Hoy se celebran 50 años del lanzamiento de Young Americans, uno de los discos más icónicos e importantes en la carrera de David Bowie. Publicado en 1975, el álbum refleja la transición del artista del glam hacia lo que él mismo llamó “soul plástico”, algo completamente inesperado para muchos de sus fanáticos. Young Americans no solo consolidó a Bowie como un innovador incansable, sino que al día de hoy sigue siendo recordada como una de sus mejores obras.
El disco, grabado incialmente en los estudios Sigma Sound en Filadelfia, cuenta con un sonido sofisticado y lleno de capas, que fusiona la energía del soul negro estadounidense con la experimentalidad propia de Bowie. Con la producción a cargo de Tony Visconti, introdujo un ritmo más bailable y melódico que sus trabajos previos, en contraste con la furia del glam. Este cambio no fue meramente musical, sino también conceptual: Young Americans exploraba la juventud, la identidad y la alienación en un contexto socio-político marcado por la desigualdad y las tensiones sociales.
A continuación recordamos 5 curiosidades de este álbum:
1. Fue el primer gran éxito de Bowie en los Estados Unidos
Young Americans fue el resultado de la obsesión de Bowie por el soul y el R&B norteamericanos, lo que significó una llegada directa al público estadounidense. La música de este disco se centró principalmente en estos estilos, además del funk, y fue acompañada por letras filosas con referencias al macartismo, a la represión de la comunidad negra a través de Rosa Parks, y a Richard Nixon y el escándalo de Watergate. Después de su lanzamiento, Young Americans fue el primer álbum de Bowie en alcanzar el top 10 en las listas de ventas en los Estados Unidos.
2. Tiene una colaboración con John Lennon
Young Americans incluye una de las piezas más significativas de su carrera: “Fame“. Este tema, que se convertiría en el primer número uno de Bowie en Estados Unidos, fue el resultado directo de la colaboración entre él y John Lennon, quien no solo prestó su voz sino también su visión creativa para el tema.
La relación entre los dos músicos se había forjado gracias a un encuentro fortuito en Los Ángeles, en el que Lennon, quien se encontraba en un período de descanso tras su famoso “retiro” de la música, se unió a Bowie en el estudio.
La participación de Lennon en “Fame” fue decisiva. Además de contribuir en los coros, su influencia se sintió en la letra y el tono de la canción. “Fame” es una crítica mordaz a los excesos y las contradicciones de la fama, y la presencia de Lennon aportó una autenticidad única a la pieza.
3. La tapa que no fue
Cuando Bowie decidió que su próximo disco, Young Americans, reflejaría una nueva fase en su carrera, no solo estaba pensando en la música sino también en cómo representar visualmente la esencia de su concepto. Para un artista que había desafiado las normas de la estética a lo largo de su carrera, la portada del disco era una extensión fundamental de la transformación sonora que estaba llevando a cabo. Sin embargo, lo que no muchos saben es que la portada de Young Americans iba a ser originalmente muy diferente y su visión inicial se inspiró en una pintura de uno de los artistas más emblemáticos de América: Norman Rockwell.
Bowie quería que la portada del disco reflejara la siguiente dualidad: el idealismo estadounidense frente a las complejidades y contradicciones de la sociedad. Para ello, pensó en Rockwell, conocido por sus escenas idílicas y nostálgicas de la vida estadounidense, pero también por su capacidad para mostrar la vida cotidiana con una visión a veces crítica y sutil. Sin embargo, la colaboración nunca se concretó. Rockwell le dijo a Bowie que necesitaría al menos seis meses para hacer el trabajo y David desistió. En su lugar, la portada de Young Americans terminó siendo una fotografía del músico tomada en Los Ángeles el 30 de agosto de 1974 por Eric Stephen Jacobs con el diseño de Craig DeCamps.
4. Marcó una época difícil para el músico
En 1974, Bowie se encontraba en la cúspide de su éxito comercial y artístico. Después de haber alcanzado la fama mundial con The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars y haber incursionado en el glam rock, decidió dar un giro radical en su sonido en Young Americans. Sin embargo, esta transformación musical no fue la única en su vida. En paralelo a su éxito creativo, Bowie se sumergió en un mundo de excesos, alimentado por su creciente dependencia de las drogas, especialmente la cocaína.
La cocaína tuvo un impacto directo en la grabación del disco, reflejado en la voz rasposa y la imagen esquelética y de color gris del artista. La producción de Young Americans se extendió más de lo previsto debido a la incapacidad de Bowie para mantenerse concentrado. La constante ingesta de drogas hizo que su comportamiento se volviera errático y que sus interacciones con el equipo de producción fueran complicadas. Aquellos cercanos a él recuerdan su energía desbordante, pero también la constante inquietud que parecía acompañarlo, una sensación de estar atrapado entre la creatividad y los demonios personales.
5. La dinámica en el estudio
La grabación de Young Americans se llevó a cabo principalmente en los estudios Sigma Sound de Filadelfia, un lugar célebre por ser el epicentro del soul y el sonido Philly. Sin embargo, el proceso no fue tan sencillo; fue un trabajo de inmersión profunda, de desafíos creativos y de un flujo constante de interacción entre músicos y productores.
Para llevarlo a cabo, Bowie contó con una presencia clave: Carlos Alomar, guitarrista que lo acompañaría hasta el álbum Never Let Me Down, además de otros músicos destacados en el género como Mike Garson, David Sanborn, Andy Newmark y Willie Weeks. También participaron los percusionistas Pablo Rosario y Larry Washington, así como varios coristas, entre ellos Luther Vandross.
La interacción de Bowie con los músicos fue fluida, pero también estuvo marcada por la constante experimentación. Muchos de los músicos de sesión, que no estaban familiarizados con su estilo de trabajo, tuvieron que adaptarse a su enfoque poco convencional. Finalmente, se decidió que el disco fuera registrado en vivo, con todos los músicos y coristas participando, lo que hizo que casi todo el álbum se construyera de manera espontánea.