El 28 de agosto de 1978 salía a la luz el primer disco de Devo. Después de pasar tanto tiempo en las alcantarillas, escondiéndose del sol, Q: Are We Not Men? A: We Are Devo! se dio a conocer para revolucionar y poner en jaque no sólo a una generación anterior, sino también a su contemporánea y a la que le seguiría también. Devo impuso una nueva forma que luego se desencadenaría en el new wave y el post-punk. Devo es una receta de comida asquerosa que sabe perfecta: un puñado de futurismo, una pizca de cada vanguardia reaccionaria, tanto del surrealismo como del dadaísmo, varios gramos de arte performático y un suelo de política bañado en una lluvia de parodias. Todo eso en una licuadora oxidada y batido hasta que tome una forma pegajosa y espesa, no como un jugo, sino más bien como el semen. Devo buscaba la denuncia de la realidad como una novela de ciencia ficción pornográfica.
Encabezada por Gerald Casale y Mark Motherbaugh, la banda se formó en Akron, la ciudad reconocida como industria del neumático. La banda cambió varias veces de integrantes, pero ellos dos se mantuvieron como cimientos. También participaban los hermanos de ambos, Bob Casale y Bob Motherbaugh, junto al baterista fallecido Alan Myers. La historia cuenta que Devo se formó en un lapso de tiempo donde la universidad de Kent se mantuvo cerrada durante tres meses por una actualidad política muy revuelta: desde una eterna amenaza nuclear y represiones policiales cotidianas, la mejor alternativa a la militancia partidaria era una repulsión artística. Pero hablar de arte y hablar de Devo es caminar en un territorio minado de explosivos, ya que ellos mismos querían bañar las paredes de los museos con excremento, para que en un territorio de basura y deshechos se huela el progreso. La estética de Devo, con una visión más radical en sus comienzos, estaba plagada de elementos anti-artísticos para la época que hasta incluso se los consideraba desagradable y tenían que hacerle frente a un fuerte rechazo del público acostumbrado al rock de los años sesenta.
Devo plantó bandera en el lado opuesto a la música que la industria ofrecía, rechazaban lo establecido, pero su arma era más un germen que un disparo. Devo quería enfermar y pudrir la industria, no exterminarla. Querían propagarse por todos lados y eran conscientes que para eso, en aquella época, necesitaban de las grandes discográficas. Pero eso vino después; lo sorprendente es que antes de la salida de Q: Are We Not Men? A: We Are Devo! la banda había podido contra ese mal augurio que lo rodeaba, pero sin embargo tanto no les importaba, ya que cada aparición de Devo apostaba cada vez más a lo grotesco en su literatura y a lo metrónomo en su forma. Combinaban la prehistoria con el futuro, generando un resultado alucinante que dejó impactado a su público, o enfermo, mejor.
Porque Devo tiene que ver con lo abyecto, con todo aquello que repudiamos y no queremos aceptar que viene de nuestro cuerpo. La fuerte impronta teatral de la banda tenía mucho que ver con esto, desde sus movimientos en el escenario y sus extrañas vestimentas. Lo performático iba desde vestirse todos iguales para que no exista diferenciación de unos con otros, como una parodia a la falta de individualidad en la posición humana del mundo capitalista, burlarse del hombre en la oficina; como también utilizar materiales desechables como distintos tipos de látex por su obsesión al material de los profilácticos y los enemas. Devo se aferraba también al universo audiovisual para crear una estética poderosa y hasta personajes extraños, cínicos y con una perversidad que era lo más anti amor y paz que propagó el espíritu hippie de los ’60. Se solía proyectar antes de los shows una película de diez minutos de duración que se llamaba In the Beginning Was The End – The Truth About De-Evolution e ilustraba de antemano lo figurativo de lo que se iba a escuchar después.
Sus shows en vivo llamaron la atención de importantes figuras como David Bowie y Brian Eno, que hasta llegaron a disputarse para ver quién produciría el primer disco de Devo. Se terminó optando por Eno, aunque la banda siempre declaró nunca haberle hecho demasiado caso, sino sólo utilizarlo como un guía. Iggy Pop también estaba enloquecido con Devo, hasta quiso sacar un disco de covers solamente de la banda de Akron. También existe una anécdota muy divertida, que cuenta que el productor de Virgin Records quiso meter a Johnny Rotten en la banda cuando salió de los Sex Pistols. El fenómeno Devo había hecho estragos y aún no había aparecido su primer disco de larga duración.
