Los tucumanos presentan Ido y Lúcido, segundo disco que refleja un engranaje vastísimo en movimiento, innovando desde la concepción musical, hasta en el día y horario escogidos para su presentación en vivo, atravesando a conciencia cada detalle del proceso.
Acercarse a la Senegal Grindcore Mafia resulta más sencillo de lo que parece. Cualquier gustoso (o no) de su música que tenga una cuenta en Facebook puede unirse, previa solicitud, al Círculo de la Senegal. Un grupo privado dentro de la red social azul, que deviene en una caldera sobre gran parte de lo concerniente al grupo. Cabe aclarar que dicho círculo fue impulsado por los músicos; Raúl García Posse, Gaspar Rojas, Pablo Lamela Bianchi y Germán Gómez, comparten, comentan y debaten constantemente desde sus avatares virtuales. Allí comenzó a adquirir peso el nuevo material, en primer término, a través de la consulta directa con sus seguidores, generando la sinergia suficiente para alcanzar en apenas dos días, la meta dineraria establecida en la campaña de financiamiento colectivo (monto duplicado durante el transcurso total del tiempo permitido) que abordaron con el objetivo de grabar el disco tal y como fue concebido: explosivo.
Eligieron para plasmarlo, en vivo y de una sola toma, el Estudio Sonorámica, inmerso en el monte serrano de Córdoba. La mezcla quedó a cargo de Jack Shirley, instalado en Atomic Garden, California, quien trabajó con bandas como Deafheaven y Oathbreaker, mientras que la masterización la hizo Doug Henderson en Berlín, con referencias de envergadura como System of a Down y Swans. Datos que funcionan como un indicativo de la seriedad con la que encara sus aspiraciones este colectivo humano, cuyas intenciones avanzan sobre una escena a la cual no se resignan y lo demuestran en base a un sólido concepto tanto en lo artístico como en lo discursivo.
Sobre Ido y Lúcido y lo que hay detrás, charlamos, para Indie Hoy, con “Yuri” García Posse, voz y guitarra de SGM.
Están estrenando el segundo álbum de la Senegal, para el cual apostaron a un nivel producción equiparable a bandas de primer orden. ¿Cuánto influyó en el sonido del disco? ¿Sienten que es un peldaño que no pueden retroceder?
Desde que elegimos el Estudio Sonorámica, esto pasó a ser un punto de referencia para todo lo que vino después en relación a la producción del disco. Queríamos un estudio grande, con todas las facilidades y equipos a disposición, lo encontramos y ese es el escalón del que no podemos retroceder. Nos obligó a levantar la vara en un montón de aspectos. Surgió la idea de viajar con cuatro camarógrafos que registraron todo lo que pasó ahí, material con el que vamos a hacer un documental. A partir de ahí surgieron también los ingenieros que han mezclado y masterizado el disco. Con respecto a la gráfica de la versión física del disco, veníamos acostumbrados a algo básico, en esto caso, por ejemplo, apostamos a más, con un librito con 12 carillas. Un montón de laburo, una cuestión de cuidado por el detalle y en ese sentido no hay vuelta atrás, lo adoptamos como una manera de trabajar a partir de ahora. Lógicamente influyó muchísimo en el sonido. El tener tantos recursos nos permitió ir más allá. Queríamos lo mejor en términos de grabación y terminó siendo todo un combo de cosas que tienen el mismo nivel y son coherentes entre sí, el sonido, la estética, las letras, los videos.
Otra vez acudieron a un gran trabajo de autogestión para la realización de su proyecto. ¿Qué significa el involucrar expectativas (y tantas) ajenas tan directamente en la concreción de su obra?
Cuando componemos pensamos solamente en lo que nosotros queremos y buscamos sorprendernos a nosotros mismos con las canciones, cubrir nuestras expectativas. Para Ido y Lúcido en particular, recién cuando estábamos terminando de componer fue que invitamos al público a participar bajo la premisa de conseguir que sientan el disco como suyo. Eso se vio reflejado claramente en la respuesta a la campaña de financiamiento colectivo y en ese sentido no lo sentimos como una presión. Una vez que salió, más allá de que nosotros compusimos y grabamos los temas, la gente se lo apropió. Ahora el desafío es conocer cuáles son las expectativas del potencial oyente y acercarnos a ver qué pasa. Cuando hicimos el Circulo de la Senegal era en función del disco, una vez concluido todo el proceso vamos a preguntarles a los participantes si quieren continuar vinculados para proyectos futuros, que son varios. Tenemos otras ideas, tener un trato más cercano con los seguidores más comprometidos. Queremos dar el siguiente paso aunque aún no sepamos bien cuál es, pero queremos seguir por la misma línea.
El uso que le dan a la tecnología para conectarse con el público es muy eficiente, planteando una relación Artista/Fan mucho más llana. ¿Creen posible que alejar el misticismo de la estrella de rock los puede perjudicar para quitarse el mote de under?
