El 20 de enero de 1968, Syd Barrett, fundador y alma creativa de Pink Floyd, dio su último concierto con la banda que había ayudado a formar en 1965. Ese día, un frío sábado en Hastings -pequeña ciudad en el sureste de Inglaterra-, el pionero del rock psicodélico no pudo sostener la actuación.
A pesar de ser el compositor y cantante principal de la banda, su estado mental había empeorado considerablemente debido al abuso de LSD y el desarrollo de un síndrome paranoide. La banda, hasta ese momento un cuarteto revolucionario en la escena del rock inglés, se encontraba en una encrucijada.
El declive de Barrett
Barrett había sido el motor creativo detrás de los primeros años de Pink Floyd. Con él al frente, la banda produjo temas emblemáticos como “Arnold Layne” y “See Emily Play”, además de su revolucionario álbum The Piper at the Gates of Dawn (1967), donde Syd escribió casi todas las canciones. Sin embargo, mientras la banda ganaba popularidad, el estado del músico comenzó a deteriorarse.
En los escenarios, su comportamiento errático se volvía cada vez más evidente. A menudo se olvidaba de las letras, tocaba fuera de tono, e incluso dejaba de tocar por completo. La situación se hizo insostenible durante las giras de la banda por Gran Bretaña y Estados Unidos. En el legendario UFO Club de Londres, Barrett fue encontrado en un estado catatónico, tan desconectado de la realidad que ni siquiera podía moverse, a pesar de estar en el escenario.
Sus compañeros de banda, preocupados, lo pusieron de pie y lo llevaron a tocar, pero él permaneció inmóvil, con la guitarra colgada sin hacer nada durante todo el show. Este fue solo uno de los muchos incidentes que hicieron que los miembros de Pink Floyd, especialmente Roger Waters, llegaran a la conclusión de que su amigo ya no podía continuar.
La inclusión de David Gilmour
Con el futuro de Barrett incierto, Pink Floyd tomó una decisión difícil: agregar un nuevo miembro a la banda. En diciembre de 1967, David Gilmour, un guitarrista que conocía a Barrett desde los días en el Cambridge Tech, se unió al grupo como guitarrista adicional. Aunque inicialmente fue considerado como un suplente para cubrir las ausencias de Barrett, pronto se dio cuenta de que su presencia sería mucho más constante. En enero de 1968, la banda comenzó a utilizar a Gilmour para reemplazar a Syd en los escenarios, una solución que se convertiría en definitiva.
El último ensayo y el último show
El último ensayo de Pink Floyd con Barrett fue memorable, pero también un indicio de que su tiempo en la banda había llegado a su fin. En esa sesión, Syd presentó la canción “Have You Got It Yet?”, pero la interpretación fue un caos. La estructura de la canción cambiaba constantemente y Barrett lo hacía a modo de broma. “Diría que algunas partes de su cerebro estaban intactas, el sentido del humor era una de ellas“, dijo Gilmour sobre esa extraña experiencia.
Una semana después, el 26 de enero de 1968, mientras la banda se preparaba para tocar en la Universidad de Southampton, la banda no pasó a buscar a Barrett. Gilmour recordó que, en el auto rumbo al show, alguien preguntó: “¿Pasamos a buscar a Syd?” y la respuesta fue clara: “No nos molestemos”.
Aunque Barrett seguía siendo un amigo cercano de los miembros de la banda, la situación se volvió insostenible. Su incapacidad para contribuir de manera consistente a las presentaciones y grabaciones llevó a Pink Floyd a tomar la dolorosa decisión de que dejara el grupo. En marzo de 1968 la banda se reunió con sus representantes, Peter Jenner y Andrew King, para discutir su futuro. Finalmente, el 6 de abril de 1968 se anunció oficialmente su salida.
El último aporte de Barrett a la banda fue su participación en el segundo álbum, A Saucerful of Secrets (1968), donde cantó y tocó la guitarra en la canción “Jugband Blues”. Aunque su genio creativo ya no formaba parte del grupo, su legado siguió vivo en la música de Pink Floyd y la de sus miembros restantes, quien luego le dedicarían el disco Wish You Were Here y la hermosa “Shine On You Crazy Diamond”.