Los años 60 y 70 vieron pasar a algunos de los mejores guitarristas de la historia, con el rock and roll angloparlante sonando en cada radio. Si de referentes se habla, Jimi Hendrix fue el N°1 indiscutido, y por debajo, muy cerquita de él, Eric Clapton. Con su técnica e impronta, lograron coronarse como dos de los guitarristas más prestigiosos y elogiados a través de los años. Además, ambos tenían un vínculo cercano, afectuoso y de gran admiración.
Antes de conocerlo en persona, Hendrix era un gran aficionado de Clapton, sobre todo de su aporte como guitarrista en Cream, el power trío que fundó junto a Jack Bruce y Ginger Baker. De hecho, cuando Jimi llegó a Londres en 1966, Cream era la banda más importante y popular de toda la ciudad. Aunque luego derrocaría al “Dios” Clapton de su olimpo, Hendrix sentiría un gran apego por su música y su forma de tocar.
De todas las canciones de Cream, había una en particular que volvía loco a Hendrix: la gran e increíble “White Room”, uno de los singles más conocidos de la banda, publicado originalmente en 1998. Jimi sentía que ese tema en especial personificaba el sonido que él aspiraba a lograr y deseaba replicar en sus propios discos. Lo curioso es que, con el tiempo, el propio Bruce confesaría que la inspiración para esa canción provino de Hendrix.
En una entrevista con Forbes, publicada en 2023, el bajista y vocalista de Cream declaró: “La inspiración para la música vino de conocer a Jimi Hendrix y su enfoque para tocar. De hecho, vino a la sesión de grabación de esa canción en Nueva York y me dijo: ‘Ojalá pudiera escribir algo así’. Y yo le contesté: ‘¡Pero eso viene de ti!’”.