La carrera musical de David Bowie fue tan fructífera y diversa que logró coronarlo como uno de los referentes artísticos definitivos. El ascenso empezó en 1969 con Space Oddity, que se convirtió en su primer gran éxito. El auge, por otro lado, llegó a finales de la década con Hunky Dory y su continuación, The Rise and Fall of Ziggy Stardust and The Spiders From Mars.
Cuando llegaron los 80, Bowie intentó reinventar su sonido con cadencias propias de la época. Durante estos años sacó Scary Monsters (and Super Creeps) y Let’s Dance, el álbum más popular del artista en esta década. El material discográfico ofrecía una gran lista de canciones festivas, llenas de ritmos disco y funk, además de incorporar “China Girl”, un track que originalmente se grabó para The Idiot de Iggy Pop.
El disco con el que tocó fondo
Sin embargo, no todo fue color de rosas para The Starman. Según recuerda Far Out Magazine, tanto Bowie como muchos fans coincidieron en que su carrera tocó fondo en 1987 con el disco Never Let Me Down. “Never Let Me Down tenía buenas canciones que maltraté. Realmente no me apliqué”, reflexionó Bowie en una ocasión sobre el álbum, señalando la producción. “No estaba muy seguro de lo que se suponía que debía hacer” agregó.
En otra entrevista de 1995, Bowie declaró a la revista Interview lo siguiente: “Me sentía insatisfecho con todo lo que estaba haciendo y, con el tiempo, empezó a notarse en mi trabajo. Let’s Dance era un álbum excelente en cierto género, pero los dos siguientes mostraron que mi falta de interés por mi propio trabajo se estaba haciendo realmente transparente. Mi punto más bajo fue Never Let Me Down. Fue un álbum horrible“, concluyó.