Nuestra propuesta no es salir del under sino transformarlo en algo mejor. Para eso es fundamental que la relación con el público sea horizontal y no vertical como viene siendo hasta ahora, sobre todo en el rock, con la cuestión del estrellato con el cual muchos músicos se identifican, planteando su música y llevándola a cabo desde ese lugar, desde una identificación con quienes admiran. En ese sentido, tenemos que matar a los ídolos y convertirlos en referentes, tomarlos como son, Charly García, Spinetta, seres humanos de carne y hueso, artistas excepcionales, con sus virtudes y sus defectos, tomando de ellos solamente lo que uno necesita para crecer. No tendría a Charly García como modelo de puntualidad y uso responsable de las drogas, es ejemplar en otros aspectos. El rol de la gente es fundamental para crear oportunidades y para que ellos puedan participar es necesario que el músico se baje del pedestal en el que lo ponemos. Cuando uno compone y escucha su propia música afloran sentimientos que tienen que ver con el ego y no se trata de luchar contra eso, sino tener en cuenta otros caminos, la horizontalidad con el público. Sin embargo, si esto empieza a pasar, a una gran parte del público no le va a gustar, el que escucha rock nacional quiere más ídolos de Rosario y de Buenos Aires. Muchos consideran que ese rock nacional está muerto, que ya no hay bandas buenas en la Argentina, que nunca va a haber un músico de la talla de Cerati y la realidad es que está lleno de músicos de ese calibre, artistas que están apagados por el contexto en el que tienen que hacer música. Personas que le dedican ocho horas diarias a un empleo que no quieren para hacer lo que les gusta a modo de hobbie. En esas condiciones es imposible que se desarrollen músicos de ese nivel porque ellos le dedicaban todo su tiempo a lo que hacían. Veía un documental sobre The Stooges donde mostraban cómo a esos pibes de 17 años a los que les querían imponer un trabajo y un estudio se iban de sus casas, de ocupas, alquilaban un monoambiente entre diez y ahí surgían muchas cosas. Ahora la gente no se anima a tanto, no nos animamos, y no porque seamos unos cagones, está complicada la mano, no está esa rebeldía. Dudo que antes existiesen tantos concursos de bandas, ahora queremos todo fácil, nos venden todo fácil y no creo que se trate solo de la música. Hacer lo que a uno le gusta y convertirlo en un medio de vida requiere de mucha disciplina.
¿Hay una preparación tan consensuada y articulada para la presentación en vivo?
Es un punto en el que también queremos mejorar, así como lo hicimos en cuanto al trabajo en estudio y en cuanto a composición y organización como grupo; lograr con la puesta en escena reflejar lo que aprendimos y cómo nos transformamos. Para la presentación del disco en Tucumán, queremos contar con un staff: asistentes para poder estar tranquilos y concentrados en la música, habrá un stage manager, gente laburando en lo audiovisual, iluminadores, un operador de sonido que ya viene laburando con el disco específicamente para esa fecha. Queremos redoblar la apuesta y lograr que el vivo sea una experiencia, no solamente tocar los temas uno detrás del otro como veníamos haciendo. Además, elegimos presentarlo un domingo, respetando un horario bastante tempranero para lo que se acostumbra, queremos tocar frescos y que los que nos vean estén atentos a lo que estamos haciendo; a las 2 de la mañana ya queremos estar durmiendo.
Si bien aún no presentaron el disco en Tucumán, ¿existe un plan de gira para el resto del país?
Estamos en plena gestión de una gira por Buenos Aires para marzo, también la posibilidad de ir al sur en enero; La Pampa, Puerto Madryn. Y por supuesto gestando fechas en el NOA, nuestras provincias vecinas donde sabemos que, como en el caso de Salta, contamos con una cantidad de público similar en número a la que tenemos aquí, vamos avanzando por ese lado. En nuestras metas para el próximo año es un ítem importante.
Abordan la Senegal como un proyecto de vida. ¿Qué consideran alcanzar el éxito y cuál es el límite para lograrlo?
Fundamentalmente queremos que la Senegal sea nuestro medio de vida, pero más allá, creemos que en Argentina se puede lograr generar laburo, no solamente desde el lugar del músico. También los fotógrafos, los periodistas que quieren trabajar con las bandas deben encontrarlo redituable, desde medios independientes. Planteamos la posibilidad de crear una industria, que ya existe, pero la brecha entre un músico under y un músico que puede insertarse en esa industria es muy grande. Ese logro se le atribuye a la suerte. Vemos a una banda que empieza de cero alcanzando un gran escenario y hablamos de suerte cuando es una cuestión de laburo. De todas formas, no es lo mismo para un músico o un fotógrafo abrirse paso desde Tucumán o Catamarca que desde Buenos Aires. El éxito sería poder crear y disponer de una red de laburo. Poder hacer esto de la mejor manera, y no necesitar tener un empleo extra. No todas las bandas son grupos, cuando se logra eso cualquier complicación se puede aguantar mucho más fácil. En nuestro caso, era tal la inversión que requería pagar una sala de ensayo tres veces a la semana, que nos costaba casi lo mismo alquilar una casa y tener un lugar propio, pensado como una meta grupal. Ese mismo espacio puede generar ingresos, alquilándolo a otras bandas, haciendo clínicas, etc. Es difícil, pero sentimos que lo vamos consiguiendo, una transformación del under en algo redituable. El límite está en cómo funciona el grupo. Hemos pasado de ser una banda, cuatro músicos tocando por su lado, cada uno con sus objetivos personales a tener metas en común. La idea es que haya más bandas conformadas por grupos, que tengan como objetivo vivir de la música y generar esa red de laburo, unirnos entre las provincias, ceder un poco en las metas personales, tener metas en común, por ahí no tiene que ver con géneros musicales. Ni siquiera se trata solamente de los músicos, el mercado funciona no solamente por los que tocan, sino por todo el resto de los actores que lo hacen posible: productores, iluminadores, fotógrafos. Hay un montón de gente capacitada metida en un call center, no en el lugar donde quiere estar y no es una cuestión de imposibilidad, sino que todavía no hemos logrado, encontrarnos todos y tener un objetivo en común.