Con el punk que estaba dando recién sus primeros estallidos, Devo se acercó más a ese lado, más por una oposición frente al folk porque no compartían la filosofía del anarquismo a través de escupidas. Además, su sonido no era como el punk, sino que estaba puesto sobre otro tipo de experimentación, como en una mesa de disección para crear algo nuevo. Mark Motherbaugh en una entrevista cuenta que buscaban hacer la música del hombre de las cavernas del espacio exterior. Y frente a esa idea hay que pensar a Q: Are We Not Men? A: We Are Devo! como el término que profesaban: la de-evolución, con una idea de que las personas de-evolucionamos de unos simios que se alimentan de cerebros y la humanidad es una eterna supervivencia. En la canción “Jocko Homo” quizás es donde más se resalta el mensaje que después se irá descifrando en todas las otras canciones. Una mezcla entre dadaísmo y ciencia ficción, la música de Devo fue parte de una vanguardia por excelencia, por su nivel conceptual, por su lírica extravagante y por su forma novedosa de expresar el sonido.
Mucha gente posiblemente se tope con Devo en una suerte de azar por los Rolling Stones, ya que la segunda canción de este álbum es una versión atípica de “Satisfaction“. Dudo que exista un cover tan distante, con tanta disparidad y a la vez tanta personalidad como éste. Devo tenía un diálogo directo con su generación anterior, ya que ellos querían explotar algo nuevo que saliera de los deshechos. La interpretación demente por parte de la voz, el uso distorsionado de los sintetizadores, un bajo pregonero que busca poner todo en movimiento, guitarras punzantes, baterías mecánicas. Devo funcionaba como un robot más que una computadora. Pero un robot en proceso de oxidación.
Uno de los grandes clásicos de la banda es “Mongoloid“, reversionado hasta por la banda de metal brasilera Sepultura. “Mongoloid” es hiperquinética y supo hacerse el lugar como uno de los temas emblemas de Devo, quizás hasta a la altura de “Whip It” (el éxito del grupo que llegó dos años y dos discos después, con esos extraños cascos rojos que utilizaban con formas geométricas en el video).
El disco de principio a fin no tiene ni un momento que no deje de ser atractivo. La frase de que no tiene desperdicio no encaja, porque Devo está lleno de desperdicios (literalmente) y ese es su grito de guerra. El álbum abre con “Uncontrollable Urge“, frenética y vertiginosa canción que apuesta a una nueva dimensión que se va a abrir por completo en la tercer canción “Praying Hands“, una burla a la religión y un acercamiento a un adoctrinamiento casi militar sobre los hábitos. Esta idea de meter mensajes encriptados en las canciones no les quitaba la oportunidad de hacer melodías bailables. La cosa es que el disco te va adentrando a la maquinaria como un viaje preparado al oído acostumbrado a ciertas estructuras que se tienen que destruir para poder apreciar su sonido. Luego aparece “Space Junk“, que te lleva por la corriente para conducirte a un agujero negro en el espacio que se traga todo y te hace entrar en la atmósfera lunática de Devo.
“Too Much Paranoias” suena al ritmo de una base que se desarma, los sintetizadores atacan con aumentos disonantes, mientras el caos se presenta como una celebración. “Gut Feeling (Slap Your Mammy)” tiene una melodía ascendente pero con una forma más convencional, dentro del torbellino de rarezas, siempre con la idea de revolver y reventar. Le sigue “Come Back Jonee”, una respuesta al clásico de Chuck Berry “Johnny B. Goode” pero con la pincelada de brocha gruesa de la degeneración posmoderna. El disco cierra con dos de las canciones más arriba y más agitadoras: “Sloppy (I Saw My Baby Gettin’)”, lleno de distintas texturas y relieves, y “Sh-rivel Up”, un tema que hace mover el esqueleto y despedirse del suelo para ahogarse en el trance espacial.
Devo – Q: Are We Not Men? A: We Are Devo!
1978 – Warner Bros. / Virgin
01. Uncontrollable Urge
02. (I Can’t Get No) Satisfaction
03. Praying Hands
04. Space Junk
05. Mongoloid
06. Jocko Homo
07. Too Much Paranoias
08. Gut Feeling / (Slap Your Mammy)
09. Come Back Jonee
10. Sloppy (I Saw My Baby Gettin’)
11. Shrivel-Up