Cuando Plastilina salió al mundo, el mundo se rompió. El silencio que trajo la pandemia sirvió de inspiración para afianzar uno de los proyectos más sentimentales que iluminan el presente del circuito musical argentino. Ensamblando técnicas provenientes del teatro musical, la dramaturgia y la performance, el dúo conformado por Paloma Sirvén y Tomás Wicz ha sabido cautivar al público plasmando sus pensamientos y emociones con una fragilidad elocuente que interpela de inmediato. Al mismo tiempo, Plastilina nos sumerge en un sueño de cristal donde convergen diferentes paisajes estivales delineados con el esmalte del pop sensorial y el hermetismo de la interpretación vocal.
Sin poseer una amplia trayectoria, su propuesta sonora despliega un amplio abanico de escenarios que se complementan, entre un optimismo radiante y el ocaso de la nostalgia. Después de flechar nuestros corazones con los EPs El hechizo (2020) y La sombra (2022), la dupla sorprendió a sus seguidores con un single nuevo, aunque no tan nuevo en realidad: “Tobogán” es una balada resplandeciente que nos retrotrae a los inicios de Plastilina para hablar sobre el amor en los tiempos de la tecnología.
“Hay algo de la producción que potencia la letra -aseguran Paloma y Tomás en conversación con Indie Hoy-. Estos vínculos que se idealizan, que se dan mucho por redes o por WhatsApp, terminan siendo una realidad, pero está bueno que salgan del plano virtual. El otro día hablábamos de lo ridículo que te sentís cuando tratás de ser alguien más para agradarle a una persona. Es una idea que nos ha pasado, y duele mucho”.
¿Cuál fue el camino de “Tobogán”?
Paloma Sirvén: Tenemos procesos muy largos de trabajar las canciones. El otro día buscábamos el primer germen de la canción y es de 2018. El proceso de composición generalmente es rápido, pero el proceso de armado es lo que más suele buscarse, más que demorarse, porque va cambiando mucho en el medio.
Tomás Wicz: Yo estaba atravesando una ruptura, y me acuerdo que mientras estaba boludeando con el ukelele apareció la primer frase de la canción. Se la mandé a Palu en plan “che, tengo esto”, pero era literalmente tres segundos de audio. Ese fue el primer germen, la primera semillita de canción que apareció. Desde ese momento fue creciendo muy lentamente. De hecho, en principio era de otra manera, tenía una letra con un concepto que cambiamos completamente cuando la retomamos al año siguiente. Después nos pasó que cayó la pandemia y quedó ahí medio cajoneada, pero como empezamos a hacer nuestros recitales en vivo la metimos en el repertorio. Para el lanzamiento de nuestro primer EP hicimos una movida con la gente que nos escuchaba. A quienes nos pedían, les mandamos por mail un librito que tenía las letras de las canciones, algunas poesías que habíamos escrito, fotos y otras cosas, y había un juego interactivo donde tenías que descubrir unas contraseñas. Si las acertabas, te daba acceso a cierto material secreto. Y una de esas cosas era esta canción grabada con el teléfono. Algunas personas que conocían nuestro proyecto y estaban entrando a nuestro mundito ya la conocían por haber llegado de esa manera.
PS: En general, grabás canciones y después las tocás en vivo. Y siempre se modifican al interpretarlas en un show. Se te empiezan a ocurrir cosas ablandando la manera de cantarla, por ejemplo. Así la canción crece un montón y a veces pensás que te hubiese gustado grabar eso en la versión de estudio. Por eso esta canción es todo lo contrario, la cantamos mucho en vivo y cuando fuimos al estudio ya había recuerdos de lo que generaba. No es tan inédita en cierto punto, es un lanzamiento raro, pero a la vez la gente que la conoce no la escuchó con la producción y las cosas nuevas que le armamos al track final. Tiene ese recorrido a pesar de que nunca fue publicada.
Tienen una formación actoral previa a su proyecto musical. ¿Cuánto hay de eso al momento de componer o interpretar una canción?
PS: Es inevitable. A veces tenemos la sensación de que estamos actuando de músicos. Nuestro recorrido viene de ahí, incluso empujamos el proyecto casi como obras de teatro independiente. Tiene eso ahí, que para nosotros es natural. La música sigue siendo una extensión de lo que veníamos haciendo teatral o cinematográficamente. Recién ahora estamos integrando esa otra parte, que son un montón de artistas que surgen de empezar a estar en la música. Con respecto a las letras y a la interpretación, pienso que como hemos laburado también en musicales, en Plastilina se canta distinto. Hay algo del sonido de las palabras y de cómo cantamos que no es solo querer hacerlo bien, sino que lo emocional y lo interpretativo también son fundamentales en nuestras canciones. Después, en nuestros videos o en nuestros pequeños e incipientes shows, nos gustaría seguir explorando eso para hacernos cargo de dónde venimos. No es que queremos hacer una obra de teatro, pero sí demostrar el lenguaje que conocemos. No hay nada más lindo que cruzarlo.
