El 29 de junio de 1995, Soda Stereo lanzó Sueño stereo, su séptimo y último disco de estudio. Aquel álbum, cargado de psicodelia, electrónica y una melancolía anticipada, no solo marcó la despedida artística de una de las bandas más importantes del continente sino que también reveló, sin proponérselo, el nivel creativo al que podía llegar Soda cuando ya no sentía la obligación de gustar ni de perdurar.
Con canciones como “Zoom”, “Disco eterno” o “Ella usó mi cabeza como un revólver”, el disco condensó una época y una tensión. Fue compuesto y grabado luego de un período de separación informal que había comenzado tras la abrupta cancelación de la gira Dynamo en 1993, cuando Gustavo Cerati decidió dejar todo y mudarse a Chile para el nacimiento de su primer hijo.
Durante ese impasse, cada uno de los integrantes exploró otros proyectos y no estaba claro si volverían a juntarse. Pero lo hicieron, y el resultado fue un disco introspectivo, sofisticado y vanguardista, que funcionó como testamento sonoro y emocional del fin de una era para la banda porteña.
A continuación, 5 datos clave de Sueño stereo a 30 años de su lanzamiento.

1. Iba a ser un disco doble
Sueño stereo iba a ser, en su concepción original, un disco doble. Uno con las canciones “convencionales” y otro completamente instrumental y ambient. La compañía discográfica lo consideró inviable comercialmente y truncó el plan. Solo sobrevivieron dos piezas de esa idea: la misteriosa “X-Playo” -sin la voz de Cerati- y “Sonoman”, editada más tarde en Comfort y música para volar. Zeta Bosio confesó años después que ese costado ambient y electrónico era una pasión compartida con Gustavo, pero que quedó en el tintero.
En charla con Rolling Stone dijo.
“Cuando nos dimos cuenta de que todo ese rollo experimental estaba bueno, pensamos en mezclarlo y hacer un disco de canciones y otro ambient. Pegaba también con el juego de palabras que estábamos barajando para el título: Sueño stereo (…) Pero teníamos una compañía nueva, era el primer disco de Soda para BMG, y ellos se negaron rotundamente a editar un disco doble experimental, ja. No la vieron, hubiera sido genial”.
2. Estuvo signado por una tragedia familiar de Zeta
El 4 de julio de 1994, mientras Soda Stereo comenzaba a esbozar su nuevo disco, un trágico accidente marcó un antes y un después en la vida personal de Zeta y, por extensión, en el devenir emocional de la banda. Esa mañana, sus hijos Simón y Tobías (de 4 y 3 años) se dirigían al jardín de infantes cuando el auto en el que viajaban fue embestido por un colectivo. En medio del caos, el vehículo se incendió. Simón sobrevivió con graves quemaduras, pero Tobías no logró salir con vida.
“Nunca pensé en dejar de tocar, pero tampoco sabía cuándo volvería a hacerlo”, recordaría Zeta, atravesado por el dolor. El impacto emocional fue enorme y obligó a detener cualquier avance musical durante meses. “Lo de Zeta nos hizo barajar y dar de nuevo”, confesó Cerati. Pero también fue un punto de reencuentro humano entre los integrantes, que volvió a despertar ese lazo fraterno que, con el tiempo y las giras, se había erosionado. La tragedia, paradójicamente, los volvió a unir como banda y como amigos.
3. Se descartaron cuatro canciones
Sueño stereo también tiene un lado oculto: las canciones que quedaron afuera. En una decisión de último momento, la banda dejó fuera del disco cuatro temas que, originalmente, formaban parte de una secuencia conceptual. Se trata de “Sonoman”, “Planeador”, “Coral” y “Superstar”. Todas fueron publicadas más tarde, en 1996, en el “falso MTV Unplugged” Comfort y música para volar.
“Creo que todo lo que grabamos fue al disco, no quedaron canciones de descarte, salvo las que después fueron a parar al disco unplugged: ‘Coral’, ‘Superstar’, ‘Sonoman’ y ‘Planeador’, que en realidad es un demo que grabé ahí con toda la banda tocando al mismo tiempo. A Gustavo le gustó mucho cómo sonaba eso y no quiso regrabarlo, pero sí le grabó una letra encima”, recordó el productor Eduardo Bergallo.
4. Una gran parte del disco se grabó y mezcló en Londres
Luego de grabar las bases en Buenos Aires con Bergallo, Soda viajó a Londres para grabar las voces y mezclar el álbum en el estudio Matrix, ubicado en el subsuelo de un pub. A pesar de su apariencia decadente, el lugar tenía historia: por allí habían pasado The Smiths, Björk, Ride y Massive Attack. “Era un estudio muy under, todo grafiteado, parecía un baño de pub”, recordó Bosio. Incluso Cerati dejó algunos dibujos en las paredes.
Ahí trabajaron junto al joven ingeniero Clive Goddard y usaron un micrófono de cinta de los años 30 que aportó un tono particular a la voz. Durante los días libres, el grupo se empapó de la escena local y asistió al festival Tribal Gathering, donde vieron a Orbital, Moby y 808 State, profundizando su conexión con la electrónica que marcaría el sonido del disco.
5. El concepto detrás del arte de tapa
El título Sueño stereo surgió de una charla entre Cerati y su amiga Gabriela Malerba: ¿es posible soñar de a dos, sincronizados como siameses? La respuesta fue que no, pero esa idea de conexión marcó la estética del disco. Junto al diseñador Alejandro Ros trabajaron sobre la noción de dualidad, sincronía y concepción que derivó en una tapa con parlantes y espermatozoides con auriculares, símbolo de un vínculo sonoro y genético.
La portada original, que mostraba a dos siameses unidos por la cabeza, fue descartada por su crudeza, pero el espíritu del disco siguió latente. El resto del arte del álbum mantuvo ese juego entre lo onírico y lo simbólico: imágenes que combinaban objetos dispares buscaban evocar asociaciones ilógicas, como en un sueño.
“En un primer momento pensamos en esa imagen [la de los siameses] para que fuera la tapa del disco, pero como no todos los integrantes del grupo estaban convencidos, la descartamos y nos quedamos con el concepto de soñar en stereo y la idea de la concepción como parte del asunto. De ahí esos espermatozoides/auriculares”, explicó Zeta.