Coldplay, una de las bandas más exitosas del siglo XXI, tuvo sus inicios en Londres a finales de los años 90. Formada por Chris Martin, Jonny Buckland, Guy Berryman y Will Champion, la banda comenzó su camino con un sonido melódico que mezclaba elementos del rock alternativo y el pop británico, caracterizado por letras introspectivas y emotivas.
Los miembros del grupo se conocieron mientras estudiaban en el University College de Londres y fue allí donde comenzaron a tocar juntos, inicialmente bajo el nombre de Starfish. Su primer EP, Safety (1998), capturó la atención de sellos discográficos, pero fue su segundo EP, The Blue Room (1999), el que les aseguró un contrato con Parlophone Records.
Las influencias de Coldplay y la banda que lo cambió todo
En sus primeros años, la banda estuvo fuertemente influenciada por grupos y artistas como Radiohead y Jeff Buckley. En diálogo con NME, Martin explicó: “Cuando tenía 19 años y Coldplay se estaba formando, se puede escuchar en nuestras primeras canciones que mis dos principales influencias en ese momento eran Jeff Buckley y Radiohead”.
“Jeff porque podía cantar en el mismo rango (…) Radiohead en ese momento eran de una parte socioeconómica similar del país y eran brillantes. Me hicieron sentir que era posible estar en una banda”, reflexionó. Sin embargo, Martin confesó que fue otra banda la que lo cambió todo para él y su proyecto: The Flaming Lips.
Así lo describió:
“En 1999 tocamos en el Festival de Reading en la parte inferior del cartel en la carpa de nuevas bandas. En la parte superior de la grilla estaban los Flaming Lips, de quienes había leído en el NME y Melody Maker, porque todos estaban hablando de The Soft Bulletin [noveno disco del grupo] y diciendo que era el mejor álbum de todos los tiempos (…) ‘The Spark That Bled’ fue la primera que escuché cuando los vi en vivo y cambió mi mundo por completo (…) Wayne Coyne fue la primera persona que vi en carne y hueso, siendo realmente él mismo. Cambió mi vida”.
El resto es historia
Con el lanzamiento de su álbum debut Parachutes (2000), Coldplay logró un éxito instantáneo. Canciones como “Yellow” y “Shiver” mostraron una sensibilidad melódica distintiva, marcada por guitarras suaves y la voz sincera de Martin.
Parachutes fue un punto de inflexión en la escena del rock británico, ayudando a definir el sonido del post-Britpop, alejándose del estilo abrasivo de Oasis y adoptando una postura más emocional y reflexiva, semejante a la de los Flaming Lips.