Six Sex no pide permiso. En un contexto donde la actitud suele ser puro artificio, la artista argentina entiende que la performance es un arma, el cuerpo un manifiesto y la música un juego que se gana siendo más audaz que el resto.
El camino hacia X-sex, su quinto y más reciente EP, implicó un cambio en su propuesta. Luego de Área 69 y 6X -su segundo y tercer EP, respectivamente-, la reina del neoperreo sintió que tenía que probar algo nuevo, lo que la llevó a experimentar con la electrónica en su cuarto EP, Satisfire. “Un poco me aburrí del reggaetón -confiesa Francisca Cuello en conversación con Indie Hoy-. Área 69 y 6X tenían un sonido más alternativo, pero cuando hicimos Satisfire fue un desafío. Nos propusimos sacar algo diferente, ver qué onda con eso, y cuando lo escuchaba me parecía súper fresco”.
Esa frescura la llevó a reconectar con su lado más electrónico, aquel que la impulsó en sus primeros años dentro de la música. “Volver a este estilo me hizo recordar cosas que me encantaban, como la manera de frasear y jugar con el ritmo, algo que el reggaetón no siempre permite”, admite. No se trata solo de la temática, sino de la energía que hay detrás: “Es más efervescente”, asegura. Sin embargo, deja abierta la posibilidad de retomar el neoperreo en el futuro: “En algún momento voy a volver, eso seguro”.
La música que la define es el resultado de dos mundos que la marcaron en distintos momentos de su vida. De chica, el reggaetón y la cumbia fueron el pulso de su entorno. Más tarde, la electrónica se cruzó en su camino cuando empezó a trabajar en un boliche de techno en Ramos Mejía. Ahí descubrió otro lenguaje, otra forma de habitar la noche. Esa combinación de ritmos -el calor del reggaetón, el frenesí de la electrónica- terminó moldeando su identidad artística. La cumbia, en cambio, quedó anclada en la memoria, ligada a los recuerdos de infancia, al chamamé que sonaba en su casa y a esas fiestas donde el baile lo era todo.
Cuando en febrero de 2024 publicó “4 noviosS“, el primer adelanto de Satisfire, nunca imaginó que se convertiría en un punto de quiebre en su carrera. “¿Podés creer que cuando la hice dudé? -recuerda entre risas-. Fue un antes y un después. Me acuerdo que salí del estudio, se la mostré a mi mánager y me dijo: ‘Boluda, esto es un hit’. Yo me reía, porque jodo mucho en las canciones, pero esta tenía un grado de joda más grande todavía”. A pesar de sus dudas iniciales, la canción se convirtió en un himno para sus seguidores, una declaración de guerra al amor tradicional: sensual, descarada y lista para prender fuego la pista.
El proceso de creación de “4 noviosS” fue tan espontáneo como inesperado. Six Sex trabajó junto al productor francés King Doudou, quien le pasó el beat sobre el que originalmente tenía otra letra escrita. “Me pasa mucho eso de escuchar una base con una letra ya en mente y después cuesta cambiar el chip para escribir algo nuevo”, cuenta. Pero al final, la chispa creativa hizo lo suyo. “Lo loco fue que todos me decían que era un temazo, y yo ni siquiera sabía si me animaba a meterla en el EP“, dice entre risas. Con una vibra diferente a otros tracks de Satisfire como “Hot&perfecT“, que es puro desenfreno raver, “4 noviosS” terminó siendo una combinación entre pop irreverente y beats electrónicos, ultra adictiva y sin un gramo de arrepentimiento.
Uno de los sellos más distintivos de este track es su video, en el que vemos a Six Sex pedalear una bicicleta fija mientras canta. “Cuando pensábamos el concepto de los videos, la idea era que en el club se puede hacer todo: me hago las uñas en el club, como sushi en el club… En un momento hasta pensamos en poner un jacuzzi, pero había que elegir”, recuerda. Cuando descartaron la caminadora, la bicicleta se convirtió en la opción ideal. Lo que comenzó como un detalle visual terminó transformándose en una imagen icónica que también se trasladó a sus shows en vivo.
