Álvaro Zambrano, músico chileno que resalta su carrera con el uso de su apellido, llega a Buenos Aires para presentarnos su primer disco titulado A los 4 Vientos en la Muestra Latinoamericana: Viva Chile! Para conocer un poco más a este artista trasandino hicimos un intercambio de preguntas y respuestas, con el que conocimos su trayectoria y su entorno musical. Ecléctico y sensible, es un alma buscadora de sonidos nuevos para arraigarlos en el camino.
Te presentas por primera vez en Argentina. ¿Cómo podrías describir tu proyecto musical/personal al público bonaerense?
Sí, primera vez. Bueno, este primer disco contiene muchos tintes latinoamericanos/altiplánicos dados por la guitarra, flautas y charangos, que son parte de la sonoridad general de este trabajo. Desde este lugar de “tierra” es de donde nacen las letras, que son en este disco un lugar de visión universal, compartida, no hay historias en el detalle: le hablo al presente, al remar por las convicciones, a los días estancados… En fin, al navegar humano que experimento.
Tienes una carrera musical anterior a tu etapa actual bastante interesante. ¿En qué proyectos y sonidos experimentaste antes de afirmarte como solista?
Primero estuve en una banda hardrock llamada DamaJuana. Con esta banda editamos dos discos y estuvimos tocando mucho en Santiago, fue la etapa del riff y los solos, de buscar en el power trio. Luego con la finalidad de explorar otras posibilidades nació Esperpento. Trío de rock experimental en el que mezclamos noise, rock y jazz. Aquí hicimos una suerte de laboratorio, el cual perdura hasta hoy en cada oportunidad en que nos reunimos, fue y es realmente importante tener este lugar, un sitio donde no importe mucho tener una idea acabada del instrumento, o en donde una nueva afinación es un mundo de nuevas conversaciones. Luego integré Julio Pino, banda a la cual pertenezco hoy en día. Aquí auno cosas aprendidas como lo son las guitarras flotadoras y el charango. En fin, cada sonido y experiencia son parte de la mochila de recursos con la que todos contamos y a la cual hacemos presente ya sea recordando, o en la juguera que es la que dirige nuevos rumbos.
A los 4 Vientos es un disco bastante sentimental y algo melancólico. ¿Cómo fueron surgiendo las canciones que lo componen?
Hasta ese momento nunca me había propuesto comenzar un proyecto solista, menos como cantante, fue natural aunar esta sonoridad y agruparla, en el camino pensar en qué me gusta comunicar, y cuáles son los códigos con los que cuento y quiero conservar. Y una de las líneas que marcaba muy fuertemente mis ideas es la de ir, de caminar, empujar con fuerza ese lugar árido de la existencia. Desde ahí se compuso el disco y sí, la melancolía atraviesa sin duda el disco, y me gusta, me gusta el lugar bello que ocupa de la felicidad, ese recuerdo, una reprogramación que nos lleve a lugares abiertos, despejados del alma.
¿Cuál crees que será tu evolución musical luego de terminar con la etapa de tu primer disco?
La verdad, no lo sé, nunca la he sabido ni me gustaría saberla. Lo que sí sé es en qué cosas he crecido y cuáles me han parecido significativas, hay algunas de las que ya no soy separable como músico, llegaron para quedarse y que son el verdadero sentido de mi caminar musical. Sí creo que iré en busca del ritmo, la percusión y lo tribal. Me llaman mucho el ritual.
¿Qué artistas argentinos te llaman la atención?
¡¡Uf!! Spinetta es uno de los hombres que mas me vuelan la cabeza de la Argentina y son muchos: Charly, Lisandro Aristimuño, Cerati, Mollo, Chancha via Circuito, Atahualpa Yupanqui, Juana Molina, Sumo…
¿En qué otros proyectos estás participando en Chile?
Estoy tocando con Matías Oviedo y los Julio Pino.
Llegás a Buenos Aires en Fiestas Patrias de Chile. ¿Cómo ves la situación de los músicos independientes en tu país?
Hay una buena movida en Santiago (es un trabajo en general descentralizarse de la capital), Valparaíso… hay harto músico inquieto mostrando su trabajo y explotando a nuevos lugares. Chile está con hambre musical.