es masivo acá, pero haber estado en el Pilsen Rock hizo que entremos en un lugar bastante comercial.
CB: No me olvido que la vez que nos anunciaron en el Montevideo Rock vi una reseña que se quejaba que no había espacio para bandas emergentes [Risas]. Estamos en el espacio gris.
CR: Nacimos ayer y tenemos un funcionamiento de banda independiente, porque si bien trabajamos con dos managers y sacamos el disco físico por LBR, no tenemos un sello que nos sostenga. En Uruguay todos los artistas somos un poco independientes, pero haber estado en el Pilsen Rock nos colocó en un contexto un poco más comercial en el que nos sentimos parte pero al mismo tiempo recién empezamos.
JG: El rock uruguayo son cuatro o cinco bandas que tienen ese nivel de exposición por tener 15 años y a nosotras en 2 años se nos generó un nivel de visualización que nos hizo tener muchos debates internos. Estamos en un momento donde tenemos que invertir muchísimo y profesionalizarnos porque nos lo exige el contexto. Eso nos interpela constantemente, ¿qué hacemos con eso? ¿Qué decisiones vamos a tomar? Nos sentimos parte de una escena y a la vez no. Vamos intentando hacernos nuestro propio camino y no hay fórmulas para esto.
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