Sin Ley, una banda épica del punk rock nacional, empezó este año una gira por varias provincias para festejar sus dos mil shows a los largo de su trayectoria que ya lleva casi treinta años. Sus integrantes cambiaron con el tiempo pero la esencia sigue siendo la misma. Desde su primer disco Un Kilme Resucitado (1996) hasta el último Delirio fatal agitado (2012), la banda demostró que el punk rock es sólo una forma de catalogar, ya que en realidad se trata de una cuestión de actitud y una postura que hay que mantener con firmeza. Lo que muchas bandas hacen ahora a modo de autogestión, Sin Ley lo hizo durante toda su existencia.
La banda de Quilmes nos invitó a su sala de ensayo, lugar donde pisaron grandes referentes del género, desde Ricky Espinosa y Embajada Boliviana, hasta Nekro antes de ser Boom Boom Kid. Hablamos con Norberto “Dudu” Hareza, Cristian “Gomita” Vicente y Gabriel “Chapu” Estefan; un grupo con miles de historias donde una conversación no es suficiente para resumir ese cruce entre generaciones que atravesó a lo largo de su historia, pero por lo menos sirve como un acercamiento para desdibujar un estandarte que fue, es y va a ser siempre relevante para la música nacional.
Después de dos mil shows, ¿qué le sigue a Sin Ley?
Dudu: Seguir tocando y no llegar a los cuatro mil pero hacer lo que se pueda, el plan es seguir tocando, haciendo discos.
¿Están preparando algo nuevo?
D: Para el año que viene. Va a ser un disco corto con todos temas nuevos. Justo el año que viene cumplimos treinta años y aparte va a salir una edición de In-feliz en vinilo. Es más, el plan era empezar a grabarlo el sábado pasado pero se cortó.
Gomita: Unos problemitas técnicos… y se cortó.
En estos treinta años, ¿cómo vieron el cambio de las generaciones en su público?
D: La gente lleva a sus hijos pero a sus nietos todavía no.
G: A nosotros nos está pasando mucho eso. Los más grandes mas que nada, había gente que nos venía a ver desde la primer época, que tenían veinte años igual que nosotros, que ahora son padres y dejaron de venir, pero nos ha pasado en un par de shows que vienen y se acercan con sus hijos a saludarnos y mostrarnos que los pibes vienen y nos cuentan que también les gusta Sin Ley. Una época que no estaba yo, no estaba Chapu, estaba Dudu, lógico; pero lo que te quiero decir es que se dio un poco de vuelta, después de tantos años, hay gente entre los jóvenes, que no sé si los padres se lo inculcaron o no, pero siguieron escuchando la banda. De hecho nos pasó en Tucumán: el primer batero de Sin Ley que yo no lo conocía, quiso pasar a saludar, me contó que tocaba con Dudu y estaba con su hija y me dice que es re fanática, yo le digo que le diera opción a la piba; pero me dice que ella sola empezó, yo sólo le dije que esta era la banda donde tocaba papá y se empezó a comprar todos los discos y le re cabe. Así que eso por un lado algo bien hemos hecho. Y eso después de tantos años uno recién empieza a darse cuenta ahora.
¿Van a ver bandas?
D: Yo abandoné.
G: Ahora estamos retirados, la salida es laburo con Sin Ley y sino, estas con la familia.
Chapu: De afuera sólo cuando hay posibilidad de entrar porque las entradas son carísimas. Hay muchas bandas que vienen y encima vienen todas juntas. Antes venían más espaciadas y no estaban tan caras. Y de acá bandas que toquen cerca de casa o alguna banda amiga. Hace poco fui a la presentación del disco de Loquero y estuvo muy bueno. Tampoco quedan muchas bandas de las que habían antes, muy pocas, salvo Divididos, después medio complicado.
Sin Ley siempre fue una banda independiente. ¿Cómo era ser independiente antes y cómo es serlo ahora?
D: Es igual. Antes no había interés de ninguna compañía, ningún manager y ahora tampoco, salvo los que laburan con nosotros, por eso te digo que es igual. No es que alguien nos dice que vayamos a hacer un show, que hay tanta plata o que nos pagan esto o aquello, lo seguimos organizando y haciendo todo nosotros. No poniendo plata, pero vamos y lo que se recauda en el show nos sirve para otro.
