En su hotel en San Telmo no hay grandes multitudes esperando por un autógrafo, pero dentro del mundo indie Adam Green despierta pasiones. Es entendible que sea como una respuesta a todas las emociones que él aviva con sus canciones, ya sea con los Moldy Peaches, su banda junto a Kimya Dawson que está en pausa desde hace ya un buen tiempo, o en modo solista. Después de su show de 2008, Adam volvió a Buenos Aires para despuntar la gira presentación de Aladdin, su propia versión del clásico que la mayoría de nosotros conoció por Disney. Hizo una película y también compuso la banda sonora.
De eso, de los viajes, de sus dibujos y mucho más hablamos anoche, en su primer día en la ciudad. Llegó a la mañana, luego de un vuelo nocturno, pero para la noche ya se había tomado unas cuantas botellas de Quilmes: “Parece que la gente de acá no le gusta esta cerveza pero para mí está bien. ¿Por qué odiarla?”.
¿Cuál es tu parte favorita de viajar?
Creo que cuando estoy viajando llego a conectarme con otros sentimientos que cuando estoy en casa no tengo. Veo cosas que me hacen acordar a emociones fuertes de las que me había olvidado.
Una especie de epifanía.
Totalmente. Cuando viajo soy mejor observador, incluso en la gente. Como por ejemplo un cartero entregando el correo. ¡Algo que me había olvidado pero que sin embargo pasa todo el tiempo! Pienso en todas esas cosas que son normales y que pasan a mi alrededor, en Nueva York, pero es cuando viajo que reparo en ellas y entonces tienen otro significado para mí. Quizás me hacen acordar a cosas más universales, en especial la arquitectura y el diseño. En Sudamérica todo luce muy diferente a Nueva York y eso me hace feliz de estar acá.
Bueno, y la manera de actuar de la gente también es distinta. Quizás algunos gestos, los movimientos.
Sí, exactamente. Por cada ciudad por la que pasé, siempre me he preguntado cómo sería estar dentro de esa ciudad. Tengo buenos días en Nueva York así también, pero la mayoría de los días paso siempre por los mismos lugares y no pienso en todo esto que me encanta. Creo que el objetivo de un artista es tratar de evocar el sentimiento de ingresar a otra dimensión. Mi mayor aspiración es crear ese sentimiento en la gente, así que creo que viajar ayuda, todo ayuda a intentar ir a otro lado.
Hablando un poco sobre la remake de Aladdin, ¿por qué elegiste esa película?
No es una remake, Aladdin es un mito muy antiguo, milenario. No tiene nada que ver con Disney: aunque esa sea una gran versión, hay muchas otras muy interesantes, muchos libros. Cuando era niño mi mamá solía leerme Aladdin y para hacer la película fui más atrás y leí la versión original de Las mil y una noches, o sea una de las versiones porque es un texto apócrifo. Bueno, me sorprendí al enterarme de que la historia del Aladdin original sucedía en China. Y Aladdin recibe deseos ilimitados, no tres.
Bastante distinto a Disney.
Ni hablar. Estaba leyendo Aladdin y al mismo tiempo los primeros libros del Antiguo Testamento como parte de un proyecto de investigación y fui encontrando paralelos con Aladdin. Por ejemplo, siento que cuando el mago lleva a Aladdin a la cueva para sacrificare es básicamente lo mismo cuando Isaac fue llevado por Abraham para que se sacrificara a la cima de la montaña. Así que estaba intentando, para mi nuevo Aladdin, llevar las ideas del antiguo Aladdin, el original, que es bastante aburrido por cierto. Prácticamente está escrito del mismo modo que el Antiguo Testamento, con muchas partes repetidas.
¿Y esto de leer el Antiguo Testamento fue a partir de la película?
La razón real por la que quería hacer esta película era porque en un principio tuve la idea de hacerlo. Muchas veces siento que, creativamente, tengo la imagen de algo en mi cabeza. Y esto es algo bueno, como que cuando estoy intentando hacer algo no estoy creándolo sino es algo que he visto antes en mi cabeza y entonces persigo esa imagen. Creo que lo mejor de mí como artista viene cuando tengo esta foto en la cabeza, por ejemplo la idea de una canción o de un dibujo, que viene rápido. Pero en este caso, por ejemplo, cuando tuve la imagen de una película de Aladdin moderna, fue medio una cagada porque tengo que construirlo, fue bastante difícil. Pero tuve el sentimiento muy fuerte de hacerlo.
¿Primero el sentimiento y luego la idea?
