“Hacer música es una necesidad” afirma David Pitucardi, músico e ilustrador nacido en Mar del Plata a fines del verano del ’83 y actual residente de la ciudad autónoma de Buenos Aires, lugar en el que experimenta y comparte su arte impartiendo talleres de dibujo y tocando con su banda Expediciones Científicas.
Ponerse a tratar de contar la historia de Expediciones Científicas es quizá meterse en terreno pantanoso, pues la banda que armó Pitucardi para tocar sus canciones ha mutado tanto que ya son (o somos, tal vez sería más correcto decir en este caso) varios los que lo han acompañado en distintos escenarios, en distintos momentos, en distintos estados y con distintos enfoques. Lo que quiero decir aquí es que quizá no hay una fecha exacta del inicio del proyecto, pero lo que sí hay es una propuesta personal que no termina de expandirse gracias a su apetito por ser volcada hacia los amigos y abierta a lo que venga, sin miedo aparente a empezar de nuevo las veces que sea necesario. Así, Pitucardi luego de grabar en solitario su primer disco Expediciones Científicas Volumen 1 (2015) para acto seguido invitar a amigos a presentar las canciones en vivo, este año decidió enfrentar su arte de manera diferente y grabar Expediciones Científicas vol. 2 rodeado de una banda más estable y con vivas colaboraciones de amigos del circuito independiente en el cual se mueve desde hace unos años: “A diferencia del disco anterior, que lo grabé y lo armé todo yo, en el volumen 2 hay muchos arreglos que hicieron los chicos de la banda. Incluso en un ensayo tomamos una idea muy pequeña que llevé yo de un tema instrumental, y los chicos se coparon y armamos ese tema, que se llama ‘Expediciones Científicas‘, entre todos” comenta Pitu y continúa:
“Yo quería que éste disco lo escuchara más gente, que llegara a otro lugar, y por eso es que tuve ganas de compartir el proceso de grabación con otras personas. De entrada mostré las canciones y busqué devoluciones. Sentí que compartiendo el proceso con más gente, iba a ser más importante para mí, como que me lo iba a tomar más en serio e iba a tener más relevancia, porque existía, además de para mí, para otras personas”.
Si bien cuenta con un sonido más rockero, la segunda entrega de Expediciones Científicas no deja de ser personal e íntima, de encontrar climas, melodías y ritmos que sacan de inmediato a la banda de la imagen rockera y clásica que puede proyectar superficialmente una propuesta musical compuesta por cinco chicos tocando en un taller mecánico, como se ven en el videoclip del primer sencillo “En mi jardín”: “Con las canciones del volumen 2 me siento más expuesto, siento que cuento cosas más mías, más personales, y me parece que hay un crecimiento porque me hago más cargo de la música que estoy haciendo. De hecho ahora en los shows en vivo no siento la necesidad de hablar tanto, porque las canciones se sostienen y hablan por sí solas de algún modo”, confiesa el líder de la banda compuesta además por Santiago Nerone, Fernando Palazzolo, Lionel Celaya e Iván Kovacs.
La estética del disco es diversa, sigue con el eclecticismo que podíamos encontrar en su predecesor pero encarado de una manera más cruda y menos volátil, tal vez. Durante la media hora que dura el segundo viaje expedicionario nos encontramos, por ejemplo, con “Esperando el sol”, un luminoso huayno cantado en compañía de la cantautora María Pien que se convierte en uno de los momentos highlight del disco. También está la cumbia “Toda la noche”, track que se acopla sorprendentemente bien al global de un trabajo discográfico que tiene piezas con un sonido más bien anglo como el que presenta “Home”, o los ’90 que vienen con “Cómo será llegar al sol”, una canción con la influencia de Gustavo Cerati latiendo fuerte. “En éste disco está más limpio el mensaje que quiero dar. A veces de hecho lo siento un poco emo, pero tiene momentos luminosos como ‘Esperando el sol’, que a mi gusto suena muy bien, es una buena mezcla de sonido sintético con sonido orgánico. Esa canción habla de un viaje que hice en bicicleta por Brasil, de los recuerdos que tengo de acostarme a las 7 de la tarde y despertarme a las 6 de la mañana para seguir viaje… No sé, el disco tiene muchos matices. Cuando estaba armándolo estuve viendo el documental de Oasis y flashé de nuevo, como cuando era adolescente, con el sonido rockero y sobre todo con el formato canción, las grandes canciones con estribillos, y la banda completa. Eso se combina con que soy latinoamericano y mi papá escuchaba mucho folklore, y es una música que a mí me moviliza mucho, que toca una fibra muy personal. También Cerati y Babasónicos son una gran influencia en este disco y en mis canciones en general”, dice Pitu desde su hogar en el barrio de La Paternal, no sin antes agregar que, si él escuchara este disco y no fuera de él, le flashearía.
El disco completo puede ser escuchado online a través de todas las plataformas digitales.