Frank Zappa no solo fue reconocido por su enfoque irreverente y su compromiso con la autenticidad musical, sino también por sus polémicas opiniones, en especial cuando tocaba hablar sobre artistas que priorizaban la imagen sobre el contenido. Para Zappa, la música era sinónimo de una expresión genuina, libre de estrategias de mercadeo que desvirtuaran su esencia. Por eso, el legendario guitarrista y compositor estadounidense no dudó en disparar contra algunos pesos pesados de la industria.
De Prince a Michael Jackson: la molestia del "empaquetado"
Uno de los blancos de las críticas de Zappa fue Prince. Aunque reconocía su talento musical, Frank desestimaba su presentación escénica: "Creo que musicalmente es bueno. Simplemente no me gusta el empaquetado. Creo que es como un guante", sentenció. Michael Jackson fue otra de las víctimas del violero de Baltimore, etiquetado con la misma frase, lo que evidenciaba la incomodidad de Zappa con la atención excesiva a la estética: "Más guantes". Otro que no escapó a las críticas fue Boy George, ya que, aunque admitía apreciar su voz, encontraba su "empaquetado" repulsivo.
Bruce Springsteen, ¿el falso "hombre de pueblo"?
Sin embargo, su crítica más incisiva fue dirigida a Bruce Springsteen. Zappa cuestionaba la autenticidad de su imagen de "hombre del pueblo". “No sé nada de su música, pero lo que me molesta de Springsteen es el empaque y el merchandising, que empezó con la vez que apareció en la portada de Time y Newsweek la misma semana, y las declaraciones de un crítico de rock llamado Jon Landau, quien dijo que esta era la respuesta a todo lo que el rock and roll siempre había necesitado”, recordó Zappa. "¿Recuerdan la frase 'Vi el futuro del rock and roll y es bla bla bla'? ¿Recuerdan eso? Y luego resulta que el tipo se convierte en su manager. Quiero decir, vamos, ¿no hay nada raro ahí?", agregó.
No se salvó ni Bob Dylan
Así como lo hacía con los músicos, Zappa también criticaba a su arte. Una muestra de ello fue cuando afirmó que uno de los discos de Bob Dylan sonaba como "música de vaqueros". Según admitió en diálogo con el escritor Clinton Heylin, al escuchar “Like a Rolling Stone” quiso “dejar la música”. Sin embargo, lo curioso de la declaración es que para julio de 1965, Frank todavía no había editado ninguno de sus más de 60 discos de estudio. “Sentí que si esto gana y hace lo que se supone que debe hacer, no necesito hacer nada más. Pero no hizo nada. Se vendió pero nadie respondió como debería haberlo hecho”, afirmó.