La banda en el garage y la guitarra eléctrica ya no son la opción “por defecto”. Siempre hay un cambio generacional, una movida nueva, algo comenzando a latir en algún lado, pero en el último tiempo se ha hecho más notorio este traspaso generacional: la música urbana encarnada en jóvenes raperos y trappers, las rondas de freestyle que llenan plazas o el hip-hop encabezando grandes festivales, son señales de que hay una camada que trae nuevas herramientas para expresarse, y eso siempre será algo para celebrar.
Padawvn es un músico mendocino de 19 años que surge en este marco, pero también en el contexto de una región de la Argentina que desde hace unos años viene derramando artistas, discos, mambos finos y mansos flashes sobre el resto del país.
Este año sacó su primer álbum, 2mildiezy8, tocó en el Estadio Único de La Plata y, a días de presentarse en el Festival Satélite en Rosario, nos contó algunas claves de la producción de su música y los fenómenos entre los que surge.
¿Cómo arrancaste en la música?
Empecé a hacer música más que nada por el Bruno [Beguerie, bajista de Perras on the Beach]. Éramos dos niñitos de 7 años, yo fui a su casa y me puso la guitarra en las manos y me dijo “mirá, tocá esto así.” Escuchábamos musiquita y fuimos aprendiendo. Después empecé a crecer e hicimos una banda. Con el tiempo me fui nutriendo de mucha música, y ya más grande me puse a hacer canciones y escribí unos temas con la viola. De la nada, por un amigo que me llevó, empecé a caer a competencias de freestyle. Ahí empecé a darle para adelante con el hip hop, decidí que mi música solista iba a ir más por ese lado.
Hace unos años explotó la escena mendocina. ¿Cómo está esa movida hoy en día? ¿Te sentís parte? ¿Hay realmente una unidad entre esos artistas?
Me parece que sí, estamos todos muy unidos. Yo me siento parte de esto porque nací en la cuna de toda esta música que ahora está saliendo al mundo. Yo casi literalmente desde que nací que me junto con Bruno, y es mi mejor amigo desde entonces, así también como nos vemos con su hermano Lucca. Somos como familia, entre su familia y la mía. Y también con los demás integrantes, como los conozco desde chicos, hemos tenido siempre buena afinidad. Al día de hoy nos vemos y decimos “qué loco.” Es muy lindo cómo se hacen las bandas de acá, siempre atentas a lo que van haciendo las otras para poder bancarse entre sí. La escena hoy en día está bien arriba, cada vez hay más músicos que se animan a salir, bandas que innovan y hacen cosas increíbles, que te hacen dar cuenta de que las bandas mendocinas y la música argentina puede estar tan arriba como cualquier otra, pienso yo.
Dijiste que empezaste con la guitarra pero lo que hacés ahora no suena a algo que tenga mucho que ver con tocar la guitarra y cantar. ¿Hubo una transición ahí o ni lo notaste?
Posta que sí, se notó. Fui muy consciente de que estaba cambiando mi estilo. Aunque a la par de lo que estoy haciendo ahora, sigo tocando la guitarra y haciendo temas así. Intento mezclar lo que más pueda. Todo lo que pueda hacer con la guitarra lo sampleo para transformarlo en un beat. Me gusta eso, el haber venido de otro género, el poder mezclar y experimentar con todas esas cosas que se unen o uno mismo puede unir.
¿Qué te inspira a escribir una letra?
Lo que estoy sintiendo o pensando en ese entonces, giladas que viví en el pasado que me marcaron, o giladas que pienso que pueden llegar a pasar. Me inspira mucho escribir sobre la actualidad, todo lo que estamos encaminando con el proyecto, con seguir en la música y todo eso. Me re inspira a escribir más y sacar nuevo contenido.
¿Cómo fue el proceso de composición y grabación del disco?
