A fines del 2000, Suárez presentó su EP final titulado 29:09:00, la coda de una carrera marcada por la experimentación que los llevó a convertirse en un nombre ineludible de la escena underground argentina. Un año antes habían publicado Excursiones, su álbum más pop, y los shows en vivo eran cada vez más convocantes. Suárez dio sus últimos recitales en el verano de 2001 y sus integrantes se dedicaron a sus respectivas carreras musicales, sin planes de reunir a la banda ni mucho menos grabar nuevas canciones. Casi 20 años después, la banda argentina sacó en formato digital el EP Por última vez, la despedida final con tres canciones que son, a la vez, las últimas grabaciones de Rosario Bléfari antes de partir a causa de un cáncer en agosto de este año.
La reunión de Suárez se remonta a 2014, cuando Fernando Blanco se contactó con ellos para hacer el documental Entre dos luces. “Habló con Rosario porque nosotros teníamos un montón de material de video que se fue digitalizando e hicimos una repartija de DVDs para verlo -cuenta el guitarrista Marcelo Zanelli en conversación con Indie Hoy-. Él es todo un trabajador: el montaje requirió mucha paciencia y mucho deseo, me gustó mucho lo que hizo”.
Blanco dividió el documental en dos partes por la cantidad de material con la que contaba: más de 40 horas de grabaciones. La primera de ellas, que mostraba los primeros años del grupo, fue estrenada en la edición 2015 del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, y con eso vino la invitación institucional a tocar: “El documental fue el motivo para juntarnos, no me gusta decir que fue la excusa. Sin embargo, no fue una decisión nuestra. Fue una invitación del festival que había aceptado el documental y le preguntaron a Rosario si teníamos ganas de tocar en paralelo, en una de esas noches de fiesta. Estaban alineados los planetas: era amigo, soy amigo, de Rosario de hace casi 40 años y nunca hablamos de volver a tocar con Suárez. Jamás”.
El día del show hubo gente que quedó afuera y, al mismo tiempo, ya tenían propuestas para repetirlo en Buenos Aires. De repente, Suárez estaba oficialmente de vuelta y programando shows con su formación original. Hicieron dos recitales en el Konex, uno en 2016 y otro en 2018; en el medio viajaron a Chile y salió Cien caminos, la segunda parte del documental que retrata a la banda ya consagrada y sus giras por España. Cuando pudieron coordinar agendas para dar otro show, Gonzalo Córdoba se bajó, pero la banda decidió continuar.
Una tarde de primavera de 2018, Gustavo Monsalvo, guitarrista de El Mató y compañero de Rosario en Sué Mon Mont, estaba yendo en subte de Caballito a Constitución cuando se cruzó a Bléfari, quien estaba hablando por teléfono con Zanelli. Cuando cortó, le dijo: “Mirá, acabo de hablar con Marcelo porque queremos hacer una fecha más con Suárez y Gonzalo no quiere tocar más por otro compromiso. Con Marce pensamos que vos podrías ser una buena opción. ¿A vos te interesa sumarte?”.
“Empecé a escuchar a Suárez en los últimos años del secundario, aproximadamente a los 18 años -rememora Niño Elefante-. Un amigo me pasó un CDR con Horrible. El planteo estético y artístico me pareció totalmente rupturista a lo que venía escuchando. Si bien el primer disco que escuché fue ese, los empecé a ver ya con Excursiones, en el último periodo tocando juntos. Los vi en Cemento y en el Festival Argentina Vivo, en el Club Hípico, el recital en el que Rosario estaba embarazada de Nina. Fue increíble. Y después fui hasta Mar del Plata para verlos en el regreso. Cuando salí del show, yo les decía a los que habían ido conmigo: ‘¿Se dan cuenta de que acabamos de ver la mejor banda del rock nacional?’“, cuenta Monsalvo sobre su relación con Suárez.
Ya acoplado a los ensayos, empezaron a prepararse para un show en Tandil en el marco del Festival Patio, en diciembre de 2018. El cartel incluía también a Atrás Hay Truenos, Isla Mujeres, y Tobogán Andaluz, entre otros. “Disfruté mucho del viaje, estar con ellos, desayunar con ellos. Imaginate que son unos héroes musicales para mí”, dice Gustavo.
El segundo show con esta nueva formación fue en el Teatro Margarita Xirgu Espacio UNTREF de San Telmo, en marzo de 2019. En esos tres meses hubo mucho más tiempo para ensayar, probar cosas nuevas y preparar otra lista de temas. “Ro me propuso: ‘Che Gus, si hay un tema que te gustaría tocar me avisás y lo armamos'”, cuenta Gustavo, quien además para este segundo show incluyó teclados en algunas canciones. Después de ese recital, Rosario reservó una fecha más en el Xirgu para fin de año y fue en esos ensayos donde propuso al resto de sus compañeros usar ese tiempo para preparar canciones nuevas. Ella quería hacer las dos cosas: el show y las canciones. Pero como Rosario comenzó con la obra de teatro Reinos, las agendas individuales eran un tanto apretadas y se priorizó preparar el nuevo material.
Para ese entonces, Zanelli tenía los borradores de dos canciones: “Pájaros” y “Coro desvelado“. La primera de ellas fue terminada a cuatro manos con Rosario: “Me faltaba la mitad de la letra y la terminamos juntos en un bar. Ella prácticamente me dictó las últimas dos estrofas”. Para grabarla, invitaron a Julieta Salas de Los Inciertos para cantar a dos voces. “Coro desvelado” la había escrito el guitarrista pensando en que fuese para Rosario, se la había mostrado tiempo atrás y finalmente entró en estas grabaciones. “Intermitencia“, el tema que abre el EP, la compuso en su totalidad Bléfari y marca el ritmo apacible de las canciones en su conjunto: una contemplación atenta sobre lo que en la vida aparece difuso, respaldada por una instrumentación que se aleja del noise de los primeros discos y abraza tempos más lentos.