Claro, primero el sentimiento y luego tenía que darme cuenta de por qué quería hacerlo. Y el cómo. La idea era hacer una versión de hongos de Aladdin. Evocar la experiencia de fumar DMT, algo que saque completamente a la persona de su cuerpo y la lleve a una dimensión de dibujos animados. Quería hacer una película de dibujos animados pero con gente de verdad, incluso dentro de los dibujos animados. También el mundo en el que transcurre la película: yo quería que fuesen con píxeles. Quería que todo fuera como cuadrado, versiones reducidas a cubos de los personajes, de sus facciones. Todo en la película básicamente está hecho con píxeles, con esa textura. Como cantante folk, me gusta esa idea. Para hacer una canción folk usas cinco o seis cuerdas, entonces pensaba que sería muy divertido construir un mundo en base a piezas muy simples. Pero también está la posibilidad de interpretar que estoy evocando el mundo de los videojuegos con esto de los píxeles. Me gusta la idea de un Moisés pixelado, por ejemplo. Es divertido traer la época de los griegos y romanos a esta parte, ser reinterpretados en estos tiempos modernos, es el ideal neoclásico. Las tradiciones griegas están volviendo a nuestras vidas de un modo tecnológico: los iconos por ejemplo. Los iconos en los que cliqueamos son como los iconos griegos. O las columnas: ahora las columnas estarían llenas de data. O las tablets: donde Moisés antes leyó los diez mandamientos, ahora son los iPads. Esta idea para mí es hermosa: con este concepto podemos romantizar la tecnología para construir algo grandioso. Esa fue una de las inspiraciones que tuve… que no me siento siempre así, a veces siento nomás que soy un paranoico.
¿Y cómo fue el tema de la música para la película? ¿La escribiste después del guión, a la par, o cómo?
Fui escribiendo el guión y las letras al mismo tiempo. No sabía lo que iba a quedar en el guión y lo que iba a terminar como canción. Tenía muchas líneas e ideas y todos los días estaba buceando entre ellas. Tomaba 30 líneas de texto, las ponía en el piso y pensaba: ¿qué onda? ¿Por qué estoy escribiendo esto? Ah ya sé… estas son líneas para la Princesa, estas para Aladdin, estas para el Sultán. Porque tenía esta idea también de que la princesa iba a estar relacionada con los disfuncional y lo romántico, el Sultán con los pensamientos más terrenales y la seguridad. Hice al Sultán muy débil, a la Princesa muy retorcida y oscuramente romántica y al Genio como un profeta intelectual. Era divertido para que todos estos personajes tengan su mundo. Tenía carpetas con líneas para el genio, otra para las del Sultán y así. Después juntaba un par y ahí salió la “trama” de la película. Intenté muchos métodos para hacer la película, incluso cosas esotéricas. Leí un artículo que decía de que el significado de la vida estaba en el #21 del Major Arcana (tarot), después leí un libro de Carl Jung y el tarot con sus interpretaciones, así que trataba de adaptar las escenas para que reflejara lo psicológico del tarot, a modo de experimento. Y así, tenía muchos otros métodos hasta que llegué a pensar ¿sobre qué mierda trata esta película? Estuve estancado en un tercio de la película por muchísimo tiempo. Y después fue como “a la mierda, ¡esta es la película!”. También estaba de gira con Binki y era muy difícil de escribir la película estando afuera.
Aparte después para la grabación trabajaste con Devendra Barnhart y Macaulay Culkin. ¿La grabación fue después de la gira?
Exactamente, cuando llegué del tour hice un Kickstarter para financiar la película. De ahí saqué el dinero para alquilar el galpón donde rodamos, construir este mundo de píxeles y le había preguntado a Macaulay si participaría en la película. Nosotros tenemos un colectivo artístico así que hicimos shows juntos, tenemos una relación creativa y la película es una extensión de eso de lo que hablamos todo el tiempo. O sea, yo no sé hacer películas. Hice la película porque tenía ganas y porque quería hacerla pero él me dio muchos consejos a la hora de hacerla básicamente porque hizo un par de pelis más que yo. Lo mismo que Jack Dishel, estaba en The Moldy Peaches. Siempre supe de su humor así que quería que fuese el Sultán/Uncle Gary. Y Devendra es de mi barrio, lo conozco de hace años, cuando apenas empezábamos a salir de gira. Desde nuestros primeros discos estamos intercambiando ideas así que no llegué a toda esta gente como un “director”, a decirles ‘mirá tengo esta película y este guión para vos’, fue más como músico-amigo: ‘tengo estas ideas para combinar música y arte en algo‘. Además, para ellos sería algo divertido pasar el verano en un dibujo animado en la vida real.
Bueno, a todos nos parecería muy divertido.
¡Claro! Estaba intentando divertir a Nueva York.
Hablando de arte, traés también tus dibujos para la muestra Regular Town Profiles.
Sí, en la galería Anselmo. Los organizadores sabían que amo dibujar así que tenía esta serie de dibujos que pensé que estaría bueno mostrarlos. Todos los domingos voy al Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, donde tienen muchísimas estatuas y esculturas viejas.
Es bastante grande el museo así que tenés para divertirte.