Bastante improvisado. Conocí a Ussi [Joaquín Driussi] en octubre del año pasado porque me había escrito varias veces a Instagram diciéndome que era productor y quería trabajar conmigo. Me junté a grabar dos temas y pegamos mucha onda, nos gustó mucho. De la nada tuvimos afinidad, nos empezamos a juntar seguido, a desarrollar cosas nuevas y de ahí derivó todo a poder armar algo conceptual como es un álbum. Fuimos haciendo canciones e intentamos buscar un poco nuestro sonido. Hay muchos samples de guitarra folclórica o brasileña que salen del Ussi, otros que grabé yo, cosas que tenía de antes, etcétera. Casi todo lo que es instrumental, beat, samples, vienen de él. Yo no hice más que cantar y grabar algunas guitarras y bajos, shakers, algún piano. Él es el que le dio más esa rosca a lo que es el sonido del disco.
Ahora que estás empezando a tocar en vivo por el país, ¿qué te proponés lograr en tus shows?
Hemos intentado armar fechas tanto en Mendoza como afuera, lo que más se pueda. Lo que me propongo lograr en los shows es mostrar lo que podemos dar, mostrar con qué trabajamos, mostrar que somos personas plenamente dispuestas a esto, que queremos hacer las cosas bien. Me entusiasma poder encariñarme con salir en vivo, mostrar una actitud, tener una propuesta que le pueda entregar al público que haga que la gente se acerque sola, intentando generar algo nuestro. Le quiero agarrar cariño al escenario, porque realmente me cuesta un poco.
¿Por qué te cuesta?
Hace un tiempo que estoy teniendo mucha ansiedad y me empezó a costar mucho más subirme al escenario, mimetizarme con los shows y eso. Antes me encantaba, porque además esa es la idea de un artista en general: que cantar o hacer presentaciones en vivo es algo necesariamente positivo. De poder expresarse, sacarse todo arriba. Y aunque a mí me gusta, me da mucha cosa subirme y mandarle. Pero eso hace poco, desde que soy chico he ganado mucha confianza con tocar y demás. Yo creo que es porque ahora soy más grande y sé que todo esto es mucho más “en serio.”
No hace mucho era muy difícil ver jóvenes haciendo algo que no se parezca al rock, ahora hay trappers, raperos. ¿Qué trae de novedoso esta movida, más allá de la música? ¿Cómo es el ambiente, qué valores rescatás?
Sí, está muy latente en todos lados pero sobre todo acá, porque somos tercermundistas y llega todo muy tarde. Este flash que estamos viviendo ahora en Estados Unidos ya lo vivieron hace años. En 2010 allá se ponía al palo este fenómeno, y acá ahora en 2019 están todos re hipnotizados. Al menos desde lo que yo veo y pude vivir, el freestyle y todo eso es muy lindo, conocés gente nueva, estás haciendo todo el tiempo amigos nuevos, improvisás, agilizás tu mente. El ambiente está bueno. Hay buena onda, hay inclusión, siempre se deja en claro que todo se vive como en una gran familia. Es muy lindo poder sentirse acogido en un espacio como ese cuando quizás te están dejando afuera de otro lado.
¿Y qué cosas mejorarías?
Hay mucha gente que se come mucho la peli y tiene un mensaje feo que no está bueno. También hay muchas veces que la cultura del hip hop no logra unirse, porque no se bancan ciertas actitudes o ciertos puntos de vista y no está bueno. Quizás eso mejoraría. Que la gente que está ligada a esa cultura y está haciendo música gracias a eso no se olvide dónde salió.
¿Qué sentís que tiene esta generación para mejorar de la anterior?
Cada vez estamos haciendo más lo que nos gusta, sin importar lo que nos digan, esforzándonos un montón. Estamos intentando movernos mucho para hacer cosas que nadie espera que hagamos. Nos tenemos más fe. Y hacemos varias cosas a la vez, no nos gusta encasillarnos.
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Padawvn se presentará el sábado 6 de julio en el Festival Satélite en La Sala de las Artes (Suipacha 98 bis, Rosario), entradas disponibles a través de EntradaPlay.