Mientras “4 noviosS” explotaba, Six Sex ya estaba preparando su nuevo trabajo: X-sex. Aunque sigue dentro de la electrónica, se trata de un EP con una profundidad distinta a su antecesor. “Satisfire estaba pensado más para sonar en una rave de noche, mientras que en X-sex quise ir un poco más allá -explica-. Obvio que cualquier tema se puede escuchar en un after, pero yo quería hacer algo que sintiera propio de ese momento. Y no solo desde los sonidos, sino también desde las letras. No quería hablar solo del subidón y la euforia, sino también del después y los malos flashes, cuando de repente pensás: hace diez minutos la estaba pasando re bien, ¿qué me está pasando ahora?“.
Esa exploración de las emociones post fiesta se evidencia en temas como “Ahhhhhh“, una canción que, según Six Sex, nació de una experiencia personal que alguna vez va a contar, pero por ahora prefiere guardarse: “Siento que este enfoque amplía los sonidos, hace que los BPM altos tengan una intención distinta. Capaz para el oyente no sea tan evidente, pero para mí es clarísimo”. Para ella, los contrastes son clave. “Hay ciertos sonidos que me llevan directamente a esa sensación, y me gusta jugar con eso: esto es mal flashero, pero con este otro sonido se vuelve buen flashero“, define.
Además del brillo de los reflectores, Six Sex cree que es importante apuntar a todos los aspectos de la experiencia nocturna. “Siento que, así como hablo tan libremente del hedonismo y del disfrute, también tengo que hablar del bajón. Es parte de la experiencia. Si no se representa, pareciera que no existe, y la realidad es que la fiesta también tiene un después“, reflexiona. Para ella, mostrar esa otra cara no busca moralizar ni dar lecciones, sino simplemente ser honesta: “No sé si genera conciencia, pero al menos podés tener presente que, si te drogás, al otro día probablemente te sientas mal”.

Six Sex tenía claro que quería expandir su sonido en X-sex. Para lograrlo, trabajó con varios productores y atravesó experiencias que la sacaron de su zona de confort. “Lo hice casi a la mitad en Berlín y fue una experiencia espectacular”, cuenta. Acostumbrada a trabajar en Buenos Aires junto al productor Bruno Donato, con quien ya tenía una dinámica sólida, viajar a Alemania le permitió explorar nuevas formas de componer. “Obvio que no todos los días fueron fáciles, eran jornadas de 8 a 8 con un frío de cagarse, pero lo disfruté mucho. Encima nevó un día. También fui con mi equipo, lo que ayudó un montón, porque la barrera idiomática estaba, pero al final te terminás entendiendo igual. La música no tiene idioma”.
Berlín también fue una experiencia increíble fuera del estudio. La ciudad, conocida por su escena rave, le ofreció momentos inolvidables. “Toqué en Berghain una noche y al otro día tenía un show en París, así que me fui directo del boliche al aeropuerto. Dormí un poco en el avión, llegué, probé sonido, toqué y volvió a empezar todo. Pero cuando volví a Berlín el domingo, me cambié y me fui de nuevo a Berghain, porque cuando toqué no pude vivir la experiencia de la fiesta. Dudé si hacerlo porque estaba muerta, pero dije ‘ya fue’ y fui igual. Estuvimos como diez u once horas. Después no me quería ir”, cuenta sobre el boliche alemán reconocido como el templo del techno.
La energía que se vive en los shows es otro de los grandes pilares de su proyecto. La conexión con el público es intensa, casi catártica. “Se arma una retroalimentación. Creo que eso pasa porque se sienten representados con mi música y encuentran un lugar de liberación“, dice la artista, días antes de su presentación en el Complejo C Art Media con entradas agotadas. Para Six Sex, la música es un espacio de pertenencia y de expresión. “Todo termina siendo político en algún punto, porque hay una comunidad y unas letras que los representan más allá de la música“. Sin embargo, no todos los escenarios se sienten igual. “Hay festivales en los que me siento incómoda, miro mi outfit, veo al público y pienso ‘esto no me lo puedo poner acá’. Pero en mis shows sé que nadie me va a juzgar, aunque quizá sí un poco de ‘bicheo’, pero no desde un lugar malintencionado”, dice entre risas.