La banda preparó, ensayó y grabó estas canciones en Moloko, el estudio de Peta D’Agostino en Parque Patricios. Cuenta el baterista Diego Fosser sobre el proceso: “Primero sacamos los temas tocando todos juntos en la sala y luego empezamos a grabar referencias. Hicimos una primera grabación y después corregimos con una segunda. Se puede decir que el estudio y la función de Peta como productor fue fundamental en este proceso”. Las sesiones de grabación empezaron en octubre y los tres entrevistados coinciden en la generosidad extra de D’Agostino; dice Niño Elefante: “No solo hizo el trabajo de productor, sino que permitió que ensayemos y regrabemos mucho, nunca nos corrió con cuestiones económicas, cosas que por ahí pesan. Es un amigo”. “La experimentación esta vez estuvo en el estudio, pudimos jugar mucho en ese sentido”, redondea Fosser.
Zanelli destaca también el “rol protagónico de Gustavo”: “No es que era un músico sesionista al que le dijimos ‘che, tenés que tocar esto’. Su participación fue un aporte permanente, todo lo que toca Gustavo lo inventó Gustavo e incorporó los teclados con arreglos suyos. No es alguien inhibido, tiene una personalidad muy fuerte como músico y se nota en el resultado”.
En diciembre, Rosario hizo su última toma de voz en el estudio y horas más tarde viajó a Santa Rosa, adonde iba regularmente para la época de las fiestas. El resto del grupo continuó con algunos ajustes y pasaron a la etapa de mezcla con D’Agostino en colaboración con Fosser y masterización en manos de Pablo Carreras. Durante todo el proceso, los cinco integrantes comentaban los avances y discutían ajustes hasta que llegaron al consenso con la mezcla final, que llegó a sus casillas alrededor de abril de 2020.
El plan inicial era publicar las canciones dosificadas en formato de singles y presentarlas eventualmente en vivo. El 6 de julio, Rosario Bléfari falleció en Santa Rosa a sus 54 años después de luchar contra el cáncer, sin volver a Buenos Aires desde aquél día en que grabó su última toma de voz. Según documentó en las entradas de diario que publicaba en La Agenda, Rosario estaba organizando sus últimas obras, catalogando, dejando pistas. Y Suárez formaba parte de eso.
“Decía que estaba muy ocupada con las cosas de las casas, pero yo creo que lo decía en parte para no dramatizar la situación en la que estaba. Después sí escuchó la bajada final y dijo que le gustaron. Fabio me dijo que cuando escuchó el último master le encantó y creía que así estaba genial, que tenía que salir así”, recuerda Monsalvo. “Si no lo hubiera podido escuchar, no sería lo mismo. Uno tendría más dudas”, cuenta Zanelli al otro lado de la pantalla y agrega: “Rosario hizo un esfuerzo enorme. Yo veía que estaba cansada, pero lo atribuía a los remedios. Yo no podía aceptar que fuese tan grave, entonces la conciencia del esfuerzo de Rosario me viene en todo su esplendor después de lo que pasó, no antes”.
Todo formaba parte de un futuro con más shows y actividad. No constantes, pero al menos uno por año. Surgían algunas ideas, como Monsalvo que propuso salir a tocar por el país: “Cuando Ro me dijo que se iba a La Pampa, yo dije: ‘Bueno, vuelve en unos meses, sacamos fechas, nos reencontramos y empezamos a tocar’. Todo el tiempo pensaba eso y creo que los chicos lo compartían. Ahora a la distancia, creo que Ro no ignoraba su estado o cómo le respondería el cuerpo más adelante. Creo, nunca lo hablé con ella. El entusiasmo que mostrábamos con Marcelo de seguir tocando, por ahí no lo compartía Ro. De hecho, cuando les dije que tenía un hueco en la agenda de El Mató que estaba bueno para aprovechar y tocar, Fabio intentó decirme que no fuese tan manija, como sabiendo lo delicado que era todo”.
Una vez decididos a publicarlo en formato EP, Fabio propuso que el título sea una parte de la letra de “Intermitencia”. “Nos gustó a todos y pareció sumamente adecuado, pertinente”, dice Gustavo sobre Por última vez.
¿Qué impresiones les deja el legado de Rosario después de haber trabajado con ella?
GM: Queda un legado inacabable. Tenía otra forma de llevar adelante una carrera, como de otra época… como cuando hablás de los románticos. Bueno, Ro era una romántica. A mí me dio un montonazo, desde su obra y en lo personal. Compartió un montón de cosas, es una persona sumamente generosa. Y eso, de alguna forma, lo transmite en su obra.
MZ: Nadie está obligado a descubrir a nadie, lo que sí creo es que no descubrirlo es algo menos que te pasa. Rosario es una artista que va a crecer, se va a volver cada vez más grande en la medida que las personas la vayan descubriendo.
A sus compañeros de banda, y también a sus seguidores, todavía les cuesta mencionarla en tiempo pasado. Una vez, en su cuenta de Twitter Rosario compartió un breve poema de Mariano Blatt titulado “¿Por qué hay que escuchar música de ahora?”, en el que dejaba en claro su postura del revisionismo: “Hay que escuchar música de ahora porque la música está hecha para resolver problemas. Así, la música de ahora resuelve los problemas de ahora“. El regreso de Suárez sin música nueva no hubiese sido lo mismo: Por última vez cierra el ciclo del grupo, para siempre, mientras Rosario canta sobre el final: “Estoy pensando en volver”.