TW: Coincido. Hay algo que inevitablemente está de base a la hora de interpretar una canción, o desde dónde te parás al escribir, e incluso de permitirse la ficción al imaginar la producción. Nos gusta generar un escenario dentro del sonido. Todo está vinculado, pero creo que todavía estamos muy en camino hacia cómo nos gustaría confluir ambas cosas. Tengo fantasías y deseos de tener un show y que sea re contra performático. Todavía lo estamos construyendo, no pudimos llegar al punto en que todo esté unido, pero vamos hacia ahí.
En “Tobogán” incluso cantan “me puse el disfraz de alguien más”. ¿Cuál es el trasfondo poético de la canción?
TW: Nos gusta pensar que las imágenes que regala la canción cada uno puede completarla con lo que sienta. El nombre salió porque mi primer beso fue en un tobogán, tipo a los cuatro años. Hay algo de una sensación que tuve durante mucho tiempo, y que tuvo cualquier persona que haya vivido una historia de amor intensa ligada a la idealización, algo de que a veces te vinculás con alguien, te enamorás y hay una sensación de que se está repitiendo la misma historia aunque la persona sea otra. O como que te estás enamorando de la misma persona pero con distintos nombres una y otra vez. Hay algo de lo acumulativo en las historias de amor, en el camino que hace uno con lo vincular, tiene que ver con eso. Volver para atrás con el tiempo es un tobogán, como que empezó ahí, ahora tengo veinte años, pero estoy en la misma.
¿Cuándo nació el vínculo entre ustedes?
TW: Nos encontró la actuación. Nos conocimos en audiciones de una compañía de teatro de Ricky Pashkus, que es una eminencia del teatro musical. En su momento, con Palu estábamos muy en esa y Ricky abrió una convocatoria de personas entre 8 y 18 años que hagan cualquier disciplina. Me acuerdo que cuando la vi a Palu cantar, yo tenía 14 años y me enamoré de su voz a primera vista. Cuando volví a mi casa, nos mandaron un mail con los seleccionados. Obviamente me busqué a mí, busqué a un amigo que había audicionado y la busqué a ella que me había aprendido su nombre para buscarla. Quedamos, y me puse muy contento de compartir ese proyecto. Además, fue muy a full atravesando la adolescencia, siento que nos conocimos en un momento muy especial de cada uno.
PS: Fue amor a primera vista. Ahora se cumplen diez años desde que nos conocimos. Siempre había querido dedicarme a lo artístico y estaba esperando terminar el colegio para hacerlo. Siento que Tomi y la gente de la compañía fueron mis primeros amigos artistas. Fue algo muy importante que me marcó por pertenencia, porque además de sentir su amistad, sentía que también querían vivir del arte, compartíamos la misma pasión.
Otra de sus canciones que tuvo una vuelta de tuerca fue “Puedo con esto”. ¿Qué significa hoy esta pieza para ustedes?
TW: Forma parte de El hechizo, el primer EP que sacamos. Arrancó la cuarentena y al día siguiente nos pusimos a componer a distancia. Yo me bajé Ableton y aprendí a producir, muy autodidacta. Pali me mandaba audios cantando alguna canción con beats de YouTube. Esas dos primeras semanas de confinamiento lo fuimos construyendo así, creo que la segunda canción que salió fue “Puedo con esto”.
PS: ¡Es nuestro hit!
TW: Sí, pasó algo con esa canción. Es la que mejor retrata el contexto en el que estábamos y la mirada que estábamos eligiéndole dar a eso. “Puedo con esto” tiene ese color de miedo, dolor, o esa sensación de no poder escapar de la terrible situación, pero aun así estoy haciendo algo por trascenderlo. Es muy especial, porque hacer estas canciones nos permitió sobrevivir emocionalmente a la pandemia. Si bien a todos los rubros nos mató, era un enigma indescifrable cómo se iba a acomodar lo actoral para poder hacer algo. Estas canciones fueron un flota flota que nos ayudó a no caer en la depresión total por lo que estaba pasando.
PS: Hubo algo muy clave de ese momento, medio extraño, que por lo menos nosotros lo vivimos distinto a esos primeros meses porque veníamos explorando musicalmente y habíamos sacado solo un tema. Esto de sentir que teníamos que pedir permiso para hacer música por no ser músicos, nos llevaba más tiempo tomar coraje, y creo que en pandemia se destapó algo de solo hacerlo entre dos y más fluidamente, como un juego, diciendo “defiendo esto porque me está haciendo bien”.