A lo largo de su carrera, Six Sex tuvo que lidiar con críticas y comentarios cuestionando su arte y su estética, pero con el tiempo aprendió a no dejarse afectar. “Mi público realmente me entiende -asegura-. Si me ven con un outfit, lo toman con naturalidad. No me interesa provocar por provocar, pero cuando leo ciertos comentarios me doy cuenta de que hablan más de ellos que de mí”. No es raro que reciba mensajes cargados de odio y violencia. “Hay mensajes tipo ‘a esta hay que matarla’. Si algo te genera tanto odio, el problema no soy yo, sos vos”.
Desde un comienzo, Six Sex se ha vuelto un ícono indiscutido en la comunidad LGTBIQ+. “No podría haber sido de otra manera -dice agradecida-. Soy parte de la comunidad y mi proyecto no existiría sin el público que tengo. La identificación con la música y la forma de vivir es lo que hace que todo fluya tan naturalmente. En mi vida, los heterosexuales con los que más me relacioné fueron mis novios. No tengo casi amigos varones heterosexuales y no me imagino teniéndolos como público. Para muchos hombres mi proyecto es chocante, pero también para algunas mujeres. De nuevo, tiene más que ver con ellos que conmigo“.
En el último tiempo, una nueva escena de pop argentino surgió con fuerza y Six Sex es una de sus principales referentes. Fue así que artistas como Juana Rozas, Fiah, Faraonika y Vera Frod fueron generando una red de apoyo mutuo. “Nos cruzábamos siempre en los mismos lugares. Una tocaba y las demás íbamos a verla. Así nació S.A.M.A [Sindicato Argentino de Mostras Amigas]’. Estábamos en un cumpleaños de Ca7riel, y dijimos ‘che, hagamos real esta comunidad, si somos pibas que salimos 100% del under y frecuentamos los mismos antros‘”, cuenta. Para ella, compartir espacios y herramientas es clave en un entorno que sigue siendo desigual. “Ser mujer en la industria te pone en un lugar mucho más vulnerable, todo cuesta el doble“.
Esa desigualdad se refleja en la doble moral que aún persiste. “Si un hombre sexualiza a una mujer en sus videos, nadie lo cuestiona -señala-. Pero si una mujer decide mostrarse así, sí la critican. Es un machismo instalado en el inconsciente de la gente“. En ese contexto, el apoyo entre colegas se vuelve fundamental: “Lo más reconfortante en medio de todo eso es el apoyo entre nosotras. Sabemos que muchas antes pasaron por lo mismo y que muchas más lo vivirán, pero al menos nos tenemos y nos bancamos“.
Del nuevo EP, Six Sex confiesa que su tema favorito es “Performance actitud (Pose)”. “Es uno de los más frescos que hice”, asegura. Sin embargo, reconoce que al principio también había ciertas dudas dentro del equipo porque la canción se desmarcaba del resto. “Es distinto, pero ahora siento que está encontrando su lugar”, dice con convicción. Para Six Sex, la experimentación es clave en su carrera: “Siempre dije que no quería encasillarme en géneros, y con este tema me animé a ir por otro lado”.
Otro de sus favoritos es “U&ME”, el primer adelanto del EP, que nació en Berlín durante un viaje anterior a su último camp. “Escribí ‘My boyfriend is gay. My baby is shit’ en un restaurante, ni siquiera sabía que lo iba a usar después”, cuenta entre risas. La frase surgió de esas expresiones espontáneas que la gente dice sin pensar. “Viste cuando a las mujeres les preguntan ‘¿para cuándo?’ mientras les tocan la panza como si estuvieran embarazadas? Y es como… ‘No estoy embarazada, es caca’“.
En cuanto a su colaboración con Dillom en “Tócame“, Six Sex cuenta que surgió de una idea que tenían hace tiempo. “Me divertía sacarlo un poco de lo que venía haciendo -admite-. Si bien es un artista versátil y toca muchos géneros, nunca lo había escuchado en algo así”. También le interesaba su forma de escribir y quería proponerle una temática que no suele abordar. “Él habla de muchas cosas en sus temas, y ponerlo a hablar de algo que yo suelo tocar bastante me resultaba interesante. No es el típico artista que en todas sus canciones dice ‘culo, teta’, y eso también me gustó”.
