Sebastián Kramer es músico, realizó música tanto para películas como para una obra de danza contemporánea, y entre todo, arquitecto. El año pasado con su banda Jaime Sin Tierra, en la que toca la guitarra, regresó a los escenarios luego de 12 años sin tocar juntos. Hicieron dos shows en La Trastienda de Buenos Aires y las entradas se agotaron al poco tiempo de salir a la venta. Este año, además, realizaron un show en Uruguay.
¿Qué significó para vos la semejante repercusión del regreso de Jaime Sin Tierra?
Las dos fechas en La Trastienda nos sorprendieron bastante. Sabíamos que había gente que nos quería volver a ver y ese fue el impulso inicial para volver a tocar, pero sabíamos que eran días raros. Diciembre es caótico siempre, y se sumó que esos días fueron más caóticos porque estaba la cumbre de no sé qué: muchos policías en la calle, mucha violencia en el Congreso. Pero adentro era una fiesta. En lo personal se puede decir que quizás fue una revancha. La separación de la banda fue bastante dolorosa, creo que para todos y cada uno a su manera… haber dejado de tocar. Pero las canciones siguieron sonando y había gente interesada y fue fantástico eso, la gente estaba ahí cantando, no podíamos creer que la gente cantara las canciones de JST, era algo que nunca nos había pasado, así que fue muy muy lindo, muy satisfactorio. Fue muy lindo para nosotros encontrarnos y volver a estar ahí en el escenario haciendo música, haciendo sonar esas canciones de vuelta, fue muy mágico.
Estuve en la fecha del 12/12 y se vio todo perfecto, desde el sonido hasta la puesta y la iluminación. ¿Pensaron el show en vivo, en cómo presentarlo visualmente?
Sí, nos preocupaba mucho. Pensamos mucho dónde tocar y La Trastienda fue el lugar elegido y estuvo muy bien, sobre todo porque se puede controlar el sonido, suena bien. Nos gusta eso, ya estamos grandes y queremos sonar bien. Tenemos un sonido bastante complejo porque Juan tienen un montón de bichitos y aparatos, así que nos da ganas de poder probar sonido tranquilos. Nos propusimos tener fechas donde podamos mostrar un buen sonido, y disfrutarlas. No estar tanto a las corridas… por eso tampoco tocamos tanto desde el regreso. No sabemos muy bien el futuro de la banda. Extra-musicalmente, o sea desde lo visual, siempre es muy simple: somos una banda de rock y ahí estamos, haciendo sonar todo en vivo. Tenemos un amigo que es experto en iluminación (nos conoce desde chiquitos), tocaba en la primer banda donde surgió el nombre JST, pero después dejó los instrumentos. No es que tengamos una propuesta visual ni nada de eso, lo decidimos entre todos.
¿Cómo era el proceso de composición en Jaime Sin Tierra?
El proceso de composición las canciones de Jaime fue cambiando mucho, empezamos improvisando y mi hermano iba metiendo encima las melodías y armando las letras. Al principio había letras que hacíamos entre todos y después alguno traía una ya hecha. Creo que, por ejemplo, la letra de “Autochocador” es casi toda de Juan. Pero no estoy seguro, hubo algunas que surgieron de alguien, pero después con el tiempo ya fue mi hermano que empezó a traer ideas en guitarra muy básicas, con esbozos de canciones muy simples, y eso pasó a ser una de las características de las canciones de Jaime: partimos de una canción muy básica, y la vamos adornando entre todos. También surgían ideas improvisadas en el momento y ahí mismo se armaba. Por ejemplo, “Bonus“, que cierra el disco El avión ya se estrelló y yo sigo volando (1997), surgió cuando fuimos a grabar el primer disco a Chascomús. Una noche nos pusimos a probar con todos los instrumentos en un living grande, pusimos un micrófono en el medio bien alto, y empezamos a improvisar y salió esa canción; mi hermano la empezó a cantar ahí adelante de nosotros, increíble. Creo que la pasamos dos o tres veces y ya quedó grabada.
¿Cómo es estar en el mismo grupo con tu hermano? ¿Quién lo trajo a quién?
Tengo la suerte de tener un hermano al que admiro profundamente y me parece sumamente talentoso en muchos sentidos de la vida, y hace canciones geniales con letras que me encantan, así que es un orgullo. Todo lo que uno hace con un hermano es muy especial, nos conocemos desde hace mucho, hay mucho amor, hay respeto, hay de todo, y verlo cambiar, verlo mutar en la vida es un regalo. Aprendo mucho de mi hermano, tengo que decirlo.
Tu papá fue un reconocido productor de cine, ¿nunca se te dio por ese rubro? ¿Cómo llegaste a la arquitectura?