TW: La sensación de que nadie te esté mirando. Esa sensación de estar en tu cuarto y te ponés a bailar en calzones, esa libertad de si total todo se está destruyendo ahí afuera, ya fue.
PS: Se sintió mucho eso. Y posta que mucha gente nos dijo que El hechizo acompañó mucho en ese momento. Pasó algo medio fuerte ahí, un momento especial, sensible, de intimidad, de incertidumbre, y me parece que fue sin querer, esas canciones cayeron justo. Todavía nos siguen diciendo que descubrieron nuestra música en cuarentena y fuimos una salvación. No lo hicimos pensando en eso, pero se proyectó hasta ahí.
¿Por qué eligieron a Clara Cava para el remix? ¿Qué vieron de especial en ella?
TW: El remix salió un año después y fue para festejar el cumpleaños de “Puedo con esto”, que además habla de cumplir años en la cama. Descubrí a Clara en cuarentena y fue mi ansiolítico durante todo ese año. Soy muy fan, no hay otra artista acá en Argentina que yo vaya a un recital y me sepa todas las letras. Nunca habíamos hablado, ni siquiera sabía si ella se imaginaba que hacíamos música. Le escribí re cara dura por Instagram, un poco bajo el lema de “no importa tanto”, bajo esa sensación de “no pierdo nada intentándolo”. Y ella nos respondió súper entusiasmada, que le encantaba el tema y que se quería subir. Nos conocimos el día que fuimos a grabar en la casa de uno de sus amigos. Ella nos fue mandando unas partes, y nosotros le íbamos diciendo qué nos parecía, pero para mí era todo maravilloso, no había mucha objetividad. Ahora ya es amiga mía, incluso le hice un remix a un tema suyo y tenemos ganas de producir juntos. Ya estamos re vinculados, pero así y todo, soy muy fan.
PS: Además, lo que hizo ella en el tema fue increíble. De verdad es una canción que nosotros re queremos, y como nuestro público la conocía queríamos saber cómo se iba a meter. Tomi armó otra producción, sumó más elementos al track original, pero posta, lo que ella hizo es muy loco porque escuchás el tema y realmente sentís que es muy parte de la canción. La rompió.
¿Cómo describirían la diferencia entre sus dos EPs, El hechizo y La sombra?
PS: Con La sombra teníamos la idea de ofrecer un cierre de año a nuestros oyentes, mostrarles lo que veníamos explorando. Eran canciones que no iban a salir, y de pronto analizándolas nos dimos cuenta que tenían algo en común. Nos pareció algo lindo de regalar al público, de decir “estas canciones, estas pruebas, van juntas”. De hecho hay una que dice que es un demo. Y se sabe que hay dos versiones de “Fantasma”. Nuestro objetivo era compartir ese proceso. No fue un EP tan premeditado ni tan abrazado, fue más escupido.
TW: Lo presentamos como un conjunto de canciones que habían quedado en la sombra, una contracara de El hechizo, el lado más oscuro de estar en un momento de introspección. Después de la confusión de 2020, fue mágico volver a salir al mundo en 2021 y entrar en una crisis de ansiedad constante. Las canciones tienen un poco de eso. “Fantasma” es también hermana de “Tobogán” y de “Crol”, las primeras canciones que hicimos.
PS: Está bueno lo que dice Tomi porque en 2021 aparecieron nuestros primeros shows. Fue muy especial, pero a nivel creativo, el hecho de volver a salir y de volver a compartirse generó la incertidumbre en el proyecto de preguntarnos si podíamos volver a hacer algo así. Despojado de El hechizo, que nos guste y a la vez sea espontáneo. Aparecieron esas canciones más oscuras y extrañas integrando también ese color.
TW: De hecho, sincerémonos, cada tanto nos decimos de borrarlo. A veces me pasa que lo escucho y me parece increíble. Pero otros días lo escucho y me pregunto qué es esta deformidad.
PS: Sin querer, fue como mostrar el proceso que te deja desnudo. Porque alguien lo puede escuchar y decir que le falta más laburo, pero también eso es parte de la esencia del EP. Esas canciones tenían que salir, por eso hay que escucharlas como están, reflejan un momento. Es bueno tratar de permitirse que no todo sea tan acabado. Si bien laburamos mucho las canciones y queremos demostrarlo, siempre hay una idea de poder volver a abrirlas que es medio tortuosa porque en realidad para nosotros lanzar una canción es decir “hasta acá”, pero podríamos seguir trabajándola. Hay una neurosis y una búsqueda también.
¿Qué nos pueden contar acerca de su lanzamiento anterior, “Hoy me desperté así”?