De hecho, X-sex iba a ser solo un EP de remixes en un principio, pero cuando Dillom se sumó, el proyecto tomó otra dirección. “A Dillom le había ofrecido el remix de ‘Área 69’ y me dijo: Dale, estoy, pero hagamos un tema nuevo también. Ahí me quedé pensando, porque ya venía dudando sobre lo del EP de remixes. Así que decidí sumar un inédito… y después tres”. En el estudio con Bruno Donato, de repente tenía un montón de temas nuevos. “Pensé: ‘¿Para qué voy a hacer remixes si tengo todo esto?’”.
Más allá de lo sonoro, hay un concepto estético claro en los videos de X-sex filmados delante de un fondo blanco. La idea surgió casi por casualidad, durante sus constantes viajes en avión. “En los vuelos cortos siempre te pasan las instrucciones de seguridad, las miraba todo el tiempo. Y en un momento pensé: ‘Esta es la estética del EP‘”, recuerda. A partir de ahí, empezó a fotografiar todo y a enviárselos al artista visual Lean Vazquez y al equipo con un mensaje claro: “Esto es lo que hay que hacer”. Al principio nadie entendía, pero poco a poco lograron trasladar esa estética a los videos.
En “U&ME”, ya anticipó que ese concepto visual se combinó con el doble sentido. “Parece que va a pasar una cosa y al final es otra completamente distinta”, cuenta. Fue una experiencia creativa que disfrutó mucho, sobre todo porque significó su primer trabajo con Lean desde la idea hasta la ejecución. “Siempre fui más del rojo y el negro, nunca había trabajado con blanco y colores. Pero estuvo bueno salir de lo que ya hacía y encontrar una nueva forma de expresarme“.

Desde sus primeros EP, Six Sex siempre construyó universos bien definidos, cada uno con su propia identidad. Sin embargo, la artista mencionó en varias ocasiones que está trabajando en un proyecto más grande. ¿Por qué ahora? “Es por la manera en que lo quiero trabajar. Todos mis EP tuvieron mucho laburo, pero siento que todavía no tuve el tiempo ni el momento para enfocarme de lleno. Cada cosa tiene su tiempo de maduración”, explica. Aunque ya tiene temas que podrían formar parte de ese álbum, su intención es abordarlos de una manera diferente. “Hasta ahora hice toda mi música en computadora, nunca incorporé un bajista, un bombo, un triángulo. Quiero explorar más allá de mi zona de confort“.
“Mucha gente me pregunta sobre los géneros y no me quiero limitar -continúa-. No voy a decir ‘va a ser más rave’ o ‘va a ser esto’. En un disco tengo más espacio para jugar“. Mientras que sus EP siempre tienen seis canciones y buscan coherencia estilística, en un álbum quiere permitirse experimentar sin restricciones.
¿Qué significa Six Sex? ¿Es un escudo? ¿Un alter ego que le permite hablar de cosas que Francisca no diría? “Mi personaje tiene un poco más de gracia, me permite jugar con cosas que quizás en la vida cotidiana son más rígidas“, reconoce. Desde su música, busca romper con valores impuestos sobre qué está bien o mal, cómo nos relacionamos y qué podemos decir. “Este proyecto me ayudó a plasmar el ideal de la persona que quiero ser. No es que sea 100% ese personaje, pero no está tan alejado de quién soy realmente“.
Lo que sí tiene claro es que nunca escribiría sobre cosas que no siente o no vive. “Por ejemplo, nunca en mis letras hablo de competencia entre mujeres o de ‘yo soy mejor que vos’. Me gusta describir situaciones y relaciones con humor“, aclara. Además, la gente que la rodea comparte su visión. “Somos pocos, pero intentamos relacionarnos desde un lugar más libre, sin estructuras viejas. Y no te hablo solo de monogamia o poligamia, sino de entender que lo importante es salir de esos esquemas impuestos y vivir con más libertad“.
En un panorama donde la provocación muchas veces se usa como un recurso vacío, ella demuestra que el erotismo puede ser un arma de expresión y empoderamiento. Su música no solo se escucha, se siente en la piel. Y una vez que estás dentro de su juego, es difícil salir ileso.
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