“Alerta mongoloides, es hora del yepa, yepa yepa” arenga la gacetilla que Silverio decidió mandar al “coño sur”. Apodado “Su Majestad Imperial”, este mexicano demente es dueño de una música electrónica bruta y sin refinar, salida de la mismísima época de las cavernas. Un artista irreverente arriba y debajo del escenario, que desde el 2002 lleva cinco discos editados y regresa este viernes a la Argentina después de once años. Por eso, en Indie Hoy aprovechamos para charlar un poco con el hombre de calzoncillo rojo que reivindica lo salvaje como acto artístico.
Tu primera vez en Argentina fue en el 2006. ¿Recordás algo de aquella visita?
Recuerdo que la pasé muy bien y estuve muy a gusto armando shows junto a Dick El Demasiado. No me acuerdo el nombre del lugar donde tocamos pero sé que era el frigorífico de una carnicería. Con Dick hay muy buen entendimiento y compartir el escenario con él fue un lujo. El público también estuvo muy bien, era la primera vez que venía pero reaccionaron de manera perfecta a mi música.
Pasaron once años de aquel show, ¿por qué se demoró tanto tu regreso al país?
No tengo la menor idea, yo voy a donde me invitan, pero sí, pasó todo este tiempo. La verdad es que aquella vez fue un show que organizamos nosotros. Habíamos traído a Dick a México y editado su disco con Nuevos Ricos. Fue un intercambio autogestionado. La primera invitación formal es la que me están haciendo ahora.
Al no ser autogestionada, y por ser una gira más grande que también te llevará a Córdoba, ¿son mayores tus expectativas?
No sé muy bien qué esperar, no tengo idea en dónde serán los shows, pero tampoco me importa mucho en ese sentido ya que toco y me adapto a todo tipo de lugares. Quiero ver lo que sucede porque siempre hay sorpresas durante la noche. También me interesa saber hasta dónde quiere llegar el público argentino, yo siempre intento llegar al límite, pero al fin y al cabo depende de ellos.
Hablando de shows en vivo, hay un video que me encanta donde se te ve tocando “El Iluminado” en el Centro Nacional de las Artes, allá por 2009. Lo considero una obra de arte por el plano que hace la cámara sobre el público, donde muestra piñas, patadas y un mosh descomunal. ¿Tu show debe generar ese descontrol en la gente para que lo consideres un buen show?
Algo tiene que generar, no forzosamente eso, pero sí tiene que haber una interacción con el público. Normalmente empieza o termina de esa manera, o con otro tipo de situaciones que involucran a la audiencia. Esa vez fue bastante sorprendente, sobre todo para la gente que lo organizaba… supuestamente era un show familiar y no supieron medir el alcance de la situación, de lo que significaba hacer un show gratuito en horario matiné. Yo me la pase increíble, no me esperaba eso en un lugar tan formal como el Centro Nacional de las Artes. Cayó toda la banda y el espectáculo lo hizo la audiencia. Yo tengo la mecha, pero el espectáculo suele ser el público.
Otro hito de tu carrera fue en Oaxaca, cuando terminaste detenido por la policía mientras tocabas. ¿Fue la situación más tensa que te tocó vivir en un escenario?
Fue una situación bastante peculiar, pero fue un desenlace bastante lógico por el tipo de público que había. Pasó lo mismo que en el CNA, no midieron a quién estaban invitando ya que era un toque para toda la familia. Igualmente lo curioso es que el enojo de la audiencia no empezó porque yo me haya propasado al mostrar los genitales, sino cuando la policía subió al escenario a bajarme, ahí fue cuando empezaron a romper todo. Había ancianos y niños pero se lo estaban disfrutando. Cuando me bajaron todos se indignaron y ahí empezó la destrucción masiva.
Hace poco salieron los singles “Tu casa” y “Caníbal”. ¿Es indicio de que se viene un nuevo disco?
Sí, va a salir a principio del año que viene, éstas son las primeras probadas. Viene bastante rudo el disco y también bastante entretenido, es una mezcla entre industrial, can can y música electrónica. Bastante primitivo el asunto.
Y en cuanto a lo musical, ¿hay algo puntual que te haya inspirado en hacer estos temas?
Toda la música electrónica de los ochenta, lo que llamaron industrial en su momento, el regodeo y la ironía de los símbolos que utilizaban como parte de su imaginario. Me pareció propicio dado la época de neo-fascismo exacerbado que estamos viviendo en México en cuestiones de política cotidiana.
Leyendo entrevistas tuyas noté que estás resaltando mucho esto del fascismo exacerbado y también criticás la pasividad de gran parte del pueblo mexicano. ¿Se está metiendo de a poco un mensaje político dentro de tus canciones?
Es verdad que ahora hay un mensaje, pero de forma velada. No quiero ser obvio en mi manera de abordar la política, sobre todo a la hora de hacer canciones. “Caníbal” habla de lo que se está viviendo por aquí… nos están enseñando sangre todos los días. Intento meter referencias pero, como decía, no quiero ser obvio. No hago música de protesta. Antes era mucho más vago y capaz por eso no abordaba estos temas, pero ahora toca, sino va a ser peor aún. En México lamentablemente no nos queda otra.
En los últimos años, tanto en México como en el resto de Latinoamérica, movimientos como el feminismo empezaron de a poco a tomar las calles. ¿Lo ves como un cambio positivo?
Sí, en general la sociedad de a poco está tomando partido. En México se ha agravado la situación en varios ámbitos y la gente está empezando a politizarse, no estamos ni cerca de llegar al caso de Argentina, en donde he notado que es totalmente al revés, están todos hiperpolitizados todo el tiempo. Acá nadie se mete, todo el mundo es cuidadoso de qué dice y cómo lo dice, nadie tiene opinión. Por suerte la pasividad de a poco cambia, sino nos van a meter el dedo bien en el culo.
Para terminar, ¿qué le espera a los argentinos que vayan al show de Silverio?
Más bien me gustaría saber qué me espera a mi de los argentinos.