Mi viejo tuvo una vida muy de película, dedicándose a muchas cosas, y terminó dedicándose al cine muy apasionadamente. Yo obviamente veía muchas películas y creía que iba a ser director de cine, uno muy capo, pero bueno… cuando terminé la secundaria, yo no quería estudiar nada. Ya estaba con la guitarrita y me puse a laburar con mi viejo en una peli, de último asistente en el equipo de dirección y no me gustó, no la pasé bien. El cine es un trabajo creativo para muy pocos y una estructura bastante militar para el resto de la gente, que te lleva muchas horas, mucho laburo, no tenía tiempo de ver a mis amigos, no tenía tiempo de tocar la guitarra, estuve dos años laburando con eso y me di cuenta que no era mi ritmo y no quería vivir con esa locura. Como me gustaba dibujar, se me ocurrió estudiar arquitectura, que es algo que por un lado me gustaba (me interesaba el arte), y también me permitía escuchar mucha música, porque más que estudiar era mucho dibujar, hacer maquetas y esas cosas. Pero no lo pude sostener, después de trabajar en cine y queriendo hacer música, el plan A era ser estrella de rock, el plan B era recibirse de arquitecto. Con los años llegó la hora del plan B y me recibí de arquitecto. Mientras tocaba con Jaime, estudiaba arquitectura así que quizás no fui demasiado buen estudiante porque tenía la cabecita en la música todo el tiempo, debo admitirlo.
Bueno, compusiste música para películas. ¿Cómo te resultó esa experiencia?
Hacer la música para las películas es muy lindo, es como otro trabajo. Es armar la canción en base a las imágenes, a las emociones… es muy lindo. La que más me gustó fue una película uruguaya que se llamó El cuarto de Leo, ahí tuve que hacer unas canciones para unos momentos muy precisos, muy cortitas. Después hice otro trabajo para la película Capital, dirigida por un chico argentino que se llama Augusto González Polo, un amigo, y esa fue mas fácil porque yo le tiraba cualquier cosa que grababa en mi casa y a él le encantaban y las ponía en la película. Me gusta mucho componer con ciertas restricciones y cierto tipos de climas que hay que crear, pero bueno… hace rato que no tengo laburo de eso, ojalá que algún director escuche y me tenga en cuenta (risas).
¿Hay alguna banda nacional nueva que te guste?
Ya no veo ni escucho muchas cosas, y me cuesta mucho salir, tengo que decir que me pegó el viejazo. Pero es increíble la cantidad de bandas buenas que hay en este país, siempre me sorprendo (las pocas veces que salgo) de lo bien que están sonando, es un avance en la tecnología y en los instrumentos. Hoy cualquier banda que suena, suena muy bien, y cada vez que voy a ver algo me sorprende. Me gusta Él mató, sobre todo su último disco que es un poco más variado y arriesgado. Me gusta mucho el proyecto de mis amigos, la banda de Julián Perla, Mi pequeña muerte, me parece una banda hermosa. Es una banda que no entiendo cómo no son un hit, si tienen canciones muy lindas y muy redondas… lo admiro mucho a Juli. Otra banda es Mi amigo invencible y el proyecto de su cantante El príncipe idiota. Un día vi a un pibe que se llama Lucas Totino Tedesco, que toca solo generalmente y también es muy talentoso. Otra banda que me pareció muy buena es Los días. Hay mucha música acá y muy linda.
¿Estamos tristes/felices porque escuchamos música triste/feliz, o porque estamos tristes/felices escuchamos música triste/feliz?
Pregunta compleja… la música es muy poderosa, eso es algo que fui aprendiendo. Acá puedo citar a Bob Marley, una de sus tantas frases: “One good thing about music, when it hits you, you feel no pain”. “Lo bueno de la música es que cuando te golpea no te duele”, pero cómo te llega la música cuando te golpea es tremendo. La música te lleva a estados emocionales y está bueno administrarla como una medicina homeopática. Una alquimia entre canciones que nos van moldeando el ánimo. Por eso es también mi amor por Bob Marley, porque es música positiva, vibraciones positivas, es lo más lindo que le podés regalar a alguien. Y te lo dice alguien que hizo canciones muy tristes. Eso fue un tema también… volver a cantar las canciones de Jaime porque, cualquier palabra que uno dice tiene mucho poder, y si esa palabra se pone en una poesía tiene más poder, y si esa palabra tiene música además tiene mucho más poder, y hay que tener cuidado con lo que uno canta, porque si uno canta cosas tristes, te vas a meter en cosas tristes, y si uno puede cantar cosas positivas te vas a meter en una cosa positiva. Al menos yo por mucho tiempo creí en la tristeza de alguna manera, era lo que más me gustaba, la música triste era la importante, porque golpeaba, porque te hacía doler, porque te hacía acordar a las cosas importantes de la vida, y eso es una de las cosas más importantes de la música: es un camino que acompaña, que nos moldea, nos acaricia, nos golpea, que nos desafía, es genial el poder de la música.
¿Alguna novedad que puedas compartir? ¿Algo que nos cambie la vida? ¿Dónde está El robot bajo el agua? ¿Tenés algún proyecto musical en camino?
“Decime algo que me cambie la vida, me quedé pensando”… El Robot tiene letras tan lindas y creo que también dejó una obra para ayudar a mucha gente a enderezarse o entenderse. Por suerte es de público conocimiento que está terminando su último disco, grabando con Norman de los Jackson Souvenir, participa también Javi Diz, yo toco la guitarra, hay unas trompetas también… un hermoso disco. Una de las canciones nuevas se llama “Somos como hermanos“. Creo que se va a llamar así, dice eso la canción. Así que El Robot vuelve, salió del agua, bah todavía no… está bajo el agua todavía, pero no está nada oxidado, solo que dio otra vuelta de tuerca. Vamos a estar dando recitales seguro y con Jaime quizás. Siempre en algún escenario estaré.