PS: La canción transmite la idea de cuando se destapa algo de repente y nada es tan trascendental, pero no por pesimista, sino porque nada es tan grave, nada es tan duro y nada es tan difícil. Es una canción para escuchar a la mañana un día de buen humor, siento que tiene ese espíritu. Hay veces que tenés el día libre y querés hacer cosas productivas; y al revés, hay veces que en el ocio terminás siendo más productivo. Hay algo de eso, de no esperar un resultado de todo. Recuerdo la sensación de sentirme liviana cuando apareció ese tema.
TW: Ambas cosas. Nada es tan terrible ni tan trascendental, y tampoco nada es tan feliz, nada importa tanto. Se trata de amigarse con esa sensación no desde lo apático o lo desanimado, sino al revés, entendiendo ese lugar neutral de que en realidad nada es tan importante y siempre está la oportunidad de que aparezcan cosas nuevas, para entrar en un vínculo real con el presente e incluso amigarse con el error.
PS: La canción dice “la verdad va cambiando”. En realidad, sostener certezas genera mucho estrés, decir “soy así” o “siempre voy a sentir toda la vida esto”. Percibir las cosas más móviles genera posibilidades de encontrarse con algo nuevo y de poder admitir que quizás uno tiene miedo y así deja de tener miedo, en vez de obligarse a estar bien y ser exitoso. Esa canción invita a tirarse en la cama y pensar que con eso quizás alcanza.
Hace unas semanas el Gobierno de la Ciudad prohibió el lenguaje inclusivo en las escuelas. En sus letras intercambian los pronombres de género y en sus redes sociales suelen escribirles a su público en inclusivo. ¿Cuál creen que puede ser el rol de la música en estas circunstancias? ¿Hacerle caso a la prohibición o ejercer resistencia?
TW: Cien por ciento ejercer resistencia. Por suerte no se prohibió en la música, pero si se prohibiera…
PS: Es absurdo el gesto de prohibir. Esconde más una lucha política entre sectores, porque en la realidad el lenguaje lo arman las personas. Me parece gracioso que de pronto el lenguaje sea algo que amenaza. Es interesante seguir usándolo, o seguir haciendo resistencia si es que el lenguaje amenaza.
TW: Me pasaron muchas cosas. Me enojé mucho en el momento que lo vi. También me dolió, lo hablaba con amigues y decíamos que era un golpe re duro más allá de lo político, sino a lo identitario. Las personas que usamos el lenguaje inclusivo para referirnos a nosotros mismos, sentimos que están prohibiendo que te nombren. Es turbio. Por ese lado, me generaba mucha angustia y bronca, pero por otro lado siento que no van a poder. Me da gracia, solo deja en evidencia lo estúpidos que son, y además, fortalece la lucha con la inclusión. Fortalece más a todo ese grupo de gente que está luchando de forma activa contra la falta de diversidad y la falta de derechos hacia las disidencias.
Es loco pensar en cuando se esté prohibiendo en la escuela y al mismo tiempo se pueda cantar con lenguaje inclusivo. ¿Creen que en esa segmentación es donde florece la importancia del arte?
PS: Es verdad que en nuestras canciones no aparece el “todes”. No aparece el lenguaje inclusivo tan explícitamente, pero sí hay una cuestión que tenemos con Tomi de poder ir moviendo ese lenguaje, encontrando otras maneras de nombrarse. Por ejemplo, algo que está en femenino de pronto está en masculino, como algo que está buscándose todo el tiempo. Creo que todos estamos aprendiendo al mismo tiempo, lo que es fuerte es prohibir.
TW: Prohíbe algo que no estás obligado a hacer. Trato de apoyarme en la idea de que no va a resultar. Me parecen payasos. Ni hablar de la idea de que nuestro lenguaje viene de la colonización, entonces, partiendo de ahí, ¿cuál es nuestro lenguaje real? ¿De dónde lo aprendimos? ¿Por qué tiene que ser el que tengamos que reproducir?
PS: La otra vez vi un meme que decía “lenguaje inclusivo no, pero sí me dan un croissant take away”. Se ponen tan rígidos cuando en realidad el lenguaje se mueve todo el tiempo, y más en las generaciones que vienen.
TW: Simplemente si no lo entendés, respetalo. Hay que escuchar, estar abierto y respetar.
PS: Está re bueno debatirlo, es necesario hablar del lenguaje. ¿De dónde vienen las palabras? ¿Por qué hablamos así? Me parece lindo que empiece a circular más allá de que puede haber opiniones diversas. Creo que hay un miedo ahí, porque en realidad lo único que hace es darle poder a lo nuevo que está viniendo. Qué raro tenerle miedo a lo nuevo. ¿Por qué? Siento que está bueno comprender a las otras generaciones. Yo me siento joven y sin embargo siento que sigo aprendiendo constantemente, el tema es tratar de estar abierta a eso, tratar de investigar, no descartarlo solo porque es algo ajeno a mí.
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