G: Nos autogestionamos, después de los años aprendimos el laburo y lo seguimos haciendo independientemente. Eso se fue haciendo solo. Antes la banda tocaba mucho por Buenos Aires pero el primer lugar era Rosario o Mar del Plata y de ahí no se iba a otro lado, hasta que un día surgió otra provincia, después nos fuimos para el sur, y así. Sin Ley era un grupo conocido acá, pero después irse a Río Gallegos a tocar era una locura. Después del 2006 explotó, ahora creo que sólo nos faltan dos provincias visitar, hicimos todo el país. De hecho hicimos Uruguay y Chile también. Seguimos laburando de la misma manera, como dice Dudu, lo que pasa es que hubo más interés, más gente en el grupo. Y el disco de Sin Ley siempre fue pasado de mano en mano, gente que se lo pasa a uno y luego le parte la cabeza a cincuenta. Pero por ejemplo, antes de irnos a La Rioja capital, fuimos a Chepes. ¿Sabés lo que es Chepes? Buscalo en el mapa y te caés de culo, y uno se pregunta cómo puede ser que llegue la música ahí, pero nos invitaban e iban cincuenta locos y así fuimos por todo el país. De a poquito, fue una autogestión del grupo, tocando de la misma manera y la gente sumándose.
Está muy bueno esto de cómo le llega la banda a la gente, porque Sin Ley no aparece en la radio y sin embargo llega a muchos. Hay muchas anécdotas de pibes que fueron conociendo la banda pasándose los cassettes, antes la música tenía que llegar físicamente. ¿Cómo vivieron ese cambio de lo físico a internet?
G: No es que te subís a un tacho y está sonando y podés decir que buena que está la banda. Nosotros no salimos en la radio. Te llega si estás en una fiesta y alguien puso el disco y se pregunta qué es esto.
D: Los primeros los repartíamos nosotros. Llevábamos In-Feliz por ejemplo y la gente se lo grababa y se lo pasaba a sus amigos, era algo completamente distinto a lo que es ahora que buscás en internet y encontrás todo. Ahora no hay que moverse mucho en ese sentido pero sí salimos a tocar siempre y cuando no tocamos estamos acá en la sala ensayando, ensayamos mucho. Y aunque no ensayemos estamos igual. Martes y sábados, los sábados que se toca se sale pero los martes son el día sagrado.
Siempre fue una banda abierta en cuanto al género y eso hizo que le llegue a varias personas que no estaban tan enfocadas en el punk rock.
G: Sin Ley, a pesar de estar caratulada como una banda de punk rock, no se limitó en hacer sólo eso. Hay temas que son medio rockeros o tiene un poquito de cumbia, no renegamos lo que hacemos, siempre al contrario.
C: Surgió hace años de ese movimiento pero igual a los pocos años ya había metido temas con otros estilos, después con el tiempo fue sumando instrumentos pero siempre fue abierta. Es una banda que no tiene ese prejuicio de esto sí, esto no; es realmente sincera y más allá que ninguno es fanático del reggae o de la cumbia, lo escuchamos, lo conocemos, lo mamamos desde chicos y es algo que podemos cumplir con eso y verle el lado bueno a los otros estilos.
¿Y ustedes qué música escuchaban en los comienzos?
D: Era poco lo que llegaba y por eso poco lo que había cuando empezamos nosotros. Escuchábamos cosas que venían de afuera pero había que pedirlas también, porque no todas las disquerías tenían cosas buenas, había dos o tres en Capital. Escuchábamos los clásicos, después capaz que uno miraba más alguna cosa, pero los Pistols, los Clash, Ramones siempre estaban, pero no nos quedábamos en eso, somos escuchadores de música.
G: También estaba siempre el que te venía con alguna banda extraña que podía viajar. Diez mil cosas, son épocas… según cómo te levantás, hay veces que tenés ganas de escuchar rock, otras reggae, o tenés ganas de escuchar punk.
C: Somos muy abiertos musicalmente, en ese sentido no nos encasillamos, ni flasheamos que somos punk rockers de Nueva York, somos gente de acá que escucha buena música y nos dejamos influir por varias épocas.
