Valle es la creatividad, es el fruto del amor por la música, por la sonoridad reluciente y sintética que da origen a un paisaje minimalista. Es un atardecer que reverdece eternamente y es la promesa de una primavera que está próxima si se presta la atención debida. A través de la distorsión y la rítmica imperiosa e incesante, ofrece un panorama que solo puede ser descrito a través de quien interpreta la mirada imperiosa de sus creadores.
Domingo otoñal, de sol cálido y, por momentos, un chubasco de compañía. El encuentro es a las 15hs, por una callecita perdida entre el laberinto que es la ciudad de Rosario. En un departamento acogedor, nos recibe Pablo Giulietti, comandante y guitarrista de esta dupla de características tan particulares. Rodeados de cuadros, revistas, instrumentos y pequeños objetos como muñecos y dragones, que a veces parecieran cobrar vida, nos refugiamos entre sillones y almohadones, entre sahumerios y música de fondo. Suena el timbre, siendo este el presagio de la llegada de Federico Toscano, baterista y segundo artífice de este proyecto fresco y prometedor.
Bajo el sello rosarino Polvo Bureau, la trayectoria de Valle comienza hace un año, luego de que Pablo invitara a Federico a colaborar en una fecha que se dio en el marco de Otro Río, el festival de este sello, y casi como en secreto dieron vida a esta maquinaria simple y reducida que la conducen de a dos.
“A nosotros lo que nos pasó fue empezar a tocar de un día para el otro y, al toque, grabar nuestro primer disco. Fue juntarnos a ensayar y a grabar”, nos comparte Pablo, entre tantas otras anécdotas referidas al sello que los apadrina hoy, el reflejo de sus ideas en un primer disco que idearon hace ya un año atrás y cómo algunas de sus canciones pasaron a segundo plano para destacarse otras que los sedujeron más. Federico sostiene:
“El disco apareció antes de que la banda se forme. Por ahí con los discos siempre pasa que los venís tocando y tocando y después, bueno, los grabás. Nosotros hicimos al revés, lo tocamos una vez, por eso surgió la duda al momento de grabar si le agregábamos más guitarras o bajo. Quedó más estándar, por esto creemos que no es el reflejo de lo que es la banda en vivo”.
Una de las características que resalta de la construcción musical de este par es no contar con un bajo, que muchas veces músicos invitados han aportado a los shows en vivo, siendo una decisión de la banda el no sumarlo al “staff permanente”. A pesar de que en su primer disco se distingue la labor del bajo, aceptan que fue un error de lo que significó una producción musical en la cual no se tenía muy en claro cuáles iban a ser los criterios estéticos que definirían al grupo. En estos pequeños detalles, se puede ver que en cada paso y en cada decisión prevalece la improvisación, que les permite estar en constante reinvención.
A la hora de discutir su elaboración musical, ya sean las melodías o las que letras, y qué rol desempeñan sus influencias, aseguran no solo ser muy melómanos, sino, en gran parte, compartir la misma variedad de gustos musicales, aunque por ahí no coincidan tanto. “Siempre todo lo que toca él es como yo me lo imaginaba. Si no, lo vamos armando de a poco. Lo que le da la veta y termina de englobar todo es la base de batería”, nos cuenta Pablo, a la vez que Federico agrega que ellos ya se conocen de proyectos anteriores y saben de antemano las maneras de trabajar de cada uno. Más allá de las influencias que cada uno pueda tener, su fuerte es el compañerismo que prima desde hace tiempo. Por otro lado, a la hora de tocar en vivo, deciden no respetar las estructuras de algunos temas, tomando la posta por momentos la guitarra con sus distorsiones y otros efectos, o la batería con la improvisación, dando lugar a una zapada diferente en cada show. Pablo asegura:
“Nos vamos mirando y viendo lo que sucede, es depende el día. Vamos subiendo o bajando la intensidad por momentos”.
“Pablo ya tenía hechas las canciones del primer disco, por eso no hubo mucho trabajo. Lo que sucede con este segundo y próximo material es que nace del vivo y del ensayo. Esta vez va a tener más psicodelia y, creemos, que menos estructuras”, nos comparte Federico y nos abre la puerta a conversar sobre lo que está por venir, desde dónde y cómo se va a construir y qué particularidades quieren darle, que se resume en las palabras de él mismo:
“Después de un año de tocar, de haber grabado un disco y un simple es como que tenemos mucho más claro lo que queremos”.
Sus otras facetas personales, la fotografía por un lado y el diseño e ilustración por otra, no solo aportan condimentos estéticos, de forma indirecta, a sus composiciones, su música y la elección de la misma, sino al formato visual y al mensaje que dejan con el mismo. “En cuanto a la elección visual, esto es muy charlado. Para la tapa del disco, agarramos un cuadro y fuimos a la casa de un amigo y ahí hicimos las fotos. El proceso fue algo natural, improvisado. Fue una foto que nos gustó y la elegimos”, comenta la dupla. Arriesgados, a medida que surgen las ideas van resolviendo las cuestiones de forma sencilla, sin quedarse en un asunto demasiado tiempo, resonando con lo que los identifique más en el momento y que, tal vez, luego decidan dejarlo a un lado y trazar una nueva ruta, ya que la reinvención y el movimiento musical dentro de ellos nunca descansa.
Valle se presenta el sábado 12 de mayo en Mono (Rosario), junto a Atrás hay truenos y Los cristales. Evento en Facebook.