Claro, igual si vas todos los domingos se torna más pequeño (risas). O sea, me gusta ir semanalmente pero me doy cuenta cuando cambian algo de lugar, a ese nivel. Voy los domingos porque es mi día libre. En fin, estaba tomando muchas fotos de estas estatuas de perfil. Y también muy enloquecido con el trabajo de un artista simbolista francés que tenía una cosa con pintar a la gente miserable: le gustaba pintarlas de costado, de perfil. Empecé a ver que las monedas, allá en Estados Unidos, tienen los retratos de perfil y pensé que sería bueno representar asñi a la gente con la que hago arte, ver cómo se verían en las monedas. Esa era la idea de la muestra: oscuros retratos de perfil, de gente en otra dimensión. También tiene que ver con la tecnología, de cómo el espíritu está separado del cuerpo. Cada vez más la tecnología nos hace que seamos como dos personas al mismo tiempo, en un sentido es medio esquizofrénico.
Sos una persona en internet y otra en el mundo “real”.
Tal cual, te despegás de algo y te apegás a otra. En lo artístico, me gusta ver a la persona como un paisaje. Quiero mostrar eso con la manera en la que los dibujo, su espíritu. La gente trata de replicar almas cibernéticamente. Es divertido pensarlo. Supongo que también estuve inspirado por un documental de Noam Chomsky en el que habla sobre cómo la gente se reconoce no necesariamente por sus apariencias, bah esa fue mi interpretación. Pensé lo mismo cuando leí Finnegans Wake de James Joyce porque los mismos personajes pasan por cien encarnaciones. A veces son el padre, a veces son una montaña, a veces son un policía, a veces son un juez. Y así van pasando por diferentes estadíos, no necesariamente humanos. Y me di cuenta de que eso se siente a veces: en la dimensión de los sueños podemos convertirnos muy fácilmente en una naranja, o en una montaña o en polvo. Esa es la manera en la que vemos a la gente porque nuestro cerebro está la mitad del tiempo organizando cosas de ese modo. También las caras de las personas, van cambiando constantemente y nosotros no nos damos cuenta.
Bueno, hablando de tecnologías, ¿crees que es más fácil ser un artista indie ahora que en los 2000 cuando empezaste a publicar como solista?
No sé si es más fácil porque ahora hay muchas más distracciones, lo cual creo que es más un problema. Creo que es una cuestión relacionada a la evolución. Por ejemplo después de que publicara Minor Love hice una película en mi iPhone porque eso era lo que estaba bien en ese momento, la gente esperaba eso. Pero nunca lo hubiese podido hacer antes, era impensado hacer algo con un teléfono. Realmente todo evoluciona, si sos un artista indie hoy quizás no vas a abordar los ítems que son más representativos, como internet y vas a querer hacer lo contrario. Por ejemplo mi película creo que es todo lo opuesto a lo que se está haciendo hoy. Es lo opuesto a intentar captar algo como “lo real”. La gente no habla de ese modo, no habla así, no se viste así, nada de la película puede verse en la vida real. Quise construir una sub-realidad, diametralmente opuesto al movimiento Dogma 95, con reglas totalmente opuestas a Aladdin: la regla era usar locaciones reales, por ejemplo. En Aladdin todo lo contrario: no se utilizaron locaciones reales, nada real, nada natural. Todo fue fabricado a mano. En ese momento, del Dogma 95, la tecnología también era una competencia. Ahora por ejemplo cuando ves a Kermit en los Muppets sabes que no está vivo pero se siente real, en términos del impacto que genera ver sus gestos, sus movimientos. La gente que va a ver la película de Aladdin se van a dar cuenta al instante de que no están viendo una película animada digitalmente, están viendo una habitación gigante completamente hecha con papel maché y con gente detrás. Son sentimientos diferentes.
Bien, rompiste la cuarta pared.
Claro, de algún modo la cámara se convirtió en una ventana a un imaginario, a un número de carnaval de 80 minutos.
¿Cuándo la estrenás?
El disco sale el 29 de abril y la película se estrena el 12 de mayo.
¿Planeás mostrarla acá?
No en algún circuito porque no voy a estar acá pero va a estar disponible para descargar en iTunes y Amazon, con subtítulos en español latino, en los que estamos trabajando.
¿Qué recordás de tu show anterior en Buenos Aires y qué podemos esperar del de mañana?
Recuerdo haber estado acá y que me dieran una piedra de cocaína del tamaño de una pelota de golf. ¡Nunca había visto algo así! Así que recuerdo quedarme despierto hasta muy tarde. Sobre el show de mañana, hice esta pintura para colgarla detrás mío cuando toque, en la pared. Me voy a vestir de Aladdin y voy a tratar de traer este mundo de fantasía al público. Voy a estar de gira por todo el año así que no sé en qué va a terminar.
¿Volvés a Nueva York después de Buenos Aires, verdad?
Sí, pero tengo que hacer un nuevo trailer de la película, tenemos la premiere en Nueva York, luego la premiere en Los Ángeles, una gira europea, así que todo este circo comienza en Buenos Aires. Para fin de año va a ser algo muy raro, quiero que así sea porque de verdad que creo en la película. Lo mínimo que puedo hacer por una película que no es tradicional o comercial, es estar ahí, en persona, en cada ciudad para mostrarla.
Bueno, esa es la mejor manera de llevar tu arte cuando sos un artista independiente.
Ni hablar. Ese es mi plan para el año.