¿Cómo fue el día que Ricky Espinosa quiso hacerles un disco tributo a la banda?
D: Ricardo estaba todo el día acá con nosotros, fue loco y raro. Siempre te hacen homenajes una vez que se separa la banda o fallece alguien, pero acá nosotros estábamos tocando, Embajada también. Estábamos todo el día juntos, lo grabó acá al lado. El pozo era acá al lado. De hecho murió y no lo terminó, lo terminó el batero.
G: A Ricky le gustaba mucho Sin Ley, tocábamos “La bandera” y sin que Dudu lo invite al escenario se subía a cantar, compartíamos siempre fecha con Flema.
Después de dos mil shows, ¿con qué banda les gustaría volver a compartir el escenario?
D: Un par, bah no sé si hay un par, nunca hubo grandes nombres. Tocamos con los 2 Minutos, los Flema y con 2 minutos seguimos tocando, con Flema ya no pero bueno, no sé si hay alguien con el que me gustaría volver.
¿Y con alguno que no hayan tocado?
D: Sí, hay mil pero no se da la situación de elegir con quién tocar.
G: Antes era como más festi el tema, antes se daba naturalmente y ahora cada uno arma su show. Sin Ley hace su show, Flema el suyo; si hay algún festival grande que se junten todos, cada uno va a ser su show. Antes lo que era el punk y lo que era el heavy en su momento estaba muy dividido. A Ricky lo agarraban los heavys en la calle y lo mataban. A nosotros que veníamos con mochilas punkis y veías a treinta locos tomando cerveza en la esquina, dabas la vuelta y te ibas cuarenta cuadras para el otro lado. Ahora cambió todo, te metés entre el público de Sin Ley y hay pendejos que tienen la mochila de Miranda!, sin desmerecer a nadie, al contrario. Está más abierto el público.
D: Ahora todos escuchan todo, antes era como más sectorizado.
¿Y se toman la precaución de rechazar ciertos lugares donde los inviten?
D: Sí nos ha pasado pero tampoco es que somos invitados a tantos festivales. Antes capaz que había pero de bandas, comercialmente hablando, en un escalón más abajo, antes eran otro tipo de festivales, ahora los grandes es una mezcla de todo, prima mucho la plata y nosotros no existimos para ellos.
Ahora están preparando el show de La Trastienda. ¿Van a hacer un recorrido o más una presentación de lo nuevo?
D: Es la primera vez que tocamos ahí, vamos a hacer un recorrido por todos los discos. No es un show más, es un lugar distinto, pero yo me tomo todos los shows como importantes, sea La Trastienda o Luján.
G: Debe ser el único lugar de Buenos Aires que no tocó Sin Ley. No te digo que se hace por eso, se hace porque se tendría que hacer, llamalo por curriculum o no pero sería el único lugar que la banda no pisó. Hicimos Flores, Groove, Roxy, Niceto, hicimos Vorterix, hicimos también cuando era Colegiales. Todos los lugares que se te ocurran, desde los bares chicos de hace treinta años, todos, desde los que cerraron también. La Trastienda es un lugar que sabés que va a sonar bien, aunque por lo menos yo, ni siquiera lo conozco. Paso por el laburo cinco mil veces por la puerta, pero nunca fui a ver una banda ahí. Mi experiencia con La Trastienda va a ser el 24 de noviembre, así que esperamos esa fecha.
Entre Un Kilme Resucitado y lo nuevo que están trabajando ahora, ¿cuál es el cambio de Sin Ley?
D: No sé si tocamos mejor, pero los años que pasaron haciendo lo mismo nos da un poco más de seguridad.
G: Es un delirio musicalmente, letrísticamente también. Hay letras con las que el público de veinte años se identifica y fueron escritas por Dudu o Curly en su momento, veinte años atrás. Ahora la cantás porque la gente te lo pide pero quizás no pensás de esa manera, pero tampoco podés renegar de tus temas.
C: La banda como que tiene el equilibrio de seguir siendo una banda original, que no cambió su forma de ser, pero cambió para mejor musicalmente en sonido, tratamos de cuidar mucho eso. Ahora va siempre un sonidista propio y tratamos de tener todas las precauciones, cuando no sucede eso, la pasamos mal y no es que nos da lo mismo y la gente ve eso también.