Amy Winehouse murió en julio del 2011, con solo 27 años y una carrera tan exitosa como prometedora. La artista irrumpió en la escena con su disco Frank y en 2006 lanzó Back To Black, un auténtico fenómeno a nivel mundial. El mismo año de su fallecimiento se lanzó el disco Lioness: Hidden Treasures, compuesto de versiones, demos y rarezas de su trayectoria. Es allí donde se incluye la última canción que grabó la cantante.
Se trata de “Body and Soul”, un tema que hizo junto a Tony Bennett para su álbum Duets II. Con esta colaboración, Winehouse tuvo la posibilidad de volver al jazz, una de sus raíces más fuertes como cantante. Grabada en marzo de 2011, la pieza se lanzó el 14 de septiembre de ese mismo año a modo de single, coincidiendo con la fecha de cumpleaños de la artista.
Sobre su encuentro con la cantante de “Rehab”, Bennett reveló: “Amy era comprometida, divertida, encantadora y muy profesional pero un poco tímida. Dijo que estaba nerviosa porque nunca había grabado una canción con alguien que ella consideraba como uno de sus ídolos” (vía Far Out). Además, Bennett la reconoció como una de las voces más llamativas de nuestro tiempo.
“Si hubiera vivido, hubiera estado a la altura de Billie Holiday y Dinah Washington. Es simplemente una tragedia”, afirmó. Tanto la interpretación de Winehouse como su look y su estilo musical se presentaron con una estética retro que la conectaban con las mencionadas cantantes, al igual que Etta James, Carole King, entre otras.